miércoles, 1 de octubre de 2025
lunes, 15 de septiembre de 2025
Dos noticias de casa
* Este año he concluido la publicación de una serie de compilaciones de citas integrada por cuatro libros: Breverías españolas (2023), Breverías mexicanas (2024), Breverías argentinas (2024) y Breverías uruguayas (2025), todos ellos a cargo de la Editorial Y griega (Madrid).
Con alegría y agradecimiento comparto que ahora llega el momento de proseguir con la publicación de la serie de compilaciones de anécdotas. La misma dio inicio con Anécdotas (Madrid, Fundación Emmanuel Mounier, 2022; este texto reúne materiales relativos a España). Con ese objetivo estoy trabajando en las otras cuatro que completan la serie (mexicanas, generales, argentinas y uruguayas) que, en ese orden, también serán publicadas por la Editorial Y griega.
* El próximo mes de octubre estaré en sendas bibliotecas públicas de la Alcaldía Benito Juárez de Ciudad de México dando la charla titulada Crónicas agradecidas, al tiempo de presentar la compilación Breverías mexicanas.
En los próximos días daré más detalles al respecto.
Desde ya agradezco a quienes asistan a estos encuentros.
miércoles, 3 de septiembre de 2025
Quince años de Habladuría
En el mes de septiembre de hace quince años nacía este blog con un perfil más o menos definido (http://habladuriacronicasdelocotidiano.blogspot.mx/2010/09/entre-el-vicio-y-el-oficio-compilador.html) Desde mucho antes estuve compilando anécdotas acerca de muy diversos temas y diferentes lugares. Algunas las tomé de periódicos y revistas, la mayoría las hallé en libros adquiridos en librerías de viejo que he sabido recorrer con entusiasmo digno de mejores causas. Fue en aquel entonces que la extraordinaria artista Magos Nava sugirió la idea de abrir un blog y se dio a la tarea de diseñarlo. En los inicios sus ilustraciones acompañaron los artículos publicados.
En
estos quince años las visitas han superado el número de 520.000. Difícil saber
cuántas de ellas responden a seguidores
del blog y cuántas a quienes llegan puntualmente y en forma azarosa por sus
búsquedas temáticas. Me inclino a pensar que son muchas más las segundas que
las primeras. También hay que tener en cuenta las visitas realizadas por robots que actúan en las redes.
El
total de artículos que se han ido sumando al blog hasta el momento son aproximadamente
1.200. Algunos de ellos han sido publicados y citados en periódicos y revistas
(ejemplo de ello es el artículo “¿El Ángel caído?” del Mtro. Eduardo Matos
Moctezuma publicado en Arqueología
Mexicana, No. 150). Asimismo he tenido noticias de menciones realizadas en
distintos programas radiales. Ciertos textos han sido utilizados como material
de apoyo en clases de preparatoria o universidad, así como en diversas
instancias de educación no formal. He tenido la oportunidad de narrar en forma
presencial algunas crónicas que integran este blog en diversas ciudades de
México (Cancún, Chihuahua, Ciudad Juárez, Ciudad de México, Guadalajara,
Guanajuato, León, Morelia, Oaxaca, Pachuca, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí,
San Miguel de Allende, Veracruz, Zacatecas, etc.) así como también en Buenos
Aires y Montevideo.
En
principio hay Habladuría para rato,
dado que en el taller de armado dispongo de muchos “pies de artículos” que
permiten aspirar a mantener este espacio. Tengo el anhelo de que parte de este
material pase a ser libro, columna periodística o espacio radial.
Quiero
expresar mi profundo agradecimiento y reconocimiento a Magos Nava. Sin su apoyo
este blog no hubiese sido posible.
Asimismo
va mi agradecimiento a los lectores habituales de Habladuría, a los intermitentes y a quienes lo fueron en algún
momento.
Y
sean bienvenidos aquellos que se sumen a partir de ahora.
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Junto
a este blog he desarrollado programas que se vienen implementado en diversas
instancias (http://habladuriacronicasdelocotidiano.blogspot.com/2019/08/programas.html),
entre ellos:
- Almacén de anécdotas, citas y afines
(http://habladuriacronicasdelocotidiano.blogspot.com/2017/04/almacen-de-anecdotas-de-gerardo-mendive.html?spref=tw)
- Mirar-nos con ojos ajenos. Una
invitación al análisis y la reflexión a partir de pedacitos de historia. Este programa inició en el mes de junio de 2020. Los grupos se reúnen semanalmente en forma
virtual los días martes a las 17 hr y jueves a las 12 hr. (horarios de
Ciudad de México).
