martes, 19 de marzo de 2024

Bibliotecas que no aceptan libros

 

Nada fácil resulta darle cauce a la buena intención de donar libros cuando uno entiende que ha llegado la hora de hacerlo. Por lo general este momento va acompañado de una buena dosis de melancolía, tristeza o dolor. Algo de consuelo se encuentra cuando los libros se mudan a un lugar donde serán útiles a personas lectoras.

Pero las dificultades no son solo emocionales, sino también prácticas; tal como lo atestigua Juan José Millás. “Decido desprenderme de un montón de libros que ya no sé dónde meter porque mi casa, como mi cabeza, tiene sus limitaciones. Llamo a la biblioteca de mi barrio para ofrecérselos gratuitamente, como una donación, pero no los aceptan.”

Y la misma situación se repite en nuevos intentos. “Llamo a otras bibliotecas públicas y tropiezo con idéntica negativa pese a que les estoy ofreciendo autores de primera calidad.”

Ello le parece absurdo por lo que propone algunos símiles. “Me digo que es como si en el banco no te aceptaran el dinero. Sería absurdo. O como si fueras al Museo del Prado con un Goya y te dijeran que gracias, pero que les crea muchas complicaciones, pues hay que ficharlo, catalogarlo, colgarlo y cuidar de él.”

Así las cosas, Millás llega a una dura conclusión. “Entiendo que las bibliotecas son las únicas instituciones que reniegan de lo que hacen. Tienen los libros por obligación, porque no les queda más remedio, porque lo que les gustaría de verdad sería convertirse en bancos.”

Llega a imaginar lo que sucedería en una situación diferente. “De hecho, estoy seguro de que si en lugar de las obras completas de Shakespeare encuadernadas en piel les ofrecieran un millón de euros envuelto en papel de periódico, lo aceptarían con una sonrisa de oreja a oreja.”

sábado, 16 de marzo de 2024

Breverías Mexicanas y Crónicas Agradecidas

 

Me alegra comentarles que ya se encuentra en proceso de edición una nueva compilación: “Breverías mexicanas”.

Se trata de un conjunto de citas de autores mexicanos que se refieren a muy diversos aspectos de la vida cotidiana. Algunas invitan a soltar la carcajada; otras duelen en serio. Autores como Joaquín Antonio Peñalosa, Elena Poniatowska, Carlos Monsiváis, Rosario Castellanos, Jorge Ibargüengoitia, Germán Dehesa, Juan Villoro, entre muchos otros, se hacen presente con su mirada inteligente y aguda. Mi tarea, como en tantas otras ocasiones, fue reunir estas voces.

Es por ello que estoy en búsqueda de lugares (instituciones educativas, casas de la cultura, bibliotecas, clubes, asociaciones, empresas, etc.) para hacer la presentación del libro a partir del día 1 de agosto. La agenda queda abierta.

La organización de estas actividades puede ser en diversas opciones:

a)    presentación de la compilación - venta del libro

b)    presentación de “Crónicas agradecidas”: un recorrido por algunos aspectos de la idiosincrasia mexicana, a partir de la mirada de quien -como es mi caso- llega procedente de otros rumbos. Esta actividad permite, a partir de un enfoque humorístico, detener la mirada en ciertas características del ser y el quehacer nacional (duración aproximada 1 ¼ hr) - venta del libro

c)    presentación de “Crónicas agradecidas” acompañada de música en vivo (duración aproximada 2 hr) - venta del libro.

Como siempre, agradezco enormemente la difusión que puedan dar a este programa. Sé que cuento con ello.

 


martes, 5 de marzo de 2024

Ni el sol se salva

 

Somos muchos quienes creemos que nos sería muy difícil, o de plano imposible, vivir en lugares donde el sol brilla por su ausencia y es que hay regiones en las que se hace del rogar. Aun cuando suena muy exagerado, dejo constancia del dato que ofrece Julia Muriel Dominzain en relación a Rusia: “Es raro que (…) durante todo el mes de diciembre de 2017 el sol haya salido seis minutos en total.”

Existe evidencia empírica en cuanto a que su reaparición después de varios días nublados o lluviosos (que también tienen su encanto), es celebrada con una notable mejoría en el estado de ánimo colectivo.

De ahí que con frecuencia quede asociado a la idea de fuerza, como dice Álvaro Cunqueiro: “Explotó de pronto el sol tal y como viene en Hölderlin: una fuerza irresistible armada de rayos” (…) En otras ocasiones al halago, referencia del mismo Cunqueiro: “(…) porque eres rubia, no debes huir en la noche, porque muchos verán el sol, escribió Al Safir al Taliq (…)” También se lo vincula a la alegría porque según Alfredo Mario Ferreiro: “El sol se ríe a carcajadas amarillas (…)” Y no puede faltar la celebración de la renovada sensación de asombro y admiración que provoca, porque según Hannah Jane Parkinson: (…) sabemos que el sol se pone todos los días y no por eso nos parece menos bonito verlo”.

Hubo épocas en que sus efectos en la piel ponían de manifiesto el hábito de trabajo a la intemperie, por lo que sectores dominantes pintaban su raya para que no se les confundiera; a ello se refiere Miguel A. Delgado

(…) [la historia que] llevaba a los nobles de hace siglos a presentar una tez lo más cadavérica posible como demostración de que apenas estaban al aire libre, no como las gentes que tenían que trabajar todo el día en el campo o yendo de aquí para allá, sin posibilidad de ponerse a resguardo del sol.

Pero las cosas cambian, tal como señala Delgado, a impulsos de las modas. “Como ya sabemos, se terminó por superar esa limitación, sobre todo cuando la piel morena se consideró bella.”

La historia continúa y no hace mucho que los médicos en general, y los dermatólogos en particular, han encendido las alarmas. Es la triste historia del amigo (al que se ha llegado a identificar como “el poncho de los pobres”) que puede devenir en adversario; nuevamente recurrimos a Miguel A. Delgado

(…) cabe suponer que, si un mínimo de racionalidad vuelve a imponerse, ahora que conocemos los enormes perjuicios que puede provocar en nuestra piel la exposición a la radiación solar, más pronto que tarde el bronceado, en especial el de las personas con una piel muy blanca, dejará de ser algo universalmente saludado para convertirse en la señal delatora de alguien más bien poco juicioso.

Se presentan también casos peculiares como el que narra José Jiménez Lozano de un amigo suyo que lo veía con desagrado, sino con franca aversión.

Yo he conocido a alguien que parecía tener algo personal con el sol (…). Creo que la tenía tomada con el sol, porque le parecía que era quien ponía fin a sus juegas nocturnas, y eso no se lo perdonaba. En cierta ocasión, le sorprendió de modo singular el amanecer, y respondió a otros juerguistas como él que le invitaban a ir a otro lugar a proseguir la diversión: “yo no voy, que ya está ahí ese”, refiriéndose al sol.

Y dejo a los especialistas que aclaren esa expresión tan mexicana que indica que a alguien “lo traen asoleado”.

En lo dicho, ni el sol se salva de ser causa de controversia