lunes, 21 de julio de 2025

Biblioteca busca su cauce

 

Se trata de un viejo proyecto que me propongo encauzar en los próximos meses y para ello necesito de colaboración. Tal vez tengas alternativas al respecto o conozcas a alguien a quien pueda interesar.

Se trata de la historia de una biblioteca, mi biblioteca.

La fui conformando en dos etapas.

La primera estuvo centrada en adquirir libros que apoyaran mi trabajo. Durante esos años fui reuniendo dos fondos centrados en educación, así como en desarrollo personal y comunitario. Eran mi apoyo para organizar charlas y talleres así como para reunir las compilaciones que he publicado.

La segunda etapa tuvo que ver con un peculiar proyecto: ir reuniendo libros que trataban de un amplio espectro de temas: gastronomía, deportes, historias menores, criminología, testimonios de médicos, crónicas citadinas, exilio español, manifestaciones de arte popular y muchos etcéteras.

La idea era conseguir un lugar donde instalar mi biblioteca y que estuviera al servicio comunitario. Me tenía confianza en cuanto a que los libros reunidos podían acercar a la lectura a quienes aun no eran aficionados a ella. Algo así como una biblioteca para lectores dispersos. Seguía soñando: tal vez podía formar parte de algún centro cultural, comunidad barrial, lugar de encuentro…

Fue así que durante años recorrí muchas librerías de viejo tanto en CDMX como en diversas ciudades y localidades de todo el país a donde concurría por razones laborales. Años de invertir dinero en adquirir textos que pudieran enriquecer mi proyecto de biblioteca.

De una vez lo digo: no tengo inventario, catálogo o similar del acervo bibliográfico. A puro cálculo estimo que deben ser entre 2.000 y 2.500 ejemplares. Cabe aclarar que varios están subrayados o marcados.

Así mismo preciso que no hay libros para niños. Muy poco de novela y poesía; fundamentalmente se trata de ensayo y crónica.

Pasados los años no conseguí (seguramente tampoco lo busqué con tanta dedicación) un lugar para instalar mi biblioteca.

Y como todo tiempo es llegado, entro en la etapa de definir qué hacer con mi biblioteca.

Pensado en voz alta me imagino que pudiera tener diferentes destinos:

·         * que sea adquirida por alguna empresa del rubro de medios de comunicación, ya que podría ser un importante apoyo para su programación así como para la formación de locutores;

·        * una biblioteca popular o casa de la cultura o casa de lectura de alguna comunidad donde interese desarrollar un proyecto vinculado a la lectura, mismo que ya tengo organizado con el título de “Leer para vivir”;

·         * alguna casa de retiros, cabañas, hostal… situado en un entorno natural donde haga falta una buena biblioteca;

·         * secretaría de cultura de algún estado o ciudad que quisiera instalar la biblioteca junto al programa “Leer para vivir”;

·         * universidad o centro de estudios superiores con cursos de licenciatura y posgrado que quiera innovar con un espacio para lectores dispersos;

·         * alguien que disponga de un lugar donde se pueda instalar la biblioteca a manera de librería de usados y orientación bibliográfica;

·      *   interesado en tener los libros y venderlos por MercadoLibre (o similar) con su debida comisión;

·         * persona o institución que después de conocer el acervo (se podrá visitar durante todo el mes de septiembre) quiera adquirir la biblioteca haciendo una oferta partiendo de una base mínima de $ 200.000 doscientos mil pesos).

Por último, quiero aclarar que si se concreta alguna de estas opciones (u otra que pudiera surgir) que se acerque a mi sueño, entonces haría la propuesta de ir junto con la biblioteca para iniciar el desarrollo del proyecto…

Desde ya, agradezco tu apoyo.

Un saludo afectuoso

 

 

Gerardo Mendive

julio 2025

 

gemendive@yahoo.com.mx

whatsapp 5541262798

martes, 15 de julio de 2025

Vidrieras nada inocentes


Hay personas que, a través de sus acciones, escritos, canciones, pinturas…, se nos han vuelto entrañables. En algunos casos como resultado de un descubrimiento personal debido a circunstancias casuales; en otros han alcanzado mayor difusión, constituyendo una especie de marca generacional.

Es el caso de la argentina María Elena Walsh. Compositora e intérprete de inolvidables melodías para niños (y no sólo para ellos) como “Manuelita la tortuga”. También autora de libros así como artículos publicados en periódicos y revistas.

