martes, 15 de marzo de 2016

El atractivo de las momias de Guanajuato


Entre quienes no están familiarizados con este tipo de exhibiciones, concurrir al Museo donde están las momias en la ciudad de Guanajuato puede generar reacciones que se sitúan entre el asombro y el rechazo. John Carlin aborda este tema y señala las diferencias que respecto al tema de la muerte se presentan entre los mexicanos y sus vecinos del norte.

“¡Mira, mami, mira!”. El niñito tira de la manga de su madre y señala el cuerpo sin vida dentro de la caja de cristal. Un cuerpo que lleva muerto mucho tiempo, como la mayoría de los que se exhiben en el Museo de las Momias y Salón del Culto a la Muerte en la ciudad colonial de Guanajuato. El esqueleto consumido que tanto ha interesado al niño está envuelto en los restos tiesos y amarillentos de lo que en tiempos era piel viva. Pero la mandíbula de la calavera está suelta y forma una o redonda en la boca que se une a los huecos en los que estaban los ojos para transmitir una expresión de horror ciego, como la figura en el cuadro El grito, de Münch.
“¡Mira, mami, mira, mira!”. “Sí, mi hijito, sí”, responde la madre. “Así es. Así vamos a acabar”.
El museo está abarrotado, en su mayor parte de familias atraídas por el descuento que se anuncia en taquilla (…) La razón de que los cuerpos no estén descompuestos, explican con voz espectral los ancianos guías, es que el suelo de Guanajuato, en otro tiempo la ciudad minera que más plata producía del imperio español, contiene un nitrato que es un embalsamador natural.
La mayoría de las momias son de hombres, algunas son de mujeres (una de ellas, una mujer embarazada, con el feto reseco todavía en su sitio) y seis o siete son niños, todos vestidos por sus padres para la tumba con las túnicas que llevan las estatuas de los santos en los altares de las iglesias. Mientras los niños vivos miran embobados, los guías concluyen las visitas con una enseñanza que a pocos se les habrá escapado: “Aquí”, señalan, “han tenido una clara representación del horrible destino que nos espera”.
El Museo de las Momias no debe ser motivo de temor para Disneyworld. Pese a la popularidad de México como destino turístico en Estados Unidos, no es fácil que los padres estadounidenses convenzan a sus hijos de que cambien la oportunidad de toparse con Mickey o Goofy en Orlando por las posibilidades de educación temprana que proporciona Guanajuato.
El hecho de que México y Estados Unidos sean vecinos, que compartan una frontera de más de 3.000 kilómetros de longitud, es tal vez una de las aberraciones en las que pensaba Gabriel García Márquez cuando acuñó la expresión “los errores de Dios”. La diferencia más clara está en el nivel de vida. Pero, como escribió Octavio Paz, “la diferencia de veras básica es invisible; además quizá sea infranqueable”. Consiste en la distinta relación que tiene la población de los dos países con el trabajo, el juego, el amor y el poder, una relación condicionada en gran parte por las actitudes de cada pueblo frente a la muerte. “Para los mexicanos, la muerte se ve y se toca”, observa Paz. Para los estadounidenses es una cosa ausente, tabú.

Dicho sea con todo respeto que es tal la curiosidad por ver a estas momias en otras ciudades, que las mismas se han visto en la necesidad de salir a dar la vuelta, tal como lo describe la crónica de Arturo Cruz Bárcenas.

En sendas carrozas fúnebres, 12 momias de Guanajuato recorrieron ayer [29/8/2009] Paseo de la Reforma, luego de haber sido expuestas en nueve ciudades de la República.
Al mediodía se las llevaron de la explanada del Auditorio nacional, por Reforma, hasta la glorieta del Ángel de la Independencia. De regreso las trasladaron por el camino que Maximiliano mandó construir para Carlota; siguieron por Mariano Escobedo, Mazarik, Ferrocarril de Cuernavaca, para llegar a Moliere, donde serán exhibidas en el foro Scotiabank, a partir del 3 de septiembre.
El recorrido duró poco más de una hora. La fila de las carrozas llamaba la atención de los transeúntes. “¡Alguien se murió!”, gritó un transeúnte que caminaba sobre Mazarik.

