Cada país puede coleccionar una amplia muestra de
ellos y los de los políticos son muy celebrados por la aversión que muchas
veces producen entre el personal. En esto -como en tantas otras cosas- si los
comete uno mismo, familiares o amigos, enseguida se apela a la indulgencia
plenaria; pero cuando la víctima del error (y a veces del horror) es alguien
por quien sentimos antipatía, entonces pedimos para él todo el peso de las leyes
del buen decir.
José Luis Melero presenta una muestra de la vida
política de España.
Algunos de los lapsus y gazapos de los políticos en
los últimos años son ciertamente divertidos. (…) los errores de Mariano Rajoy
se han hecho ya célebres: dio gracias a las autoridades cubanas cuando estaba
delante de las peruanas, (…) y su frase de que “Lo que nosotros hemos hecho,
cosa que no hizo usted, es engañar a la gente” dio la vuelta al mundo.
Pero según Melero mención aparte merece un político
catalán de la década de los treinta del siglo pasado.
(…) Joan Pich i Pon, alcalde lerrouxista de Barcelona
y gobernador general de Cataluña en 1935. Sus errores y gazapos dieron nombre a
un género sublime: las “piquiponadas”. Una de las más célebres es la que
pronunció aquel día en que quiso reconocer que había cometido una: “El otro día
dije una de órgano…”.
Es importante tomar en cuenta –de acuerdo a lo que
sostiene Melero- que el personaje de marras procedía de un entorno familiar de
poca cultura libresca, lo que invita a mayor consideración en relación a sus
gazapos.
Pich i Pon fue un hombre hecho a sí mismo, de familia
humilde, que apenas sabía leer y escribir y que, por esas cosas de la política,
llegó a ocupar los más altos cargos. Anduvo metido en los líos del estraperlo y
se exilió nada más comenzar la Guerra Civil. Murió en París en 1937.
Asimismo conviene no olvidar que la fina oratoria de
muchos políticos provenientes de círculos sociales selectos y distinguidos, no
fue obstáculo para que cometieran todo tipo de corruptelas e injusticias.
Precisado lo anterior, y siempre citando a José Luis
Melero, celebremos los lapsus y gazapos del citado personaje.
Josep Maria Albaigés, que ha recopilado sus
principales piquiponadas en el libro La
divertida incultura, declaró que tal vez la más antigua y recordada es la
que pronunció en un acto público: “Al oír cantar La Marsellesa, se me erizan los pelos del corazón”. Pero hay otras
muchas gloriosas: “Este calor es impropio de estos días. Parece que hayamos
entrado en plena calígula”, “Para mí,
el tirano más famoso fue el Tirano de
Bergerac” o la que pronunció tras asistir a un entierro: “Estuve allí de cuerpo
presente”.
Ya habrá oportunidad de volver con el tema dado que
por nuestros rumbos tenemos verdaderas joyas del género que pueden competir seriamente
con las aquí mencionadas.
1 comentario:
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Adauto Puñales fue intendente del departamento de Rocha: "El comunismo es como un pulpo, que con sus testículos nos atrapa" dijo en 1985.
El Contralmirante Hugo Márquez de la Marina uruguay dijo que gracias a la dictadura "Logramos dar un giro de 360 grados" Luego se justificó argumentando que a veces cuando una nave estaba en peligro en el mar se hacía una maniobra de salvataje así.
Hay una que se la han atribuido a todos los dictadores latinoamericanos: "el país estaba al borde del abismo pero con mi gobierno dimos un paso adelante", probablemente sea falsa aunque revela tanto la bestialidad (no era sólo idiomática) de aquellos gobernantes y al mismo tiempo que el humor es un arma de resistencia política contra los tiranos.
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