En este momento nos referimos a uno de estos artículos titulado “¿Corrupción de menores?” publicado en Clarín (Buenos Aires) el 5 de abril de 1979. Aun cuando es innegable que en los años transcurridos desde su publicación hasta hoy se han dado cambios significativos, el texto no deja de tener vigencia.

Las jugueterías, en vidrieras separadas, ofrecen distintos juguetes para niñas y para varones. En Estados Unidos, no hace muchos años los lugares públicos estaban igualmente divididos “para gente de color” y “para blancos”. ¡Dividir para reinar!

A las nenas sólo se les ofrece -o se les impone- juguetería doméstica: ajuares, lavarropas, cocinas, aspiradoras, accesorios de belleza o peluquería. (…)

Los juguetes para varones sortean la monotonía y ofrecen toda la gama de posibilidades humanas y extraterrestres: granjas, tren eléctrico, robots, microscopio, telescopio, equipos de química y electrónica, autos, juegos de ingenio y todo lo que, en fin, estimula las facultades mentales.

¿A la nena no le gustan los animales de granja ni los trenes? ¿No sueña con manejar un coche? ¿No siente curiosidad por el microcosmos o el espacio? ¡Cómo la va a sentir si es cosa de la otra vidriera, la de Gran Jefe Toro Sentado Blanco!

Defensora de los derechos de las mujeres, María Elena Walsh veía -como se ha señalado- un estrecho vínculo entre el entretenimiento y el entrenamiento. “¿Es que el ejercicio de la razón y la imaginación pueden llevarla a la larga a desistir de ser una criatura dependiente y limitada, mano de obra gratuita y personaje ornamental? La respuesta es sumamente indiscreta.”

Aun así, confiaba en que niñas y mujeres contaban con una enorme fuerza de resistencia ante la presión social. “Por suerte, esta criatura vestida de rosa (…) es fuerte y rebelde, dotada de una capacidad de supervivencia extraordinaria. La nena, en muchos casos, renegará de la manipulación (…)”

Detrás de este aparente orden natural ve la acción nada inocente de quienes identifica como “aprendices de jíbaros”.

Toda criatura humana debe aprender a bastarse y cooperar en el trabajo hogareño y a cuidar, si quiere, su apariencia. Lo grave consiste en convencer a la criatura femenina de que el mundo termina allí. (…)

A la nena no se le permite formar su personalidad libremente: se la dan toda hecha, y aprendices de jíbaros le reducen el cerebro para luego convencerla de que nació reducida. La instigan a practicar un desenfrenado culto a las apariencias y a desdeñar su propia y diversa riqueza humana. La recortan y pegan par luego culparla porque es una figurita. La educan, en fin, para pequeña cortesana de un mundo en liquidación.

Y este artículo capicúa concluye con la pregunta formulada en el título: “¿No es eso corrupción de menores?”

Gracias, María Elena. Gracias, siempre.

martes, 8 de julio de 2025

Tiempo de cambios

 

Vivimos en medio de vicisitudes que ocasionan grandes transformaciones en diversos campos del acontecer. Es así que con frecuencia se alude a la incertidumbre, imprevisibilidad, desafíos y retos de nuestro tiempo. Tal vez estas consideraciones sean de las pocas que en lograr unanimidad.

Y sin querer restarle trascendencia a lo anterior, es posible advertir que en muchos momentos de la historia se ha vivido con esta misma convicción asociada a la irrupción de tiempos adversos. Al respecto Jorge Luis Borges señalaba: “Le tocaron, como a todos los hombres, malos tiempos en que vivir”.

Azorín representa una pequeña muestra de ello cuando en 1951 afirmara: “Difícil es en tiempos normales mantenerse ecuánimes (…); más difícil cuando el mundo anda, como ahora, revuelto, soliviantado.”

Sin embargo, hubo quienes comprendieron que cambios y transformaciones lejos de manifestar decadencia social podían ser el anuncio de nuevas realidades más venturosas. Tal lo que se desprende de la conferencia “Defensa del tiempo presente” pronunciada por Alberto Lasplaces en el Centro Protección Chauffeurs de Montevideo en 1925.                                                                           

Podremos advertir que en nuestra época las ideas se discuten con empecinamiento y entusiasmo y que las muchedumbres se muestran indecisas ante distintas solicitaciones, sin saber qué camino tomar. Hay quien interpreta eso como un signo de decadencia, como la iniciación de un verdadero caos.

