martes, 6 de noviembre de 2012

El amarillismo de la nota roja


El espacio destinado a las distintas secciones que integran un periódico depende del tiempo que se vive. Así, es notable como la presencia de la nota roja ha ido desbordando los límites que históricamente le fueran asignados, para hacerse presente en secciones que antes le estaban vedadas, como deportes, sociales, cultura, etc.  Otro tanto sucede en los medios radiofónicos y televisivos.

La explicación de ello, entre otras causas, tiene que ver con que la vida en sociedad se ha vuelto más  violenta así como también con la mercantilización de los medios. Carlos Monsiváis opina que “también intervienen en este alarmismo la certidumbre de los editores (‘Escándalo es no vender’) y la costumbre popular de unir ‘noticia’ y ‘espectáculo violento’.” Y es que al decir del mismo autor, la nota roja “es nuestra catarsis elemental” y en ella “la tragedia se vuelve espectáculo”.

Pero ello no debe conducir al error de considerar que en épocas anteriores no hubo interés en estos temas. Clara G. García García aclara el punto.

Desde que existen medios de comunicación masiva, este conjunto de temas que ahora conocemos como “nota roja” atrajo a lectores de todo tipo e incluso se convirtió en un gancho para atraer la atención hacia esos medios y aumentar su difusión. (...)
La doctora María del Carmen Ruiz Castañeda, una de las pioneras del estudio de la historia de la prensa en México, ha señalado que en la época colonial se pegaban en las puertas de la catedral los edictos con que el Tribunal de la Fe, la Santa Inquisición, condenaba a muerte a alguna de las 43 personas que sentenció a lo largo de su funcionamiento en la Nueva España. Estos edictos tenían un característico sello rojo, por lo que este color se identificó con este tipo de informaciones.

Desde hace mucho tiempo han existido, y de hecho perduran aunque con otros nombres, periódicos verdaderamente especializados en este rubro, como es el caso de Alarma! y Alerta. Dice Rafael Barajas, El Fisgón, en su libro Sólo me río cuando me duele. La cultura del humor en México (México, Planeta, 2009), que en el habla popular fueron apareciendo referencias a la crónica roja: "me podrá ir mal, pero peor le fue al que salió en la portada del Alarma!". Y profundiza en la cuestión.

A principios del siglo XXI, en el Distrito Federal se siguen publicando cuatro periódicos de nota roja (La Prensa, El Sol de México, Metro y Ovaciones de la Tarde) con tirajes enormes. Sin embargo, la publicación emblemática de la nota roja nacional es la revista Alarma! que se publicó de 1950 a 1983. En sus portadas esta revista publicaba, esencialmente, fotografías espeluznantes de escenas escabrosas -cadáveres, cuerpos mutilados y otras lindezas-, aderezadas con cabezales escandalosos que hicieron escuela: se trata de frases sintéticas, contundentes y llamativas que apelan al morbo de manera fulminante:
  No me mates papacito, no he hecho nada malo

Según El Fisgón ante la escasez de información truculenta la misma se produce con la finalidad de no defraudar al público. “En el libro Picaresca de la nota roja, Miguel Donoso Pareja refiere que con cierta frecuencia los redactores de la sección policiaca inventan sus historias, ya sea porque escasean los hechos de sangre, por pereza o por mera diversión (…)” y para confirmar el aserto recurre al testimonio de su colega Pedro Miguel quien  “afirma haber conocido a un tipo que posaba para algunas fotografías de Alarma!”.

Guiados por El Fisgón es posible hacer un repaso de aquellos titulares clásicos del género que, según Héctor de Mauleón, tiene afición por las palabras esdrújulas.