Pues sí, no le faltaba razón al citado transeúnte (aunque hubiera sido pertinente aclararle que la cosa no era de ahora); continúa la crónica de Cruz Bárcenas.

Varios jóvenes saludaban desde las aceras. (...) La mayoría de los automovilistas hacían sonar sus cláxones, en señal de protesta porque los vehículos fúnebres obstruían el tránsito de los alrededores de Polanco.
Las momias de Guanajuato es una muestra itinerante integrada por 24 piezas de la colección del museo ex profeso de la capital guanajuatense y por 12 del recinto similar de Celaya, la cual ha sido visitada por 900 mil personas.
Estos restos están asegurados en 24 millones de pesos. La intención de los organizadores es que, en 990 metros cuadrados divididos en siete salas temáticas, se advierta la relación mística de los mexicanos con la muerte.

Asimismo las momias de Guanajuato representan una considerable fuente de ingresos para el estado, de tal forma que es posible proponer una ligera variación al dicho popular: “uno no sabe para quién muere”. Andrés Guardiola, en artículo publicado en Excélsior el 6 de noviembre de 2012, da cuenta de la controversia que motivos económicos tuvo lugar en relación a las momias de Guanajuato.

Las Momias de Guanajuato literalmente continúan en el más allá. Son 36 los cuerpos momificados que están extraviados en Estados Unidos, lo que propició un litigio para que los cuerpos regresen a las vitrinas del Museo de las Momias.
En junio de 2011, el gobierno municipal de Guanajuato vio por última vez los cadáveres, que fueron entregados a una empresa privada para su exhibición en el extranjero.
Incluso la entonces regidora y hoy diputada local priista, Érika Arroyo, insistía en que no había problema alguno, pero han pasado más de cuatro años desde que Firma Corporativo, empresa del yucateco Manuel Andrés Hernández Berlín, dejó de cumplir con la renta.
Ayer, el alcalde de Guanajuato, Luis Fernando Gutiérrez, destacó que una de sus primeras tareas es la recuperación legal del patrimonio de los guanajuatenses, a pesar de que no lleva ni un mes en el cargo.
“El caso está en tribunales y es cuestión de juzgados y de cuestión jurídica. Por supuesto que para esta administración lo más importante es que las momias estén de regreso.”

Sin embargo, continúa la nota, la solución en ese momento no parecía demasiado sencilla.

Pero el empresario defraudador está desaparecido, incluso había puesto en prenda propiedades en Yucatán, las cuales luego se comprobó que no eran de su propiedad.
El 29 de mayo de 2011, Excélsior informó que 36 momias de las 111 que conserva Guanajuato se encuentran extraviadas en Estados Unidos y que las utilidades que se esperaba recibir por su exhibición no han sido entregadas al municipio.
Un total de 24 cadáveres fueron entregados a Firma Corporativo en 2007 por el anterior munícipe, el panista Eduardo Romero Hicks para ser exhibidos a través de México, pero dos años más tarde el contrato se amplió a 36 momias y la posibilidad de sacarlas del país, en diferentes ciudades de Estados Unidos.
Una vez con el contrato, la firma del yucateco signó un nuevo negocio, pero en Estados Unidos, con el Detroit Science Center para itinerar la colección de cuerpos momificados por ese país.
La cantidad que se esperaba obtener [era de] al menos 240 mil dólares por año, de los cuales Guanajuato no ha recibido un centavo, por lo que ya se inició un litigio en contra de Hernández Berlín.

El cronista concluye su nota transcribiendo la información que le proporcionara el director del museo.

Por su parte, el Director del Museo de las Momias de Guanajuato, Juan Carlos Ruiz Santoscoy, destacó que las momias en litigio son parte de un lote que no era exhibido:
“Son cuerpos de jóvenes y adultos que teníamos en un área de conservación, estaban guardados (en el mismo estado se tienen 20 más), nuestra exposición cuenta con 56.
“Los mejores conservados y que están más completos salieron a la exposición itinerante, el cuerpo más viejo data de hace 140 años, y de ahí hasta la más reciente es de hace 26 años”, agregó.

Una muestra más, entre tantas, de los vínculos tan estrechos entre el mexicano y la muerte.

No hay comentarios: