jueves, 7 de marzo de 2019

Una actuación en la intimidad


Se dio cuenta del hecho en una nota de prensa de abril de 2017 y el título ya lo decía todo: “Un conocido actor italiano hizo toda la función pese a no tener ni un solo espectador”. ¿Cómo empezó la cosa?

Cuando le dijeron que no había vendido ni un solo billete, el actor, de 65 años, respondió: “levanten el telón, el espectáculo se hace igual”
“Maestro, no sabemos cómo decírselo, pero esta noche en el teatro no hay ni un sólo espectador”. Las caras de las personas que vendían las entradas estaban pálidas, pero el actor siguió mirando el espejo de su camarín mientras lo maquillaban. Impertérrito.
Suspiró, levantó un poco la cabeza y les contestó: “Voy a escena igual, esta noche el espectáculo se hace”. Su monólogo, de una hora y veinte minutos, lo realizó íntegro. Y fue una de sus mejores actuaciones. Esta historia es verdadera. Sucedió el sábado por la noche en el Teatro del Pueblo, de la ciudad de Gallarate, Italia.

Podía pensarse que se trataba de un mal actor o de un desconocido en el mundo teatral o de un principiante, pero el supuesto no trae verdad.

(…) el actor se llama Giovanni Mongiano, de 65 años. Un actor muy respetado, muy serio y siempre con público. Salvo esta vez.
El espectáculo que está presentando se llama Improvisación de un actor que lee. Una obra irónica que había llegado a su 70° representación. Mongiano no es un actor del montón. Tiene 45 años de carrera, y su actitud ha despertado una ola de aprobaciones en el mundo del espectáculo, que se sintió identificado con ese hombre al que no le importó el papelón de un teatro vacío.
Mongiano transformó su actitud en una poética declaración de amor. Y explicó porqué lo hizo: “Fue un impulso irresistible, debía hacerlo. Un acto de amor pero también un gesto provocativo y simbólico”.
La foto del actor, con el teatro vacío, está dando la vuelta al mundo. Su gesto asume el sabor de una resistencia humana y artística. Y Mongiano lo sabe: “Nunca me pasó algo igual. Como actor hay que aprender que no importa cuantas personas hay en la sala, la función se hace por respeto al teatro y a la gente. Cuando hice esta función sólo había cuatro personas en la sala. Yo sobre el escenario, el técnico de iluminación, mi asistente y una vendedora de billetes en la puerta de la sala. Pero ni ella se quedó. Sentí que sonó su celular y se fue”.

Las sospechas y conjeturas no se hicieron esperar: seguramente el acontecimiento fue fabricado por el propio actor de acuerdo a lo que le recomendara alguna agencia de marketing con el objetivo de ganar presencia pública. Parece que esta suspicacia no tiene sustento alguno.

Alguno pensó que podía ser un truco publicitario. El actor lo negó: “Un invento. Yo ya había cobrado mi contrato con anticipación. Podía haberme ido tranquilo a cenar y no hacer el espectáculo. Si lo hubiera hecho, esa noche habría tenido pesadillas. Y dormí magníficamente”.

¿Por qué no llegaron los espectadores? Se presentaron varias explicaciones al respecto.

Nadie sabe porqué sucedió lo del teatro vacío. Esa función era en Gallarate, un pueblo de 52.000 habitantes que tiene cuatro teatros y siempre están llenos. El actor culpa a los organizadores y su falta de publicidad, y los organizadores culpan a la prensa por no haberle dado magnitud al evento.

En la nota de prensa que informa del hecho se arriesga otra posible causa: “Se nota que entre lo chabacano y la cultura, muchos eligen lo primero. Lástima.” Y cierra con una buena dosis de tristeza y nostalgia.

Ahí arriba del escenario había un actor. Que realizó su espectáculo sin tener espectadores. En tiempos en donde un reality televisivo junta a millones para ver la nada, un tipo tuvo el coraje de entregar cultura.

No se por qué, pero hoy decidí evocar a Giovanni Mongiano y su digna actitud de resistencia.

No hay comentarios: