martes, 13 de noviembre de 2018

Las dos Pilar y los dos Javier


A menudo nos invade el sentimiento de que ya es más que suficiente con ser uno mismo, sin embargo no son pocos los casos de quienes en su vida tuvieron que ser dos. Ello sucedió a Pilar Bardem tal como lo contó en entrevista realizada hace unos años por Rosa Montero.

(...) cuando mi madre me tuvo, me tuvo porque murió la otra hermana a los ocho años. Por eso yo soy mucho más pequeña que mi hermano. Juan Antonio me lleva 17 años. Mi madre siempre decía en broma que yo era el último polvo de mi padre, que había supuesto un gran esfuerzo de don Rafael y que por eso no había salido tan guapa como la otra. (...) 
Trato de quererme. Estoy descubriéndome a mí misma. Por ejemplo, ahora veo fotos mías de antes y me digo: anda, pero si era muy mona. No me había dado cuenta. Yo he pasado por mi misma sin darme cuenta. No tenía tiempo para ello.
No tenía tiempo y además supongo que estaba demasiado aplastada por la imagen de la hermana muerta... Llevar esa presión debe de ser difícil.
Lo llevé bien porque mi hermano intervino. En realidad, yo no me daba cuenta de la presión. Porque yo montaba en la bicicleta de mi hermana, yo llevaba un traje puesto y me decían: “Cuidado, que era de tu hermana...”.       

Aun con todo lo que ello significara, Pilar Bardem –con una mirada de comprensión hacia el dolor de sus padres- fue abriendo lugar a su hermana.

(…) los padres no se daban cuenta de esas cosas, los pobres. Y sí recuerdo que, siendo muy niña, un día metí la mano en la sopa y dije: “En esta casa no soy nadie”. De eso sí me acuerdo. Supongo que era una especie de protesta. Y oí que mi hermano decía: “Hombre, por Dios, no le hablemos a la niña de la otra...”. Pero luego lo fui asumiendo porque yo me lo pasaba muy bien con mi hermana, me hacía grandes cuentos con ella. Eran dos princesas, ella era la buena y la guapa, por supuesto, y yo era un poquito más mala... Y luego mi padre me acostumbró a decir que yo era dos. Mi padre siempre decía que yo era dos.

Así fue como ella se fue convirtiendo en dos; las dos Pilar habitaban su vida.

Y mi tía me llamaba Pili-Pili. Pili por la otra y Pili por mí. Porque yo me llamaba Pilar por mi hermana. Y vi la tumba de mi hermana cuando yo tenía ocho años. O sea, vi: “Aquí yace Pilar Bardem, muerta a los ocho años de edad”.
-¡Qué horror!
-Lo vi y me dije: ¡uuuuuuuuh...! Pero siempre he tenido esa sensación de ser dos. Mi padre decía que mi hermana estaba a su lado. Y luego son cosas que se hereda, o que son verdad, porque yo siempre he tenido la sensación de que a mi madre la llevo aquí, conmigo. Y siempre que salgo a escena le digo: “Vamos, Matilde”. Y hay compañeros que me preguntan: “¿Le puedo yo también decir algo?”. Y lo dicen con todo el respeto del mundo.

Según el testimonio de la actriz Pilar Bardem entrevistada por la escritora Rosa Montero, la historia se repite con su hijo. “Y da la puñetera casualidad de que la vida es así. A mí se me murió un niño que se llamaba Javier y nació otro niño corriendo que se llama Javier. Y, efectivamente, yo también le he dicho a Javier que es dos.”

Y aun en este tipo de situaciones aparece el lado positivo por lo que cuando Rosa Montero señala “que ser dos es una estupenda cualidad para ser una actriz o un actor...”, Pilar Bardem coincide: “Sí, sí, sí, claro. Porque eres tú y los demás personajes.”

Extrañas circunstancias en la vida de Pilar y Javier Bardem, dos grandes figuras de la actuación.

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