- Leer
para vivir. Un espacio donde la lectura nos convoca. Nos reunimos semanalmente en forma virtual los
días miércoles a las 19 hr (horario de Ciudad de México).
Asimismo he publicado diversos ensayos
y compilaciones; entre otros: La educación familiar y sus desafíos (México, Paidós, 2005), Pedagogía del relato una tradición siempre
joven (México, edición de autor, 2007), La
escuela y sus desafíos (México, edición de autor, 2008), Diccionario de citas (México,
Algarabía-Lectorum, 2013), Anécdotas (Madrid, Fundación Emmanuel
Mounier, 2022), Breverías españolas (Madrid, Editorial Y griega, 2023), Breverías
mexicanas (Madrid, Editorial Y griega, 2024), Breverías argentinas (Madrid,
Editorial Y griega, 2024), Breverías uruguayas (Madrid, Editorial Y griega,
2025).
Gerardo
Mendive
5541262798
CDMX
lunes, 21 de julio de 2025
Biblioteca busca su cauce
Se trata de un viejo proyecto que me propongo encauzar en los próximos meses y para ello necesito de colaboración. Tal vez tengas alternativas al respecto o conozcas a alguien a quien pueda interesar.
Se trata de la historia de una
biblioteca, mi biblioteca.
La fui conformando en dos
etapas.
La primera estuvo centrada en
adquirir libros que apoyaran mi trabajo. Durante esos años fui reuniendo dos
fondos centrados en educación, así como en desarrollo personal y comunitario. Eran
mi apoyo para organizar charlas y talleres así como para reunir las
compilaciones que he publicado.
La segunda etapa tuvo que ver
con un peculiar proyecto: ir reuniendo libros que trataban de un amplio
espectro de temas: gastronomía, deportes, historias menores, criminología,
testimonios de médicos, crónicas citadinas, exilio español, manifestaciones de
arte popular y muchos etcéteras.
La idea era conseguir un lugar
donde instalar mi biblioteca y que estuviera al servicio comunitario. Me tenía
confianza en cuanto a que los libros reunidos podían acercar a la lectura a
quienes aun no eran aficionados a ella. Algo así como una biblioteca para
lectores dispersos. Seguía soñando: tal vez podía formar parte de algún centro
cultural, comunidad barrial, lugar de encuentro…
Fue así que durante años
recorrí muchas librerías de viejo tanto en CDMX como en diversas ciudades y
localidades de todo el país a donde concurría por razones laborales. Años de
invertir dinero en adquirir textos que pudieran enriquecer mi proyecto de
biblioteca.
De una vez lo digo: no tengo
inventario, catálogo o similar del acervo bibliográfico. A puro cálculo estimo
que deben ser entre 2.000 y 2.500 ejemplares. Cabe aclarar que varios están
subrayados o marcados.
Así mismo preciso que no hay
libros para niños. Muy poco de novela y poesía; fundamentalmente se trata de
ensayo y crónica.
Pasados los años no conseguí (seguramente
tampoco lo busqué con tanta dedicación) un lugar para instalar mi biblioteca.
Y como todo tiempo es llegado,
entro en la etapa de definir qué hacer con mi biblioteca.
Pensado en voz alta me imagino que pudiera tener diferentes
destinos:
· * que sea adquirida por alguna empresa del rubro
de medios de comunicación, ya que podría ser un importante apoyo para su
programación así como para la formación de locutores;
· * una biblioteca popular o casa de la cultura o
casa de lectura de alguna comunidad donde interese desarrollar un proyecto
vinculado a la lectura, mismo que ya tengo organizado con el título de “Leer
para vivir”;
· * alguna casa de retiros, cabañas, hostal…
situado en un entorno natural donde haga falta una buena biblioteca;
· * secretaría de cultura de algún estado o ciudad
que quisiera instalar la biblioteca junto al programa “Leer para vivir”;
· * universidad o centro de estudios superiores con
cursos de licenciatura y posgrado que quiera innovar con un espacio para
lectores dispersos;
· * alguien que disponga de un lugar donde se pueda
instalar la biblioteca a manera de librería de usados y orientación
bibliográfica;
· * interesado en tener los libros y venderlos por
MercadoLibre (o similar) con su debida comisión;
· * persona o institución que después de conocer el
acervo (se podrá visitar durante todo el mes de septiembre) quiera adquirir la
biblioteca haciendo una oferta partiendo de una base mínima de $ 200.000
doscientos mil pesos).
