En
otros momentos ya nos hemos referido –y lo seguiremos haciendo- a diversas facetas
del proceso creativo, a los caminos del arte.
Ahora
presentamos un breve texto de Manuel Llorente que da cuenta de una deliciosa
conversación entre Susan Sontag y Jonathan Cott.
"¿No
crees", pregunta Susan Sontag a Jonathan Cott, "que hay un montón de
gente que acepta las ideas de R.D. Laing de que los locos, después de todo,
saben algo que nosotros no sabemos y han llegado hasta algún confín de la
conciencia? Hace poco apareció en The New
York Review of Books un artículo de Nigel Dennis, uno de los escritores que
más admiro, que reseñaba un libro sobre el tratamiento de Nadia, una niña de
cinco años que era una artista brillante que podía dibujar como Goya". Y
añade que era una niña cualquiera pero autista. "La curaron y ya no puede
dibujar".
La
respuesta de Jonathan Cott es categórica.
Es lo que
dice Rilke: “No me quiten mis demonios porque mis ángeles se irán con ellos”.
Susan Sontag
coincide con ello y añade
Sí, y eso
pasa porque las dos cosas van juntas. (…) El mundo debería ser un lugar seguro
para los marginales, la gente siempre debería tener la posibilidad de sentarse
en la vereda de brazos cruzados. Estoy totalmente a favor de los desviados.
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