No es secreto para nadie que
la llamada opinión pública está muy influida por la opinión privada de
informativistas, líderes de opinión (sic), editorialistas, etc. que responden a
intereses de los concesionarios de los principales medios de comunicación.
Entre muchos otros tópicos
esto tiene que ver con la concentración de medios así como con la apatía y/o
limitaciones prácticas de buena parte de la población para tener una
información más apegada a la realidad.
Ahora bien, esta cuestión no
es patrimonio exclusivo de nuestro tiempo, lo que queda de manifiesto en la conferencia
pronunciada por Ramón López Velarde en la Universidad Popular el 26 de marzo de
1916 (y que se cita en Vida Moderna,
México, el 12 de abril de ese mismo año).
(…) Aquí
viene a pelo referirme también a la comodidad que representa, en una sociedad
que no lee ni medita, repetir por boca de ganso, tercamente y profusamente, la
opinión preestablecida. Siempre constituirá una facilidad democrática la compra
de ropa hecha. Bien vista la cuestión, es útil el charlatán que soba y soba lo
que otros han pensado; como es útil el sastre que vende ropa hecha. Y no
concibo que se tolere al sastre y al mismo tiempo se deteste al periodista que,
por diez centavos, nos sirve todas las mañanas poesía hecha, política hecha,
reportazgo como corbata roja y editorial como falda pantalón.
Los años han pasado y –aun cuando
en este aspecto se han dado cambios considerables que no es posible desconocer-
seguimos consumiendo mucha información de la que nos venden como “ropa hecha”
al decir de López Velarde.
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