En su libro, Donoso recopila notas como esta, publicada en Alerta:
  Mil pesos le dieron por cada mano. Lástima que sólo tuviera dos. (…)
Por supuesto, los mejores cabezales de las publicaciones de nota roja son los que echan mano del humor negro:
  Jugaron futbol con su cabeza (quedaron 2-0)
  Asesinó a su madre sin causa justificada (…)
  Le dieron 14 puñaladas en un ojo y se teme que lo pierda
  El descuartizado era un hombre íntegro
Con motivo de la muerte del luchador llamado El Santo, un ídolo popular: Se nos fue El Santo al cielo (…)
  Le dio 27 balazos. Y dice que “fue sin querer” (…)
Una fotografía muestra a una mujer joven que ha sido tasajeada a navajazos. Sobre esta imagen se lee: Su novio la cortó.
Estos haikus sangrientos son notables por su humor, pero el encabezado clásico de Alarma!, el que hizo escuela y marcó a varias generaciones de periodistas es el que, parodiando el lenguaje del Ministerio Público, dice: Siguióla, violóla y matóla.

El humor negro hace su aparición por todos lados pero en el caso de México adquiere características muy propias, lo que ha interesado a diversos autores. Para Jorge Portilla, citado por El Fisgón, "en México el humor negro es cosa frecuente y los mexicanos ponen en obra esta actitud a veces con maestría espeluznante".  El Fisgón alude también a un conocido trabajo de Max Aub así como a un programa radial del escritor Tomás Mojarro en relación a esta cuestión.

Max Aub, escritor español avecindado en México publica en 1956 Crímenes ejemplares, un libro hecho, según el autor, con “material de primera mano”, recopilado en España, Francia y México, donde transcribe las “razones” que llevaron a asesinatos y suicidios. Una parte muy importante de estos textos acusa un claro origen mexicano, y en muchas de estas confesiones se trasluce una actitud en extremo machista que da pie a un humor que no sabemos si es o no voluntario:
-Pueden ustedes preguntarlo en la Sociedad de Ajedrez de Mexicali, en el Casino de Hermosillo, en la Casa de Sonora: yo soy, yo era, muchísimo mejor jugador de ajedrez que él. No había comparación posible. Y me ganó cinco partidas seguidas. No sé si se dan ustedes cuenta. ¡Él, un jugador de clase C! Al mate, cogí un alfil y se lo clavé, dicen que en el ojo. El auténtico mate del pastor...
(…) -Era bizco y yo creí que me miraba feo. ¡Y me miraba feo! A poco aquí a cualquier desgraciado muertito lo llaman cadáver...
A fines del siglo XX el escritor Tomás Mojarro tenía un exitoso programa radial, y uno de los segmentos más gustados se titulaba ¡Oiga usted por qué agrede el mexicano! En esta sección, el escritor leía noticias policiacas publicadas en los diferentes periódicos del país, algunas de las cuales estaban llenas de un humor siniestro, a veces involuntario:
Un tipo que mata a dos japoneses a mansalva porque, según confiesa a la policía, "me caen gordos los chinos". (…)
Un individuo hiere a balazos a las meseras de un café "pa' que aprendan a servirme el pozole como me gusta: con harta cebolla, orégano y chile piquín".
-¡Lo maté pa' que aprenda!

Una crítica reiterada en la actualidad es que la prensa privilegia el trato con el horror al tiempo que las buenas noticias son relegadas. Ello no es novedad tal como se observa en la transcripción que realiza Carlos Monsiváis de parte de un artículo de 1829 publicado en El Sol y que aborda la misma cuestión.

De los (impresos) que se publican en el día son muy pocos los que merecen aprecio y producen un excelente efecto sobre el espíritu público. La mayor parte de los que se vociferan por las calles y portales, son los más a propósito para que beba el pueblo la crueldad y el deseo de sangre y de suplicios.

Es curioso que exista un fenómeno de decoloración en que la nota roja se hermana con el amarillismo, término que -de acuerdo con Monsiváis- “cunde a fines del siglo XIX, al propagarse las técnicas sensacionalistas de los yellow papers de la cadena Hearst”. Y concluye Monsiváis: “Como sea, el amarillismo es tradición antigua en la prensa mexicana (…)”
 
"Alármala de Tos" Botellita de Jeréz

1 comentario:

Unknown dijo...

El tiempo actual, con sus márgenes de violencia, supera al humor. Pero recuerdo que hace dos décadas conocí a unos cuates que formaban el Semanario de lo Insólito. Su talento al servicio de las historias más fantásticas era envidiable.