martes, 27 de mayo de 2025

Espacios de rebeldía

 

Sobran motivos para resistir ante tantas situaciones del mundo en que vivimos. Seguramente esta afirmación no es exclusiva de nuestro tiempo, pero en él adquiere carácter de urgencia.

Claro que existen quienes aceptan o se resignan a diversas realidades; principalmente por cuestión de privilegios o desconocimiento. Como lo decía Giovanni Papini: “(…) no hay señal más cierta de un espíritu mezquino que sentirse satisfecho de todo.”

Hace ya algunos ayeres Demócrito había dejado la advertencia: “(…) me río del hombre, lleno de estupidez (…) [que] se esfuerza por poseer cada vez más para ser cada vez menos.” Tal vez a ellos aludía León Tólstoi: “Algunas personas pasan por nuestra vida para enseñarnos a no ser como ellas.”

Y entonces se trata de resistir, de rebelarse.

Los caminos para hacerlo son muchos y no faltan las polémicas a ese respecto.

En esta ocasión no entramos en ello; nos limitamos a convocar a dos mujeres que dejaron huella en este terreno.

Es el caso de Anne Dufourmantelle  

(…) Porque el recurso interior pasa por la revuelta y la resistencia; suerte de ascesis anti-consumista, es una capacidad de entrar en resonancia con el mundo sin dejarse captar.

Así es como engañaremos esta soledad para ir a buscar una piel nueva, una mirada diferente que nos diga quiénes somos, liberándonos al mismo tiempo de ese lastre de ser uno mismo, aunque sea brevemente, incluso por un fragmento de noche.

Por su parte Doris Lessing conoció del enorme esfuerzo personal de ser rebelde, así como del sentido de intentarlo.

Ser rebelde lleva la vida entera,

borrarte los privilegios de la piel,

inscribirte en la soledad del desacuerdo,

dejar atrás a los usurpadores....

No hay premio a una rebelde

más allá de poder regar sus flores en el tiempo que apropia,

salir a dar de comer a las aves una mañana donde el capital devora, sonreír con los dientes maltrechos ante la desventura del desayuno, ser indigente en la casa que nadie sueña.

Las rebeldes saben de qué están hechos los premios,

rechazan los mendrugos que lanza la mano del opresor.

Una rebelde tiene como único premio la vida, porque de ella nadie se apropia, en ella nadie la usurpa,

porque es la única tierra propia de cada rincón donde duerme.

Su rebeldía alcanza siempre a cobijar el desánimo del progreso

y si de paso una rebelde tiene la alegría en soledad, ha vencido al mundo.

martes, 20 de mayo de 2025

Formas de ser

 

Referirse sin más a formas de ser seguramente deja mucho que desear en cuanto a precisión conceptual, pero manifiesta con claridad a lo que aludimos.

El asunto da para mucho: ¿cómo se constituye la forma de ser?, ¿qué tanto es lo que trae consigo la persona y cuánto lo que determina su entorno?, ¿hay solo una forma de ser o son varias las que pueden caracterizar a una misma persona a lo largo de su vida?...

Las preguntas abundan, las respuestas contundentes escasean.

Muchas son las clasificaciones propuestas que intentan dar cuenta de este amplio espectro; algunas simples, otras complejas. Ahora solamente me referiré a dos formas de ser que de alguna manera resultan antagónicas.

Con su maestría habitual Julio Ramón Ribeyro da cuenta de aquellas

(…) personas para las cuales ser simpáticas constituye su única profesión. Viven de su simpatía como otras viven de su ciencia medicinal, de su habilidad para el comercio o de su pericia en tocar la flauta.

Por su parte Marta D. Riezu alude a un individuo que viene en otra presentación.

Hay un tipo de persona terca, libre y con empuje para apartarse del discurso ortodoxo de su gremio. Ni siquiera se da cuenta, no funciona a la contra, solo hace lo que le da gana y cree en ello ciegamente. Alguien con esa mirada es casi invencible.

Sin duda existen formas de ser con las que nos sentimos más afines, mientras que otras nos provocan cierto rechazo.

Tal vez -podrían decir algunos especialistas- son maneras de proyectarnos.

martes, 13 de mayo de 2025

Porque hay de olores a olores

 

En alguna ocasión hemos abordado en este mismo espacio el tema de los olores (https://habladuriacronicasdelocotidiano.blogspot.com/2021/04/un-paseo-por-los-olores.html).

Ahora volvemos a la cuestión porque, como veremos, también esto de los olores tiene su historia.

Irene Vallejo cuenta que “Los hombres santos entendieron el hedor como una medida de devoción ascética. Rechazaban el aseo para expresar su oposición al estilo de vida de los romanos.”

Es así como el (mal) olor pasaba a ser una medida de resistencia y Vallejo presenta un par de ejemplos más que ilustrativos. “Simeón el Estilita se negaba a dejarse tocar por el agua y “tan potente y hediondo era el hedor que resultaba imposible ascender aunque solo fuera hasta mitad de la escalera sin malestar”, pero también de la otra parte había medidas de resistencia ya que “algunos de los discípulos que se obligaban a llegar hasta él no podían subir hasta que se habían untado en la nariz incienso y ungüentos fragantes”.

En el otro ejemplo señala que “después de pasar dos años en una cueva, san Teodoro de Siqueón emergió ‘con un hedor tal que nadie soportaba estar cerca de él’.”

A estos anacoretas o monjes del desierto no les era posible predicar en cercanía: es más, ni siquiera querían hacerlo porque lo que procuraban era la soledad que les permitiera el encuentro con Dios.

Según Vallejo -citando a Clemente de Alejandría- había razones para aquellas costumbres.

Clemente de Alejandría escribió que el buen gnóstico cristiano no quiere oler bien: “Repudia los placeres espectaculares y los demás refinamientos del lujo, como los perfumes que halagan el sentido del olfato o las atracciones de los diversos vinos que seducen el paladar o las guirnaldas fragantes hechas con distintas flores que debilitan el alma a través de los sentidos”.

Concluye Irene Vallejo con una conclusión incontrovertible: “En aquel tiempo, el ‘olor de santidad’ era fétido.” Y tal vez alguien pueda acotar que en algunos casos no solo “en aquel tiempo”.

En otro orden de cosas Marta D. Riezu repara en la importancia del olfato en un sentido amplio. “Todos tenemos olfato, pero para oler y entender historias hace falta un cierto entrenamiento. De entre todas las creaciones del hombre, es una de las más inasibles y frágiles.”

Situado en lo literal, comparte lo que sostienen algunas investigaciones en relación a que “cuando aún estamos dentro de nuestras madres y no podemos tocar, ver ni oír demasiado, nuestra nariz ya trabaja a destajo.”

También subraya la memoria del olfato a lo largo de nuestra vida. “Los aromas se atesoran de forma inconsciente y visceral; de ahí que, quince años después, pasemos por una calle, huela a nuestra guardería y paremos en seco de la impresión.”

Todos tenemos experiencias en esto de los olores que permanecen en nuestra memoria, y nuestras emociones, y que se hacen presentes nuevamente a la menor provocación.

martes, 6 de mayo de 2025

La serie completa de Breverías

Con la publicación de Breverías uruguayas (2025), se cierra esta serie compuesta también por Breverías españolas (2023), Breverías mexicanas (2024) y Breverías argentinas (2024).





Estas compilaciones han sido editadas en Madrid por la editorial Y griega, a quien mucho agradezco su interés en la propuesta.
Muchas gracias también a amigos y colegas que me han respaldado en este proyecto llevado a cabo.
Ojalá que las mencionadas publicaciones puedan ser de interés para algunos lectores.