Por
diversas circunstancias de la vida existen quienes deben actuar en momentos críticos
de la historia y en situaciones muy adversas, sobre las que tienen escaso o nulo
control. Lejos de recibir reconocimientos, después de haber hecho lo que
debieron se convertirán en blanco de severas críticas, cuando no del franco
rechazo por parte de los demás.
Algo
de esto –según Michel Tournier- le ocurrió a Lothar de Maizière.
Después
de hacerse abogado, se especializó en la defensa de los alemanes del Este
detenidos por haber intentado pasar ilegalmente al oeste. Detrás de los jueces
estaba la todopoderosa Stasi, la policía política, y había que ser muy astuto
con ella para obtener las penas mínimas. En los mejores casos, se conseguía una
expulsión al Oeste. Pero a veces el abogado tenía que enfrentarse amargamente
con la acusación de “complicidad” con la Stasi por parte de antiguos clientes.
Una situación verdaderamente inextricable.
En
aquellos tan difíciles momentos alguien debía intentar aprovechar los pequeños
resquicios de negociación, procurando de esa manera buscar alternativas a
situaciones que en principio parecían no tenerlas. Continúa Tournier
El caso
más dramático fue el del abogado Wolfgang Vogel, que se había especializado en
la “venta” a la Alemania del Oeste de prisioneros políticos detenidos en las
cárceles del Este. Hoy en día está totalmente desacreditado.
El
mismo Lothar de Maizière –citado por Michel Tournier- explica la tarea que
debió realizar Wolfgang Vogel
La
función que él cumplía era indispensable. Mire usted, cuando se rompe una
tubería de desagüe, es preciso que algún fontanero se sacrifique y baje a la
cloaca para repararla. Cuando sale, todo el mundo le dice: “¡Cómo apestas!”.
Lo del
título, pocos ejemplos más claros.
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