Lasplaces discrepa con esta manera de interpretar los acontecimientos.

A mí, al contrario, me parece muy bueno. La nuestra es una época de transición colocada entre un orden de ideas y realizaciones que ha cumplido ya con su misión histórica, y otro orden de ideas y de realizaciones que alborea apenas y del cual más o menos todos somos obreros e iniciadores.

Y propone una mirada diferente al distanciarse de quienes hablaban de ruptura en la disciplina social.

Los que se espantan de nuestra inquietud, de la agitación vibrante en que vivimos, nos censuran en nombre de la disciplina. Hasta ahora la disciplina no ha sido otra cosa que sometimiento involuntario de los más a las atentatorias imposiciones de los menos. A eso yo no le llamo disciplina sino despotismo. Lo que ansiamos y buscamos nosotros es una disciplina consciente y razonada, a la cual se adapte voluntariamente cada hombre.

Así pues Alberto Lasplaces saludaba en su conferencia de 1925 el advenimiento de esta nueva etapa que conduciría a una vida más plena. “La nuestra es una época de libre examen. De ahí que en todas partes se discuta, y haya choque de ideas y reñidos encuentros. Eso es vida. La disciplina como la entienden algunos sería acatamiento, silencio y tristeza, es decir, muerte.”

Ojalá que los cambios de nuestro tiempo también sean indicio del renacer de la vida.

martes, 1 de julio de 2025

Vocación ascética

 

En diversas oportunidades nos hemos referido en este espacio a Pacomio, conocido monje que vivió en el siglo IV. Fue así que conocimos una extraña historia en torno al vínculo del uso de capuchas con la cantidad de aceitunas ingeridas (https://habladuriacronicasdelocotidiano.blogspot.com/2019/03/la-historia-de-pacomio-las-aceitunas-y.html). También nos aproximamos a las razones para la búsqueda deliberada de la fealdad (https://habladuriacronicasdelocotidiano.blogspot.com/2020/06/la-busqueda-de-la-fealdad.html). Hemos incursionado en la materia guiados por J. Lacarriére, prestigioso especialista en el tema.

En esta ocasión, y con la misma conducción, nos asomaremos a las privaciones y destrato a que se sometía a los aspirantes a monjes con el objetivo de confirmar la fortaleza de su vocación.

(…) ¿cómo vivía un monje pacomiano? Ante todo, no se convertía en monje   quien quería. La disciplina ascética impuesta por Pacomio era de tal naturaleza que exigía poner a prueba la sinceridad y voluntad del candidato antes de ser aceptado en la comunidad. (…) se convirtieron en una especie de ritual, poco más o menos idéntico para cada candidato:

- cerrarle ante sus narices la puerta del monasterio;

- dejarle esperar varios días (diez días, según Casiano) a la entrada del monasterio, sin dirigirle la palabra;

- obligarle a prosternarse, echarse a tierra ante cada monje que entraba o salía, etc.

No vaya a creerse que allí acababa el fraterno hostigamiento a quienes solicitaban ser admitidos en la comunidad; continúa Lacarriére

Una vez sufrida esta primera prueba, el candidato era admitido al interior y confiado por algún tiempo al portero, luego a un “dueño de casa”. Allí, se continuaba el “test” de su voluntad y su desapego del mundo. Se le daban los quehaceres más repugnantes, a veces, incluso le escupían encima o bien no le prestaban atención, o se le anunciaba que su madre, su hermana, su hijo o su hermano estaba muriendo y le reclamaba, por ver si todo apego al mundo estaba bien muerto en él. Por supuesto, estas pruebas variaban según los casos. Dependían, por lo general, de la discreción del superior. Pero la disciplina y la obediencia, dado que son principios evidentes, inseparables de toda vida comunitaria, no merecen la pena de que nos detengamos más en ellas.

Lacarriére no lo menciona, pero es posible que con semejantes procedimientos de bienvenida, muchos aspirantes se regresaran por dónde habían llegado…

martes, 24 de junio de 2025

Las cuentas de la vida

 

Úrsulo Moncayo, protagonista de la novela “Isla de Lobos” de David Martín del Campo, echa números en relación a la vida.