Por último, quiero aclarar que
si se concreta alguna de estas opciones (u otra que pudiera surgir) que se
acerque a mi sueño, entonces haría la propuesta de ir junto con la biblioteca
para iniciar el desarrollo del proyecto…
Desde ya, agradezco tu apoyo.
Un saludo afectuoso
Gerardo Mendive
julio 2025
whatsapp 5541262798
martes, 15 de julio de 2025
Vidrieras nada inocentes
Hay
personas que, a través de sus acciones, escritos, canciones, pinturas…, se nos
han vuelto entrañables. En algunos casos como resultado de un descubrimiento
personal debido a circunstancias casuales; en otros han alcanzado mayor
difusión, constituyendo una especie de marca generacional.
Es el
caso de la argentina María Elena Walsh. Compositora e intérprete de
inolvidables melodías para niños (y no sólo para ellos) como “Manuelita la tortuga”.
También autora de libros así como artículos publicados en periódicos y
revistas.
En este
momento nos referimos a uno de estos artículos titulado “¿Corrupción de
menores?” publicado en Clarín (Buenos Aires) el 5 de abril de 1979. Aun
cuando es innegable que en los años transcurridos desde su publicación hasta
hoy se han dado cambios significativos, el texto no deja de tener vigencia.
Las
jugueterías, en vidrieras separadas, ofrecen distintos juguetes para niñas y
para varones. En Estados Unidos, no hace muchos años los lugares públicos
estaban igualmente divididos “para gente de color” y “para blancos”. ¡Dividir
para reinar!
A las
nenas sólo se les ofrece -o se les impone- juguetería doméstica: ajuares,
lavarropas, cocinas, aspiradoras, accesorios de belleza o peluquería. (…)
Los
juguetes para varones sortean la monotonía y ofrecen toda la gama de
posibilidades humanas y extraterrestres: granjas, tren eléctrico, robots,
microscopio, telescopio, equipos de química y electrónica, autos, juegos de
ingenio y todo lo que, en fin, estimula las facultades mentales.
¿A la
nena no le gustan los animales de granja ni los trenes? ¿No sueña con manejar
un coche? ¿No siente curiosidad por el microcosmos o el espacio? ¡Cómo la va a
sentir si es cosa de la otra vidriera, la de Gran Jefe Toro Sentado Blanco!
Defensora
de los derechos de las mujeres, María Elena Walsh veía -como se ha señalado- un
estrecho vínculo entre el entretenimiento y el entrenamiento. “¿Es que el
ejercicio de la razón y la imaginación pueden llevarla a la larga a desistir de
ser una criatura dependiente y limitada, mano de obra gratuita y personaje
ornamental? La respuesta es sumamente indiscreta.”
Aun así, confiaba en que niñas y mujeres contaban con una enorme fuerza de resistencia ante la presión social. “Por suerte, esta criatura vestida de rosa (…) es fuerte y rebelde, dotada de una capacidad de supervivencia extraordinaria. La nena, en muchos casos, renegará de la manipulación (…)”
Detrás
de este aparente orden natural ve la acción nada inocente de quienes identifica
como “aprendices de jíbaros”.
Toda
criatura humana debe aprender a bastarse y cooperar en el trabajo hogareño y a
cuidar, si quiere, su apariencia. Lo grave consiste en convencer a la criatura
femenina de que el mundo termina allí. (…)
A la nena
no se le permite formar su personalidad libremente: se la dan toda hecha, y
aprendices de jíbaros le reducen el cerebro para luego convencerla de que nació
reducida. La instigan a practicar un desenfrenado culto a las apariencias y a
desdeñar su propia y diversa riqueza humana. La recortan y pegan par luego
culparla porque es una figurita. La educan, en fin, para pequeña cortesana de
un mundo en liquidación.
