martes, 29 de octubre de 2019

Pocos ejemplos más claros


Por diversas circunstancias de la vida existen quienes deben actuar en momentos críticos de la historia y en situaciones muy adversas, sobre las que tienen escaso o nulo control. Lejos de recibir reconocimientos, después de haber hecho lo que debieron se convertirán en blanco de severas críticas, cuando no del franco rechazo por parte de los demás. 
Algo de esto –según Michel Tournier- le ocurrió a Lothar de Maizière. 
Después de hacerse abogado, se especializó en la defensa de los alemanes del Este detenidos por haber intentado pasar ilegalmente al oeste. Detrás de los jueces estaba la todopoderosa Stasi, la policía política, y había que ser muy astuto con ella para obtener las penas mínimas. En los mejores casos, se conseguía una expulsión al Oeste. Pero a veces el abogado tenía que enfrentarse amargamente con la acusación de “complicidad” con la Stasi por parte de antiguos clientes. Una situación verdaderamente inextricable. 
En aquellos tan difíciles momentos alguien debía intentar aprovechar los pequeños resquicios de negociación, procurando de esa manera buscar alternativas a situaciones que en principio parecían no tenerlas. Continúa Tournier
El caso más dramático fue el del abogado Wolfgang Vogel, que se había especializado en la “venta” a la Alemania del Oeste de prisioneros políticos detenidos en las cárceles del Este. Hoy en día está totalmente desacreditado. 
El mismo Lothar de Maizière –citado por Michel Tournier- explica la tarea que debió realizar Wolfgang Vogel
La función que él cumplía era indispensable. Mire usted, cuando se rompe una tubería de desagüe, es preciso que algún fontanero se sacrifique y baje a la cloaca para repararla. Cuando sale, todo el mundo le dice: “¡Cómo apestas!”. 
Lo del título, pocos ejemplos más claros.                                 

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