“Un hombre vive 70 años, si elude los síncopes cardiacos de los cincuenta y el cáncer de los sesenta. Digamos que hasta esa edad conserva en promedio la lucidez. Si restamos los diecisiete años que emplea en su formación escolar, nos quedan… 53 años, que en días son: 53 por 365, igual a 19 mil 345 días. Dejémoslo en 19 mil por los días que pasa uno enfermo en cama. A eso hay que restarle la tercera parte del tiempo que pasa un hombre durmiendo; nos quedan 12 mil 667 días. Dejémoslo en 12 mil por las siestas y sueños prolongados en la pereza matinal. ¡Ah, los domingos! Quitemos las vigilias de los séptimos días. Así, a ver, tenemos 53 años por 52 semanas, por 16 horas; entre 24 horas de la unidad día; restan… 12 mil menos 1837, son 10 mil 163. Dejémoslo en 9 mil días por las vacaciones, medios sábados, días festivos, puentes y crudas. También tenemos dos horas y media diarias empleadas en alimentarnos; una, por lo menos, en transportarnos; ocho de trabajo, en cinco días laborales; media hora diaria ocupada en el cuarto de baño; dos horas diarias cedidas a la familia, los amigos, el periódico, la copa y la televisión; y una hora diaria entregada al amor o su búsqueda. Tenemos…” (…)

Ya entrado en materia, proseguía con sus cálculos.

“89 horas por semana, que al año en días, son… Dejémoslo en 90 por el tiempo ocupado en subir escaleras y hablar por teléfono… 4 mil 680 horas al año, que en días son… 195 días al año, por los 53 años de lucidez, son 10 mil 335.”

Llegó el momento de cerrar la cuenta.

“Tenemos 9 mil que quedan, menos estos otros 10 mil 335… ¡menos mil 335 días!”

El resultado le causó estupor.

-¡Carajo! ¡Resulta que le salimos debiendo tiempo a la vida! -maldijo Moncayo (…)

Pero además a Moncayo hubo algo que no le pasó desapercibido

“Y para la creación, para el arte, para la aportación humana que cada uno podría ofrecer al mundo… ¡nada! Tal pareciera que solamente los burgueses tuvieran tiempo para el canto y las flores…”

Felizmente llega el consuelo:

-O los cínicos marginales, desde luego (…) Gracias a Dios.

martes, 17 de junio de 2025

Deseo incumplido

 

En algún momento de su vida Giovanni Papini hubiera querido ser escéptico, pero guiándonos por su testimonio queda claro que no lo logró. La persistencia de la duda y el derecho a la incertidumbre le impidieron llegar a ese resguardo.

¿Escéptico yo? No, desgraciadamente. Ni siquiera soy un escéptico. El escéptico es un hombre afortunado: posee una fe, la fe en la imposibilidad de la certeza.

Puede vivir tranquilo, y, si se le antoja, dogmático. Pero yo no. Yo ni siquiera creo en la vanidad de cualquier búsqueda, y ni siquiera estoy seguro de la inexistencia de la certeza. Entre las cosas posibles también está ésta: que la verdad se encuentre y que alguien la posea.

Porque finalmente se pregunta: “¿Qué quiere decir que yo no la haya encontrado y que yo no la posea?”

martes, 10 de junio de 2025

Recuerdo de una traición

 

A la hora de hurgar en la memoria aparecen episodios que no tienen mayor relevancia para otros, pero sí para uno. De eso da cuenta Juan Forn, destacado especialista en poner de manifiesto historias aparentemente menores.

El libro [Los oficios ajenos de Primo Levi] empieza hablando de la casa donde Levi nació y pasó toda su vida, salvo el breve y terrible interregno en que fue enviado a Auschwitz.

(…) en su recorrido desemboca en un cuarto donde se acumulan valijas y baúles de tiempos pretéritos. Levi encuentra allí la caja de su viejo Meccano y recuerda al instante su primer amor, una niña de nueve años llamada Lydia, recién operada de las amígdalas. Lydia debía guardar reposo y contemplaba a la distancia cómo jugaban los demás chicos en la calle. Uno de ellos, llamado Carlo, atraía especialmente su atención. Carlo tenía una versión del Meccano superior a la de Primo, pero si juntaban las piezas de ambos juegos, podían construir artefactos imposibles de lograr cada uno por su lado.

Así fue como Primo y Carlo aunaron esfuerzos para construir lo que regalarían a Lydia con motivo de su cumpleaños.

