Muchos son los motivos para que cierta información se
constituya en secreto. La materia del mismo puede ser variada: una estrategia militar
ya diseñada y próxima a llevarse a cabo, tener la primicia de una próxima
devaluación de la moneda o del relevo de un personaje clave en el elenco político,
hasta un simple chisme de menor entidad…
Por definición se trata de algo que no debe trascender;
si así aconteciera -por lo menos parcialmente- dejaría de ser secreto.
Quien está en posesión de él no debe revelarlo; esa es
la ley primera y única en este rubro. Sin embargo, todos sabemos por
experiencia propia lo difícil que es cerrar la boca y aguantar la presión de lo
que busca salir.
Las razones para develar (correr el velo de lo que
debería estar cubierto) lo que debe mantenerse en reserva son diversas: ya no
soportar la presión interior, confiar totalmente en el interlocutor con quien
se comparte la cuestión, encontrarse bajo los efectos de algunos tragos que
sueltan la lengua, ser transparente en demasía, querer destacar por rebote en
virtud de lo que se da a conocer, afán de perjudicar la fama o prestigio de un
tercero y muchos etcéteras.
Es curioso que la caracterización de quienes son
garantía de discreción en ocasiones no es muy feliz que digamos: puedes confiar
en mengana o fulano, ¡son una tumba!
Abel J. Fortunato sostiene que si se quiere que algo se sepa, debe atribuírsele la calidad de secreto: “El operativo debía realizarse en forma secreta, método comprobado como infalible cuando el objetivo es que se entere todo el mundo.”
Hay quienes establecen comparaciones en este terreno porque de acuerdo a su punto de vista existen nacionalidades entre las que no es recomendable confiar demasiado en este renglón, mientras que otras son más propensas a mantener secretos a buen recaudo. Afirma Matías Serra Bradford que John Berger “vivía en Francia, pero tenía especial debilidad por Polonia, porque los polacos respetan los secretos.”
Finalmente, para Luis Landero: “No hay nadie que no se lleve un secreto a la tumba, y no hay mayor gloria para un secreto que morir sin haber sido desvelado.”
Pero
también se puede percibir una fuerza en sentido contrario cuando alguien
sintiendo cercano el fin de su vida, decide dar a conocer algo que mantuvo en
silencio durante mucho tiempo. Algo así como un acto de liberación en el umbral
con el fin de irse más ligero de equipaje.