viernes, 29 de octubre de 2010

Los académicos

Todo medio académico que se precie de tal desarrolla una micro cultura que le es propia y que se conforma a partir de normas explícitas así como de sus propios usos y costumbres. Por supuesto que existen comunidades académicas de muy diferente valor que se sitúan entre las que son propias de instituciones de excelencia y aquellas que en México conocemos como universidades patito

Ilustración: Margarita Nava
 Los aportes de los académicos al desarrollo nacional están fuera de discusión y  tienen lugar a través de las tres funciones clásicas de toda universidad: docencia, investigación y extensión o difusión. No es posible dejar de reconocer los aportes significativos que realiza la llamada comunidad académica en los diversos rubros del quehacer social.

Una vez señalado lo anterior, hay que admitir que tanto a nivel nacional como internacional es frecuente que surjan críticas hacia la academia por aquello que los que no la integran consideran privilegios excesivos en sus condiciones laborales así como por el carácter endogámico que se registra en algunos casos en que los cargos se han vuelto heredables. Otras críticas tienen que ver con la enorme distancia que a veces las separa del común de las gentes, con cierta petulancia en su forma de expresarse en registros casi inentendibles, por el carácter corporativo que adquieren sus reivindicaciones, etc.

La rotación de los funcionarios universitarios de un cargo a otro es el objeto de la crítica siempre aguda de Jorge Ibargüengoitia.

Últimamente he estado leyendo las notas periodísticas de las tomas de posesión de los nuevos funcionarios universitarios. Son muy interesantes, aunque, en general, adolecen de cierta monotonía. A tal grado, que casi se podría haber escrito una nota patrón, con espacios en blanco que se llenarían a última hora. El patrón iría más o menos así:
“El licenciado (nombre y dos apellidos) tomó ayer posesión del cargo de (por ejemplo coordinador de Recursos Intelectuales no Comunicables), en sustitución del licenciado (otro nombre), que ahora pasará a ocupar el cargo de (por ejemplo, secretario adjunto del Consejo de Revisión de Materias Optativas). El licenciado (el nombre del recién llegado) se mostró satisfecho con el nombramiento, calificó la misión que se le ha encomendado de “muy interesante”, opinó que la labor de su antecesor le parecía muy meritoria y declaró que pondría todo su empeño y todos los medios que estuvieran a su alcance, para lograr que el departamento que ahora tiene a su cargo cumpla de una manera adecuada con sus funciones. ‘Hay que avanzar’, dijo el funcionario, ‘porque el que no avanza, retrocede, y es humillante retroceder’. El licenciado (otra vez el nombre del recién llegado) había ocupado hasta ahora el puesto de (por ejemplo, jefe del Departamento de Paraninfos)”.

Por otra parte Guillermo Sheridan caricaturiza los viajes de trabajo que gozan algunos académicos (obviamente con cargo al siempre escaso presupuesto de la institución) así como al abuso por reiteración de una misma línea de trabajo.

[...] Como en la selva, en la academia hay familias, especies y clases. Los académicos pueden, así, dividirse en las siguientes categorías: los que casi nunca hacen algo, los que nunca hacen algo, los que ya casi hacen algo, los que ya hicieron algo, los que ya hicieron algo y a la mejor hacen algo más, los que en ocasiones deciden pensar en que sería bueno hacer algo y los que jamás van a hacer algo, pero tienen buena nalga.
Tomemos por ejemplo al especimen maestro P., ejemplar cabal de la quinta categoría. Vive en un portentoso baobab definitivo "A" de tiempo completo y tiene todas las lianas en la mano. Hace unos catorce años se recibió de maestro con una tesis en la que discutía si un poema de Torres Bodet era un hai-ku. La tesis se llamaba "¿Un hai-ku de Torres Bodet?" Siete años después se doctoró con un trabajo titulado "Un hai-ku de Torres Bodet". Después escribió un ensayo que se llamaba "El amor, la ironía, la muerte y el paisaje y el estoicismo en un probable hai-ku de Torres Bodet". Esto era asombroso si se considera que el poemita tiene solamente 17 sílabas.
El trabajo este demostró sin dejar lugar a dudas que en ese hai-ku no había amor, la ironía era un tanto ambigua, la muerte apenas se vislumbraba entre la decimoquinta y la decimoséptima sílaba, el paisaje era sumamente abundante y el estoicismo era bastante agresivo. La capacidad autocrítica de P. lo llevó años más tarde a proponer un nuevo ensayo: "Un posible hai-ku de Torres Bodet: ¿amor, ironía, muerte, paisaje, estoicismo?", que apareció publicado en la página 788 de Contemporary Romance Language Literature Annual Review (LVC, winter, 1976) que edita la Universidad de Sandía, Texas.
[...] También pensaba en que Torres Bodet -que sabía que había servido para muchas cosas en su vida- jamás hubiera pensado que serviría también para alimentar durante tanto tiempo a una familia mexicana gracias a un hai-ku que ni siquiera estaba comprobado como tal.
Ese hai-ku era la cornucopia: cuando se puso de moda la crítica de los arquetipos, P. publicó un nuevo estudio de nueve cuartillas -el mayor de su vida- que le tomó dos años titulado "Entre Pegaso y Medusa: distensiones internas en un comprobado hai-ku de Torres Bodet". Para un congreso de hispanistas en Puerto Rico con todos los gastos pagados y que olía a izquierdismo pergeñó otro: “Superestructura y consumo en Torres Bodet: la producción estetizante del hai-ku" en el que demostraba que el poeta era reaccionario, burgués y ambiguo. Cuando se renovó la moda del psicoanálisis como instrumento de crítica literaria se encerró dos años y medio para redactar las tres cuartillas célebres "Ego y hai-ku: el escenario de una fobia (el caso Torres Bodet)". Poco después (tres años) P. atraído por la filosofía heideggeriana mostró al mundo su paper más reciente: "Esencia y substancia en poesía: la haikuidad (Torres B.)".
Sé de buena fuente que P. -hoy invitado a una universidad del noreste de los Estados Unidos por 40 mil dólares al año- no ha cejado y redacta una tesis de literatura comparada que se llamará "Torres Bodet y Virgilio: el hai-kú (posible) y la epopeya: una comparación". [...]

Existe un verdadero ranking de investigadores que tiene que ver con su prestigio nacional e internacional y que se encuentra vinculado en forma directamente proporcional a la cantidad de artículos publicados en revistas de reconocido prestigio científico. Ahora bien, lo que en principio puede constituir un criterio válido de clasificación y evaluación del rendimiento académico no está exento –en concordancia con los tiempos que corren- de corromperse por razones de mercadeo. A ello se refiere Gabriel Zaid.