No sólo las piezas eran complementarias, también lo eran las mentalidades de ambos: los objetos que armaba Carlo eran simples, sólidos y pedestres; los de Primo eran más complicados e inventivos pero inestables, porque no tenía la paciencia de Carlo para ajustar bien cada tuerca. Primo sugiere a Carlo construir algo único para el cumpleaños de Lydia: algo que ni siquiera los manuales del Meccano enseñen cómo hacer. Carlo se inclina por un motor, un artefacto que funcione por sí solo. Primo acepta pero aspira a algo simbólico, que funcione como ofrenda de amor. Luego de mucho discutir convence a Carlo de que hagan un reloj, el reloj más hermoso jamás construido.

Carlo acepta a regañadientes el rol subalterno que tiene en la tarea, Primo siente que el amor inspira su audacia creativa.

Pero la competencia entre aquellos niños que buscaban impresionar a Lydia conducirá a la ruptura de aquella alianza.

Llega el cumpleaños de Lydia, Carlo cede a Primo el honor de entregar el regalo elaborado en conjunto. Cuando Primo intenta poner en marcha el reloj, el mecanismo fracasa miserablemente. Carlo da entonces un paso al frente y entrega a la cumpleañera el regalo que llevaba oculto debajo de su camisa: una bombonera, que Lydia recibe encantada y muestra con orgullo al resto de los invitados.

¿Por qué permaneció ese recuerdo de infancia, al cabo de tantos años, en la memoria de Primo Levi? Tal vez lo anotado por Rafael Argullol respecto a la traición pueda aclarar el punto.

Nada debilita tanto como la traición. Podemos permanecer fuertes ante el odio y la envidia, ante el dolor e incluso ante la muerte. Pero la traición nos vuelve frágiles e impotentes porque, con ella, irremediablemente se hunde un mundo: un mundo que nosotros mismos habíamos construido con la ternura y la seguridad de lo que se construye para siempre.

Y es que al decir de Mario Míguez -citado por Fernando Savater- “Traicionado el amor, ya todo es nada.”

lunes, 2 de junio de 2025

En Mirar-nos con ojos ajenos... estamos de manteles largos

 No están ustedes para saberlo ni yo para contarlo pero resulta que por estos días cumplimos cinco años.

El 3 de junio del 2020 dio inicio el programa Mirar-nos con ojos ajenos. Una invitación al análisis y la reflexión a partir de pedacitos de historia.

Vivíamos tiempos de inicio de pandemia y gracias al apoyo de un grupo de amigos decidí iniciar esta aventura, que no hubiese sido posible sin su generosa ayuda. ¡Muchas, muchas gracias!

La idea es muy simple: encontrarnos semanalmente en forma virtual a una reunión en la que durante 50 minutos desarrollo un tema y en los 10 minutos siguientes participan los asistentes que así lo decidan.

No se trata de un curso que requiriera continuidad ya que cada encuentro aborda cuestiones diferentes.

Las dos condiciones para llegar a las reuniones son: querer y poder hacerlo.

El programa no tiene una duración establecida y continuará en la medida que a) no lo impida alguna situación de fuerza mayor o b) ya nadie asista a las reuniones o c) me quede sin temas para presentar.

En lo económico se contempla a) un aporte económico sugerido por reunión, al tiempo que se considera b) la situación de quienes pueden aportar algo, pero no la cuota sugerida y c) la de quienes no pueden aportar nada. Todos son bienvenidos.

También existen un grupo de patrocinadores (personas y empresas) que con su aporte mensual apoyan el programa. A ellos, ¡muchas gracias!

Cada semana se envía un recordatorio con los datos para ingresar a las reuniones que se llevan a cabo por medio de la plataforma Zoom. Quienes quieran recibir esa información deben hacernos llegar su dirección electrónica para incorporarla en el directorio. En la última semana de cada mes se envía el calendario temático del mes siguiente.

En estos dos años han participado personas que residen en CDMX, Querétaro, Cholula, Cancún, Monterrey, Estado de México, Guadalajara, León, Puebla, Pachuca, Baja California, Oaxaca, Chiapas…

En algunas ocasiones se han sumado asistentes que residen en Suiza, Estados Unidos, Argentina, Uruguay, Puerto Rico, España.

En estos cinco años hemos presentado más de 250 temas.

Las presentaciones son una suerte de collage que armo con textos de muy diversos autores. Los ingredientes son ajenos, la ensalada es mía. De esa manera organizo la presentación que voy leyendo y comentando en el momento de la reunión de los grupos.

