Muchas
veces el dilema reside en ¿ver o no ver?, ¿encerrarse o asomarse al balcón para
observar la vida?
La
historia la cuenta George Steiner y la retoma Luís Pousa bajo el título “Las
persianas”.
Tal vez
con los años el relato ha ido creciendo y adornándose hasta alcanzar la belleza
de la épica. Lo cuenta George Steiner. Sucedió cuando el futuro escritor tenía
apenas seis años y la familia ya se había instalado en París huyendo de Viena y
del avance de las pisadas y cristales rotos del nazismo. Pero en 1935 el
nazismo no estaba ni mucho menos recluido en Austria y Alemania, así que
también persiguió a los Steiner hasta el centro de París. Aquella tarde, el
pequeño Steiner volvía con su niñera del liceo por la calle de la Pompe y se
cruzó con un grupo de fascistas que caminaban detrás del coronel La Rocque
gritando “¡Muerte a los judíos!”. Cuando al fin llegaron a casa, su madre,
asustada por el tumulto, ordenó que bajasen las persianas para no soportar
aquellos gritos inmundos.
De acuerdo
con lo narrado por Steiner –citado por Pousa- las cosas cambiaron cuando
apareció el padre.
Pero
entonces, recuerda Steiner, apareció su padre y dio la contraorden: “Subid las
persianas”. En lugar de proteger al niño de aquel griterío infame, Steiner
padre lo sacó al balcón y le pidió que mirase aquella escena atentamente. Los
extremistas seguían con su enfermiza cantinela detrás del coronel: “¡Muerte a
los judíos! ¡Muerte a los judíos!”. Y entonces, su padre le explicó a George
Steiner de qué iba todo aquello:
-Eso se
llama Historia y nunca debes tener miedo.
Aquí
concluye el relato de Steiner pero Luís Pousa exhorta a tomar ejemplo de ello
ante la realidad que hoy se vive.
Supongo
que el tiempo y el talento literario de Steiner habrán embellecido el episodio
original. Qué más da. Lo único que importa es que en estos días en que a la
historia se le da de nuevo por pasar bajo nuestro balcón tengamos claro
exactamente eso: que sólo es la historia y que no debemos tenerle miedo.
Previene
de lo que significaría reaccionar bajando las persianas. “Porque lo contrario,
dejar que el terror nos paralice hasta el punto de bajar las persianas de
Occidente, sería traicionar a todos los que sí supieron aguantar la mirada
despiadada de la historia.”
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