martes, 1 de febrero de 2022

Comentario

 

En base al artículo publicado por Núria Jar en el periódico La Vanguardia (Barcelona) el 23 de julio de 2017 acerca de médicos convertidos en pacientes, ya hemos presentado en este espacio dos notas que aluden a ello (http://habladuriacronicasdelocotidiano.blogspot.com/2019/10/un-diagnostico-esquivo.html

y http://habladuriacronicasdelocotidiano.blogspot.com/2019/03/cuando-en-cuestion-de-segundos-se-apaga.html)

En esta ocasión, y en base al mismo artículo, veremos otro caso en el que un doctor en forma repentina se transforma en paciente.

La (…) metamorfosis de médico a paciente sucedió dentro de un escáner de rayos X. Concretamente en la misma máquina que el doctor Manel Escobar, director clínico de diagnóstico por la imagen del hospital Vall d’Hebron, utilizaba a diario para diagnosticar y hacer el seguimiento de pacientes con cáncer. Un lunes, posterior a un fin de semana con molestias, Escobar pidió a su técnico de radiología que le hiciera un escáner.

El propio doctor Escobar supo de inmediato de qué se trataba

(…) él mismo fue quien interpretó la fotografía donde apareció un cáncer de páncreas localmente avanzado. “Como radiólogo sabía exactamente ante qué estaba: uno de los cánceres con peor pronóstico”. Le esperaba un tratamiento duro de quimioterapia, radioterapia y una cirugía muy agresiva para el abdomen.

Felizmente, aclara la nota, el padecimiento del doctor Manel Escobar tuvo una evolución favorable, lo que le ha permitido de forma vivencial confirmar algunos conocimientos.

Ahora que lo ha superado quiere compartir su experiencia para inspirar esperanza en otros. “Creo que el aspecto psicológico de una enfermedad, cómo se siente un paciente y cómo le hacemos sentir los médicos, es fundamental para que el proceso de curación sea bueno”.

A escala emocional no todo el mundo encara una enfermedad del mismo modo.

Sostiene que mantenerse activo, ir a trabajar aun en condiciones tan especiales fue para él un aspecto decisivo en su recuperación.

El doctor Escobar iba al hospital conectado a una petaca que le subministraba quimioterapia durante 48 horas. “Yo iba a trabajar no porque fuera un héroe, hacía un esfuerzo porque psicológicamente para mí era vital sentir que estaba en el proceso de curación”.

En esas estaba -señala la nota de Núria Jar- cuando se presentó un pequeño acontecimiento al que el doctor Escobar atribuye particular relevancia.

El tumor se le había reducido mucho y, contento, bromeaba sobre su recuperación. De repente, un oncólogo joven le respondió: “Eso ya lo veremos”. A pesar de que no lo dijera adrede, aquel comentario le dejó “absolutamente hundido”, detalla del recuerdo.

Aquellas escasas palabras del joven colega (a quien no atribuye mala intención) le dejaron muy mal sabor en su experiencia como paciente.

Sería conveniente (aunque la sugerencia llegue tarde y exista ya una amplia biblioteca sobre la materia) que los médicos devenidos en pacientes dejen por escrito sus aprendizajes de cuando les tocó estar del otro lado del mostrador.

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