Y este
artículo capicúa concluye con la pregunta formulada en el título: “¿No es eso
corrupción de menores?”
Gracias,
María Elena. Gracias, siempre.
martes, 8 de julio de 2025
Tiempo de cambios
Vivimos en medio de vicisitudes que ocasionan grandes transformaciones en
diversos campos del acontecer. Es así que con frecuencia se alude a la incertidumbre,
imprevisibilidad, desafíos y retos de nuestro tiempo. Tal vez estas
consideraciones sean de las pocas que en lograr unanimidad.
Y sin querer restarle trascendencia a lo anterior, es posible advertir que en
muchos momentos de la historia se ha vivido con esta misma convicción asociada
a la irrupción de tiempos adversos. Al respecto Jorge Luis Borges señalaba: “Le
tocaron, como a todos los hombres, malos tiempos en que vivir”.
Azorín representa una pequeña muestra de ello cuando en 1951 afirmara: “Difícil
es en tiempos normales mantenerse ecuánimes (…); más difícil cuando el mundo
anda, como ahora, revuelto, soliviantado.”
Sin embargo, hubo quienes comprendieron que cambios y transformaciones
lejos de manifestar decadencia social podían ser el anuncio de nuevas
realidades más venturosas. Tal lo que se desprende de la conferencia “Defensa
del tiempo presente” pronunciada por Alberto Lasplaces en el Centro Protección
Chauffeurs de Montevideo en 1925.
Podremos
advertir que en nuestra época las ideas se discuten con empecinamiento y
entusiasmo y que las muchedumbres se muestran indecisas ante distintas
solicitaciones, sin saber qué camino tomar. Hay quien interpreta eso como un
signo de decadencia, como la iniciación de un verdadero caos.
Lasplaces
discrepa con esta manera de interpretar los acontecimientos.
A mí, al
contrario, me parece muy bueno. La nuestra es una época de transición colocada
entre un orden de ideas y realizaciones que ha cumplido ya con su misión
histórica, y otro orden de ideas y de realizaciones que alborea apenas y del
cual más o menos todos somos obreros e iniciadores.
Y propone
una mirada diferente al distanciarse de quienes hablaban de ruptura en la disciplina
social.
Los que
se espantan de nuestra inquietud, de la agitación vibrante en que vivimos, nos
censuran en nombre de la disciplina. Hasta ahora la disciplina no ha sido otra
cosa que sometimiento involuntario de los más a las atentatorias imposiciones
de los menos. A eso yo no le llamo disciplina sino despotismo. Lo que ansiamos
y buscamos nosotros es una disciplina consciente y razonada, a la cual se
adapte voluntariamente cada hombre.
Así pues
Alberto Lasplaces saludaba en su conferencia de 1925 el advenimiento de esta
nueva etapa que conduciría a una vida más plena. “La nuestra es una época de
libre examen. De ahí que en todas partes se discuta, y haya choque de ideas y
reñidos encuentros. Eso es vida. La disciplina como la entienden algunos sería
acatamiento, silencio y tristeza, es decir, muerte.”
Ojalá que
los cambios de nuestro tiempo también sean indicio del renacer de la vida.
martes, 1 de julio de 2025
Vocación ascética
En
diversas oportunidades nos hemos referido en este espacio a Pacomio, conocido
monje que vivió en el siglo IV. Fue así que conocimos una extraña historia en
torno al vínculo del uso de capuchas con la cantidad de aceitunas ingeridas (https://habladuriacronicasdelocotidiano.blogspot.com/2019/03/la-historia-de-pacomio-las-aceitunas-y.html).
También nos aproximamos a las razones para la búsqueda deliberada de la fealdad
(https://habladuriacronicasdelocotidiano.blogspot.com/2020/06/la-busqueda-de-la-fealdad.html).
Hemos incursionado en la materia guiados por J. Lacarriére, prestigioso
especialista en el tema.
En
esta ocasión, y con la misma conducción, nos asomaremos a las privaciones y
destrato a que se sometía a los aspirantes a monjes con el objetivo de
confirmar la fortaleza de su vocación.
