jueves, 1 de diciembre de 2011

Expertos o futurólogos


En las diversas áreas del conocimiento existen estudiosos que han destacado de tal forma que adquieren el merecido título de expertos. Sus opiniones son de enorme valía y las expresan tanto en la academia como en los diversos medios que, cada vez con mayor frecuencia, recurren a ellos. A través de lúcidos análisis ayudan a que la población en general entienda causas y características de diversos procesos políticos, económicos, artísticos, tecnológicos, etc.

En algún momento, y con anhelo de reducir los márgenes de  incertidumbre propios de la vida, hubo quienes entendieron que además de explicar lo que acontecía podían dar un paso más: anunciar lo que vendría. Aun cuando debemos reconocer que en casos aislados han logrado anticiparse a los hechos, es posible concluir que generalmente han fracasado en forma estrepitosa.

Sin ir demasiado lejos en el tiempo, no se escucharon voces que anunciaran con cierta antelación la difícil coyuntura económica que atraviesan actualmente tanto Europa como Estados Unidos. Deben haber sido muy pocos, en caso que los haya habido, los expertos que pudieron prever el derrumbe de la Unión Soviética así como la reunificación de Alemania, tan solo con unos meses de anticipación. En estos casos erraron por omisión.
Pero no solo los compromete el silencio, sino que también sus palabras. En numerosas situaciones sus pronósticos a futuro han estado muy lejos de cumplirse y en algunos casos de plano convocan a la risa. 

No se crea que estas deficiencias quedan circunscritas al momento actual sino que, por el contrario, existen múltiples antecedentes. Un relevamiento realizado por Homero Alsina Thevenet permite una panorámica sobre el tema.

Uno de los libros más útiles para el futuro de la Humanidad se titula The Experts Speak (lit. “Hablan los expertos”) y contiene un millar de afirmaciones disparatadas, dichas en muy diversos momentos por gente que era sabia o que creía serlo. (...)

Algunas joyas del libro:

* El pintor francés Paul Delaroche, tras examinar en 1839 la primera exposición de daguerrotipos, o sea el comienzo de la fotografía: “A partir de hoy, la pintura ha muerto”. (...)
* “No habrá otra guerra mundial”, anunció Henry Ford en 1928, una década antes de que explotara la peor guerra de la historia. (...)
* “Debo protestar enérgicamente contra la calumnia capitalista, que asegura que pretendemos una paz separada con Alemania”. Así se indignó Lenin al asumir el gobierno en la revolución rusa (noviembre 1917), cuatro meses antes de firmar la paz separada con Alemania. (...)
* “Les digo que Wellington es un mal general y que los ingleses son malos soldados, esto lo tenemos arreglado para la hora del almuerzo”. El pronóstico fue formulado por Napoleón a sus generales durante el desayuno del 18 de junio de 1815, pocas horas antes de su derrota en Waterloo. (...)
* “Mi invento (...) podrá ser explotado durante cierto tiempo como una curiosidad científica, pero aparte de ello no posee ningún valor comercial”. El invento era el cine y el equivocado profeta fue Auguste Lumière en 1895, el mismo año en que los hermanos Lumière realizaron la primera exhibición ante público. (...)
* “El cine sonoro no sustituirá a la película muda normal... Existe una inversión tan tremenda en el cine (mudo) que sería absurdo perturbarla”. Lo dijo Thomas Alva Edison en 1913. (...)
* Ante la propuesta de filmar la novela Lo que el viento se llevó, el productor Irving Thalberg (de MGM) aconsejó a su socio Louis B. Mayer: “Olvídalo, Louis, ninguna película sobre la guerra civil ha hecho dinero”. El pronóstico es de 1936. El éxito arrollador de Lo que el viento se llevó se inició con su estreno en 1939. La Metro Goldwyn Mayer terminó por ser primero la distribuidora y después la propietaria de la película.

Si luego de la enumeración anterior aun quedan dudas al respecto, entonces conviene citar otros yerros registrados en esta oportunidad por Carlos Díaz.
* En 1878, tras observar la luz eléctrica en una exposición científica universal, un profesor británico escribe: “Cuando finalice la exposición de París, la luz eléctrica se acabará, y no se oirá más de ella”.
* En 1895, el físico y matemático lord Kelvin manifiesta: “Máquinas voladoras más pesadas que el aire son de todo punto imposibles”.
* En 1899, Charles Duell, nada menos que director del Registro de Patentes de los Estados Unidos, comenta: “Se ha inventado ya todo cuanto se puede inventar”, razón por la cual aconseja a la Casa Blanca la clausura de tal Registro. (…)
* En 1977, Ken Olson, a la sazón destacado presidente de Digital Equipment Corporation, proclama: “No existen razones para que un individuo tenga una computadora en su propia casa”.

No obstante esta larga lista de pronósticos equivocados son muchos los expertos que le siguen jugando al futurólogo, al emitir sentencias con una seguridad digna de mejores causas. Parece que no aprendemos: ellos por abrir la boca, nosotros por escucharlos. 

Por supuesto que están en todo su derecho de realizar conjeturas a futuro, pero también lo tenemos quienes los escuchamos en cuanto a dejar de darles el lugar de verdaderos oráculos para simplemente otorgarles el beneficio de la duda. 

Entendemos que no estaría de más que luego de emitir sus consideraciones respecto al mercado de futuros, los expertos añadan la consabida fórmula de: “aplican restricciones”. Aunque lo digan muy rápido y como para que el radioescucha o telespectador no lleguen a escucharlo (tal como los medios realizan este exhorto: obligados y con un desgano que les resulta inocultable).


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