Los horarios de reunión son martes 17 hr o jueves 12 hr (con el mismo tema).

Los horarios son de CDMX.

Muchas gracias a todos aquellos que participan en este espacio.

¡Felicitaciones compartidas por estos cinco años!

martes, 27 de mayo de 2025

Espacios de rebeldía

 

Sobran motivos para resistir ante tantas situaciones del mundo en que vivimos. Seguramente esta afirmación no es exclusiva de nuestro tiempo, pero en él adquiere carácter de urgencia.

Claro que existen quienes aceptan o se resignan a diversas realidades; principalmente por cuestión de privilegios o desconocimiento. Como lo decía Giovanni Papini: “(…) no hay señal más cierta de un espíritu mezquino que sentirse satisfecho de todo.”

Hace ya algunos ayeres Demócrito había dejado la advertencia: “(…) me río del hombre, lleno de estupidez (…) [que] se esfuerza por poseer cada vez más para ser cada vez menos.” Tal vez a ellos aludía León Tólstoi: “Algunas personas pasan por nuestra vida para enseñarnos a no ser como ellas.”

Y entonces se trata de resistir, de rebelarse.

Los caminos para hacerlo son muchos y no faltan las polémicas a ese respecto.

En esta ocasión no entramos en ello; nos limitamos a convocar a dos mujeres que dejaron huella en este terreno.

Es el caso de Anne Dufourmantelle  

(…) Porque el recurso interior pasa por la revuelta y la resistencia; suerte de ascesis anti-consumista, es una capacidad de entrar en resonancia con el mundo sin dejarse captar.

Así es como engañaremos esta soledad para ir a buscar una piel nueva, una mirada diferente que nos diga quiénes somos, liberándonos al mismo tiempo de ese lastre de ser uno mismo, aunque sea brevemente, incluso por un fragmento de noche.

Por su parte Doris Lessing conoció del enorme esfuerzo personal de ser rebelde, así como del sentido de intentarlo.

Ser rebelde lleva la vida entera,

borrarte los privilegios de la piel,

inscribirte en la soledad del desacuerdo,

dejar atrás a los usurpadores....

No hay premio a una rebelde

más allá de poder regar sus flores en el tiempo que apropia,

salir a dar de comer a las aves una mañana donde el capital devora, sonreír con los dientes maltrechos ante la desventura del desayuno, ser indigente en la casa que nadie sueña.

Las rebeldes saben de qué están hechos los premios,

rechazan los mendrugos que lanza la mano del opresor.

Una rebelde tiene como único premio la vida, porque de ella nadie se apropia, en ella nadie la usurpa,

porque es la única tierra propia de cada rincón donde duerme.

Su rebeldía alcanza siempre a cobijar el desánimo del progreso

y si de paso una rebelde tiene la alegría en soledad, ha vencido al mundo.

martes, 20 de mayo de 2025

Formas de ser

 

Referirse sin más a formas de ser seguramente deja mucho que desear en cuanto a precisión conceptual, pero manifiesta con claridad a lo que aludimos.

El asunto da para mucho: ¿cómo se constituye la forma de ser?, ¿qué tanto es lo que trae consigo la persona y cuánto lo que determina su entorno?, ¿hay solo una forma de ser o son varias las que pueden caracterizar a una misma persona a lo largo de su vida?...

Las preguntas abundan, las respuestas contundentes escasean.

Muchas son las clasificaciones propuestas que intentan dar cuenta de este amplio espectro; algunas simples, otras complejas. Ahora solamente me referiré a dos formas de ser que de alguna manera resultan antagónicas.

Con su maestría habitual Julio Ramón Ribeyro da cuenta de aquellas

(…) personas para las cuales ser simpáticas constituye su única profesión. Viven de su simpatía como otras viven de su ciencia medicinal, de su habilidad para el comercio o de su pericia en tocar la flauta.

Por su parte Marta D. Riezu alude a un individuo que viene en otra presentación.

Hay un tipo de persona terca, libre y con empuje para apartarse del discurso ortodoxo de su gremio. Ni siquiera se da cuenta, no funciona a la contra, solo hace lo que le da gana y cree en ello ciegamente. Alguien con esa mirada es casi invencible.

Sin duda existen formas de ser con las que nos sentimos más afines, mientras que otras nos provocan cierto rechazo.

Tal vez -podrían decir algunos especialistas- son maneras de proyectarnos.