(…) ¿cómo
vivía un monje pacomiano? Ante todo, no se convertía en monje quien quería. La disciplina ascética
impuesta por Pacomio era de tal naturaleza que exigía poner a prueba la
sinceridad y voluntad del candidato antes de ser aceptado en la comunidad. (…) se
convirtieron en una especie de ritual, poco más o menos idéntico para cada candidato:
-
cerrarle ante sus narices la puerta del monasterio;
- dejarle
esperar varios días (diez días, según Casiano) a la entrada del monasterio, sin
dirigirle la palabra;
-
obligarle a prosternarse, echarse a tierra ante cada monje que entraba o salía,
etc.
No vaya
a creerse que allí acababa el fraterno hostigamiento a quienes
solicitaban ser admitidos en la comunidad; continúa Lacarriére
Una vez
sufrida esta primera prueba, el candidato era admitido al interior y confiado
por algún tiempo al portero, luego a un “dueño de casa”. Allí, se continuaba el
“test” de su voluntad y su desapego del mundo. Se le daban los quehaceres más
repugnantes, a veces, incluso le escupían encima o bien no le prestaban
atención, o se le anunciaba que su madre, su hermana, su hijo o su hermano
estaba muriendo y le reclamaba, por ver si todo apego al mundo estaba bien
muerto en él. Por supuesto, estas pruebas variaban según los casos. Dependían,
por lo general, de la discreción del superior. Pero la disciplina y la
obediencia, dado que son principios evidentes, inseparables de toda vida
comunitaria, no merecen la pena de que nos detengamos más en ellas.
Lacarriére
no lo menciona, pero es posible que con semejantes procedimientos de
bienvenida, muchos aspirantes se regresaran por dónde habían llegado…
martes, 24 de junio de 2025
Las cuentas de la vida
Úrsulo
Moncayo, protagonista de la novela “Isla de Lobos” de David Martín del Campo, echa
números en relación a la vida.
“Un
hombre vive 70 años, si elude los síncopes cardiacos de los cincuenta y el
cáncer de los sesenta. Digamos que hasta esa edad conserva en promedio la
lucidez. Si restamos los diecisiete años que emplea en su formación escolar,
nos quedan… 53 años, que en días son: 53 por 365, igual a 19 mil 345 días.
Dejémoslo en 19 mil por los días que pasa uno enfermo en cama. A eso hay que
restarle la tercera parte del tiempo que pasa un hombre durmiendo; nos quedan
12 mil 667 días. Dejémoslo en 12 mil por las siestas y sueños prolongados en la
pereza matinal. ¡Ah, los domingos! Quitemos las vigilias de los séptimos días.
Así, a ver, tenemos 53 años por 52 semanas, por 16 horas; entre 24 horas de la
unidad día; restan… 12 mil menos 1837, son 10 mil 163. Dejémoslo en 9 mil días
por las vacaciones, medios sábados, días festivos, puentes y crudas.
También tenemos dos horas y media diarias empleadas en alimentarnos; una, por
lo menos, en transportarnos; ocho de trabajo, en cinco días laborales; media
hora diaria ocupada en el cuarto de baño; dos horas diarias cedidas a la
familia, los amigos, el periódico, la copa y la televisión; y una hora diaria
entregada al amor o su búsqueda. Tenemos…” (…)
Ya
entrado en materia, proseguía con sus cálculos.
“89 horas
por semana, que al año en días, son… Dejémoslo en 90 por el tiempo ocupado en
subir escaleras y hablar por teléfono… 4 mil 680 horas al año, que en días son…
195 días al año, por los 53 años de lucidez, son 10 mil 335.”
Llegó
el momento de cerrar la cuenta.
“Tenemos
9 mil que quedan, menos estos otros 10 mil 335… ¡menos mil 335 días!”
El
resultado le causó estupor.
-¡Carajo!
¡Resulta que le salimos debiendo tiempo a la vida! -maldijo Moncayo (…)
Pero
además a Moncayo hubo algo que no le pasó desapercibido
“Y para
la creación, para el arte, para la aportación humana que cada uno podría
ofrecer al mundo… ¡nada! Tal pareciera que solamente los burgueses tuvieran
tiempo para el canto y las flores…”
Felizmente
llega el consuelo:
-O los
cínicos marginales, desde luego (…) Gracias a Dios.
martes, 17 de junio de 2025
Deseo incumplido
En
algún momento de su vida Giovanni Papini hubiera querido ser escéptico, pero
guiándonos por su testimonio queda claro que no lo logró. La persistencia de la
duda y el derecho a la incertidumbre le impidieron llegar a ese resguardo.
