lunes, 23 de marzo de 2020

Un examen original


Hay docentes que no quieren hacer las mismas preguntas de siempre, que buscan innovar pero sucede que a veces se le va la mano. Lo cuenta Gabriel García Márquez

Un maestro de literatura le advirtió el año pasado a la hija menor de un gran amigo mío que su examen final versaría sobre “Cien años de soledad”. La chica se asustó, con toda la razón, no sólo porque no había leído el libro, sino porque estaba pendiente de otras materias más graves.

Aunque la situación se presentaba complicada, la alumna pudo ir bien preparada a la prueba gracias al apoyo de su padre.

Por fortuna, su padre tiene una formación literaria muy seria y un instinto poético como pocos, y la sometió a una preparación tan intensa que, sin duda, llegó al examen mejor armada que su maestro.

Y fue entonces –continúa García Márquez- cuando surgió lo inesperado.

Sin embargo, éste le hizo una pregunta imprevista: qué significa la letra al revés en el título de “Cien años de soledad”. Se refería a la edición de Buenos Aires, cuya portada fue hecha por el pintor Vicente Rojo con una letra invertida, porque así se lo indicó su absoluta y soberana inspiración. 



El desenlace es previsible porque “la chica, por supuesto, no supo qué contestar.”

Lo que ya de plano constituye una paradoja –concluye García Márquez- es que el propio artista también habría sido reprobado por tan creativo profesor: “Vicente Rojo me dijo, cuando se lo conté, que tampoco él lo hubiera sabido.”

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