En 1955, Eugene Garfield propuso la creación de un Science Citation Index, como un recurso heurístico que eludía las dificultades de los índices temáticos. En vez de clasificar y agrupar los artículos científicos referentes a un mismo tema (que es difícil), cada artículo sería referido a los artículos citados por el autor (cosa fácil). Los racimos de referencias darían el equivalente práctico de un índice temático. Este énfasis (que explica el subtítulo: "Citation indexes for science: A new dimension in documentation through association of ideas", Science, July 15, 1955) no ignoraba otras consecuencias. De cada artículo sería posible saber cómo fue recibido; cosa importante para matizar o descalificar sus aportaciones. Lo cual, de paso, funcionaría como un servicio mundial de recortes para los autores, a los cuales "les gusta ver qué se dice de sus trabajos". Además, permitiría medir la importancia de un artículo, de un autor, de una revista, de una institución, por la acumulación de citas.
Esto último produjo una revolución. Los refinados métodos estadísticos del beisbol, que permiten medir y comparar proezas deportivas, se aplicaron a la ciencia. El Institute for Scientific Information (www.isinet.com) creado por Garfield en 1964, vende esta información y ha tenido una influencia semejante al comité organizador de las competencias olímpicas. Es un centro mundial de referencia y contabilidad que, por el hecho de existir, induce cambios en la forma de competir. Tanto los avances milagrosos como los refritos mediocres se miden hoy por lo que tienen en común: el número de citas que generan. Lo cual ha desencadenado una multitud de trucos para inflarlas, porque la cantidad de citas influye en el nivel de ingresos de las personas y las instituciones.
No ha surgido un Lutero contra el mercado de estas nuevas indulgencias (lo más parecido a eso fue Iván Illich), pero abundan las críticas. Por ejemplo, a los artículos con veinte coautores, cada uno de los cuales, naturalmente, lo añade a su currículo, con beneficio también para la institución, cuya producción per cápita mejora. También se discute el significado de encabezar la lista (¿es un reconocimiento concreto de aportación dominante en este trabajo o es un derecho institucional, como jefe del departamento?). Circulan historias feas de quienes han comprado la mención derramando sus gracias sociales o corporales. Se inventan reglas mecánicas para filtrar a los que siempre aparecen como coautores, nunca como autores solos o encabezando listas. Se habla de los enjuagues del "me citas y te cito", de los golpes bajos de no citar trabajos con toda intención, de la exclusión sistemática de muchas revistas, sobre todo de países menos desarrollados. Se reconoce que los campos más trillados (donde hay miles de investigadores, no docenas), por este solo hecho, tienen más investigadores citándose unos a otros, en beneficio de todos. Se hacen estudios de los autores que aumentan su puntaje citándose a sí mismos. Según Blaise Cronin (The citation process: The role and significance of citations in scientific communication), Jon Wiener tuvo el humor de calcularle al propio Garfield su self-citation rate (un altísimo 79%). [...]
En la clerecía curricular, el respeto social, el ascenso burocrático, los ingresos y hasta la seguridad en sí mismos dependen de las citas favorables. Hay un rating de cada acto, persona, institución. Vivir es un perpetuo Juicio Final. No ser mencionado es peor que no haber nacido: sufrir la excomunión que anticipa la condenación eterna. Muchas menciones ridículas se explican por el deseo de sacar del limbo a quienes devotamente barrieron el laboratorio, mecanografiaron el escrito, ayudaron en tal o cual cosa. Y así como en las películas hay listas interminables de participantes, la mención concedida por simpatía o compasión puede volverse exigida, regateada, comerciada. Las disputas feroces por los créditos tienen algo de lucha desesperada por la vida, donde sobreviven los mencionados y desaparecen los demás.

Ya tiene tiempo que a las universidades han llegado los programas de estímulos por rendimiento y merecimientos académicos. En realidad el sueldo base suele ser reducido mientras que los ingresos mayoritarios se dan por la vía de extras o sobresueldos que son calculados en complejos cuadros que permiten discernir categorías, clases, grupos. Para permanecer en una misma categoría o ascender, es necesario mantener un buen ritmo de publicación de artículos que den cuenta del avance de diversas investigaciones. Sabido es que la cantidad no se lleva bien con la calidad, por lo que ya hace varios años circuló por Internet el siguiente documento de autor desconocido.

El paper, como se dice en inglés y en el argot internacional de la ciencia, es el medio básico que tienen los investigadores para dar a conocer los resultados de su trabajo y labrarse una reputación. Los papers son los artículos de las revistas científicas, y son sometidos al control severo de investigadores de cada tema específico antes de su publicación. [...]
En los circuitos electrónicos con los que los científicos de todo el mundo permanecen en continuo contacto a través de los ordenadores ha aparecido una guía anónima para traducir el significado de algunas de las afirmaciones más habituales en los artículos científicos. [...]
                  Cuando dicen:                                           Quieren decir:

Se sabe desde hace tiempo
No me he molestado en mirar la referencia original
Tres casos fueron escogidos para posterior análisis detallado
Los resultados en los demás casos no los entendía y los tiré a la basura
Aunque algo de detalle se pierde en la reproducción fotográfica...
A partir del negativo es imposible decir...
Probablemente para períodos más largos
No tuve la paciencia de comprobarlo...
Los valores más increíbles son los obtenidos por Fulanito
Era uno de mis estudiantes
Se sugiere...
parece ser que...
es posible que...
Creo que
Correcto dentro de un orden de magnitud...
Erróneo
Agradecemos a Fulano su asistencia en la realización de los experimentos y a Mengano sus interesantes comentarios
Fulano hizo el trabajo y Mengano nos explicó qué significa

El agradecimiento al sector académico por su compromiso manifiesto en trabajos de enorme valía e impacto en el bienestar y desarrollo social no pasa por desconocer algunos asegunes que le son inherentes. Claro que no faltará quien asevere que lo que en realidad sucede es que el autor de este artículo respira por la herida dado que no forma parte de la academia. Y tal vez, no le falte razón.

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