¿Escéptico
yo? No, desgraciadamente. Ni siquiera soy un escéptico. El escéptico es un
hombre afortunado: posee una fe, la fe en la imposibilidad de la certeza.
Puede
vivir tranquilo, y, si se le antoja, dogmático. Pero yo no. Yo ni siquiera creo
en la vanidad de cualquier búsqueda, y ni siquiera estoy seguro de la
inexistencia de la certeza. Entre las cosas posibles también está ésta: que la
verdad se encuentre y que alguien la posea.
Porque
finalmente se pregunta: “¿Qué quiere decir que yo no la haya encontrado y que
yo no la posea?”
martes, 10 de junio de 2025
Recuerdo de una traición
A la hora de hurgar en la memoria aparecen episodios
que no tienen mayor relevancia para otros, pero sí para uno. De eso da cuenta
Juan Forn, destacado especialista en poner de manifiesto historias
aparentemente menores.
El libro [Los
oficios ajenos de Primo Levi]
empieza hablando de la casa donde Levi nació y pasó toda su vida, salvo el
breve y terrible interregno en que fue enviado a Auschwitz.
(…) en su recorrido desemboca en un cuarto donde se
acumulan valijas y baúles de tiempos pretéritos. Levi encuentra allí la caja de
su viejo Meccano y recuerda al instante su primer amor, una niña de nueve años
llamada Lydia, recién operada de las amígdalas. Lydia debía guardar reposo y
contemplaba a la distancia cómo jugaban los demás chicos en la calle. Uno de
ellos, llamado Carlo, atraía especialmente su atención. Carlo tenía una versión
del Meccano superior a la de Primo, pero si juntaban las piezas de ambos
juegos, podían construir artefactos imposibles de lograr cada uno por su lado.
Así fue como Primo y Carlo aunaron esfuerzos para
construir lo que regalarían a Lydia con motivo de su cumpleaños.
No sólo las piezas eran complementarias, también lo
eran las mentalidades de ambos: los objetos que armaba Carlo eran simples,
sólidos y pedestres; los de Primo eran más complicados e inventivos pero
inestables, porque no tenía la paciencia de Carlo para ajustar bien cada
tuerca. Primo sugiere a Carlo construir algo único para el cumpleaños de Lydia:
algo que ni siquiera los manuales del Meccano enseñen cómo hacer. Carlo se
inclina por un motor, un artefacto que funcione por sí solo. Primo acepta pero
aspira a algo simbólico, que funcione como ofrenda de amor. Luego de mucho
discutir convence a Carlo de que hagan un reloj, el reloj más hermoso jamás
construido.
Carlo acepta a regañadientes el rol subalterno que
tiene en la tarea, Primo siente que el amor inspira su audacia creativa.
Pero la competencia entre aquellos niños que buscaban
impresionar a Lydia conducirá a la ruptura de aquella alianza.
Llega el cumpleaños de Lydia, Carlo cede a Primo el
honor de entregar el regalo elaborado en conjunto. Cuando Primo intenta poner
en marcha el reloj, el mecanismo fracasa miserablemente. Carlo da entonces un
paso al frente y entrega a la cumpleañera el regalo que llevaba oculto debajo
de su camisa: una bombonera, que Lydia recibe encantada y muestra con orgullo
al resto de los invitados.
¿Por qué permaneció ese recuerdo de infancia, al cabo
de tantos años, en la memoria de Primo Levi? Tal vez lo anotado por Rafael Argullol
respecto a la traición pueda aclarar el punto.
Nada debilita tanto como la traición. Podemos
permanecer fuertes ante el odio y la envidia, ante el dolor e incluso ante la
muerte. Pero la traición nos vuelve frágiles e impotentes porque, con ella,
irremediablemente se hunde un mundo: un mundo que nosotros mismos habíamos
construido con la ternura y la seguridad de lo que se construye para siempre.
Y es
que al decir de Mario Míguez -citado por Fernando Savater- “Traicionado el
amor, ya todo es nada.”