viernes, 14 de febrero de 2020

Mamá, ¿estás bien?


Hay historias que nos dejan sin palabras, tal como esta que cuenta James Rhodes.

Hace años, una madre roció a sus dos hijos con gasolina y les prendió fuego. Quizá se dio cuenta tarde de que no estaba preparada para la maternidad. Mientras los regaba con gasolina, el líquido le salpicó en los brazos. Cuando prendió la cerilla, ella y sus hijos empezaron a arder.
Uno de los niños ha sobrevivido. Está cubierto de quemaduras, de la cabecita a los pies, tumbado en la cama de un hospital. Su madre, arrestada y con los brazos quemados, puede pasar el resto de su vida entre rejas. Tiene permiso para visitarle. Su hijo sabe lo que ella le ha hecho a él y a su hermano, mira sus vendajes y lo primero que pregunta es: “Mamá, ¿estás bien?”.
Mamá.
¿Estás bien?

Rhodes, reconocido pianista británico, intenta entender. 

Todos necesitamos proteger aquello que amamos. Tanto si ese amor es correspondido como si no. Los padres lo sienten por sus hijos y los hijos por sus padres, incluso si son unos monstruos. Quizás es una necesidad que nos imbuyó Dios al ser concebidos para obligarnos a ser mejor personas. Para poner amor donde hay odio.

En lo dicho al inicio, sin palabras.

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