martes, 10 de enero de 2023

Viudas de famosos

 

No puedo hablar por ustedes, pero en lo que a mi respecto mucho agradezco la recopilación de los artículos de prensa que Wislawa Szymborska escribió durante muchos años en Polonia.

Sea cual fuere el tema de sus textos invariablemente son muy disfrutables por su lucidez, ironía y forma de escribir. En muchos casos se trata de breves reseñas de libros en los que se detiene en aspectos particulares con una mirada siempre incisiva. En esta oportunidad se refiere al hecho de ser viuda de un famoso.

Cuando [Maria] Kasprowiczowa publicó su Diario, antes de la guerra, le reprocharon que hablase más de sí misma que del difunto poeta. Porque a todas las mujeres les está permitido escribir sobre sí mismas, salvo a las “viudas de alguien famoso”, para quienes está absolutamente vedado este tipo de escritura.

Y una vez encarrerada en aquello que llama su atención -y para solaz de sus lectores- ya no se detiene.

En opiniones de ese calado percibo aún la atávica nostalgia de quemar viudas en la hoguera. Y, como no parece muy probable que esa ceremonia vuelva a estar vigente, habrá que consentir que las viudas tengan una vida propia y que algunas lleguen, incluso, a desarrollar una individualidad más vigorosa que las de sus difuntos.

Concluye que la viuda que da pie a sus reflexiones cuenta con atributos y características originales; se trata de una persona muy singular.

Kasprowiczowa hubiese sido igualmente una personalidad célebre sin necesidad de que alguien conocido la hiciera enviudar. Sus cualidades y sus, llamémoslas así, anticualidades, venían con una dimensión “no de serie”.

Se que no viene a cuento pero en este momento evoco una cita de Macedonio Fernández: “apenas murió mi esposo enviudé sin vacilar.”

martes, 3 de enero de 2023

Entre vitrinas andamos

 

Sabida es la dificultad inherente al arte de los equilibrios. Pensaba esto en relación a que por un lado están quienes creen saber de todo y por tanto hablan de todo, opinan de todo (ya nos referimos a ellos  http://habladuriacronicasdelocotidiano.blogspot.com/search/label/tod%C3%B3logos); mientras que por el otro, están aquellos que solo cultivan un área del conocimiento.

A estas disquisiciones llegué por medio de una vivencia que comparte Justino Jiménez de Aréchaga

Hace algunos años, encontrándome en una ciudad europea (…) visité las galerías de historia natural, acompañado de uno de los encargados, que me iba describiendo los zoolitos con extrema complacencia. Aquel hombre me enseñó no poco, hasta llegar a los terrenos pliocenos.

Fue allí que sucedió algo que llamó la atención a Jiménez de Aréchaga

Pero cuando nos encontramos ante los primeros vestigios del hombre, volvió la cabeza y respondió a mis preguntas que aquella no era su vitrina. (…)

Pero el que tiene una vitrina jamás soñó en que exista algo fuera de ella. Si lo llamáis a la realidad, ponéis en su espíritu una enorme tristeza. Para él ya pasó la edad aventurera de los descubrimientos. Él tiene ya sus fósiles catalogados. Y bien repartidos en su única vitrina.

Al fin que todo se resume a una cuestión de vitrinas, lo que a su vez genera algunas preguntas: ¿hay holgazanería en quien se dedica a su única vitrina?, ¿es cuestión de humildad limitarse a hablar de lo que uno conoce?

 

p.d. para quienes al igual que yo se encuentran desvitrinados en estas áreas, les comento que en una rápida consulta obtuve la siguiente información.

Zoolito es un artefacto arqueológico elaborado en piedra con forma de animal. Mientras que Plioceno es el periodo de la era Cenozoica que abarca desde el final del Mioceno (hace aproximadamente 5,3 millones de años) hasta principios del Pleistoceno (hace aproximadamente 1,8 millones de años).