Tarea compleja la de diagnosticar enfermedades
lo que se manifiesta en las diversas interpretaciones que, con frecuencia, se
formulan en relación a un mismo cuadro clínico.
Nada menos que Chopin -citado por
Arnoldo Kraus- se refería a ello.
(...)
[uno de los médicos] olfateó lo que escupí, el otro tocó el lugar donde escupí
y el tercero escuchaba y observaba mientras yo escupía. El primero me dijo que
moriría, el segundo que me estaba muriendo y el tercero que ¡ya estaba muerto!
Ahora bien, no es posible dudar respecto
a los enormes avances que se han tenido lugar en el campo la medicina, lo que según
Perich se hizo evidente en el tema que nos ocupa.
Los progresos de la medicina, la
seguridad en los diagnósticos cada día más acentuada, permiten a los grandes
hombres arrepentirse de todos sus pecados en el momento justo, exacto; no como
ocurría antes, que a veces se arrepentían con cinco años de antelación, lo cual
había provocado la ruina de familias enteras.
Sin
embargo, aún persisten las discrepancias entre los más connotados especialistas,
mismas que dirimen en ateneos y consultas entre pares.
Otro
tanto acontece a la hora de prescribir los tratamientos.
El
testimonio de Juan José Millás es prueba de ello.
Esguince
de tobillo, al bajar las escaleras del metro. Acudo a un traumatólogo y a un
osteópata, por este orden. El traumatólogo me recomienda descanso y el
osteópata ejercicio (…)
Sabido
es que un escritor debe tener imaginación para resolver los dilemas que se presentan
en la vida de sus personajes, tal vez ello ayudó a Millás a la hora de resolver
la cuestión
(…)
de modo que hago un poco de bicicleta estática, que es una forma de ejercicio
en reposo. La vida como ejercicio de reconciliación de contrarios.
Pero
nada como los tratamientos que, aun reconociendo la seriedad de la enfermedad,
permiten continuar disfrutando de la vida.
Algo
así fue lo que prescribieron a Paco Espínola
(…) los consejos del curandero maragato
Camargo, quien me decía: “Ud. tome caña nada más, no bebidas extranjeras; haga
siesta lo que quiera, pero lo que sí, de noche, dos o tres veces por semana,
mire un rato las estrellas”.
Tal vez esto último sea particularmente
recomendable en estos tiempos y más aun cuando se acercan las lunas de octubre.