Sin duda que en años recientes ha cambiado el
escenario y las dificultades para pasar al otro lado no son menores. No
obstante, el flujo migratorio hacia el norte no se detiene. Son muchos los niños,
mujeres y hombres que al sentir que no tienen futuro en el lugar donde nacieron,
se lanzan al camino. Es muy elevada la población de origen mexicano que reside
en los Estados Unidos (algunos desde hace mucho tiempo, otros recién llegados)
desempeñando muy diversos oficios con distintos niveles de remuneración. En la
brújula de su corazón el norte es el sur, lo que los lleva a conservar vínculos
con familia y comunidad de origen. Muchas son las familias que se sostienen o acompletan sus ingresos con las remesas
que reciben.
Es así que muchos migrantes se convirtieron en
verdaderos héroes que debieron enfrentar enormes dificultades para sortear la
migra, conseguir trabajo, acostumbrarse a otra dinámica social y vivir con una
buena dosis de nostalgia. Su meta no se limita a mejorar su situación personal,
también quieren que ello suceda con su familia, con su pueblo, con su gente.
Pero no vaya a creerse que solo es cuestión de dinero;
hace unos años Alberto Najar presentaba una crónica acerca del tema.
(…) prácticamente
la mitad de los hombres de Vista Hermosa [municipio
de Jilotepec, Veracruz] han emigrado a Estados Unidos. Y casi todos los
adolescentes, apenas cumplen 18 años, buscan la forma de emprender camino al
norte. (…)
Hoy [era
el año 2002], 200
hombres y 30 mujeres viven en Estados Unidos, además de ocho matrimonios que
dejaron a sus hijos encargados con los abuelos.
La mayoría vive en Columbus, Indiana o Carolina del
Norte, y a casi todos les ha ido bien. (…)
Los migrantes pagaron la fachada de la telesecundaria
Lerdo de Tejada –incluso mandaron la foto de una casa que les gustó en Indiana
para que se construyera igual- y pavimentaron la calle frente a la escuela
primaria. También aportaron dólares para reparar el sistema de drenaje y cada
mes, rigurosamente, envían para el sueldo de los faeneros (trabajadores) que barren las calles, pintan fachadas,
reparan luminarias y aportan el 70% del costo de las fiestas patronales. (…)
“Hemos tratado de mantener los vínculos”, explica el
párroco de Jilotepec, Alfredo Hernández Vázquez. “En los cumpleaños o las
fiestas patronales grabamos videos y los mandamos a Estados Unidos; ellos
también se graban y mandan mensajes a las familias. Cuando alguno de los
muchachos se porta mal, le avisamos al padre y éste le manda un cassete con
consejos o regaños”.
Por supuesto que no faltan problemas y a ello también
alude la nota de Alberto Najar.
La migración, sin embargo, no trajo sólo felicidad pues
“además de dólares” a Vista Hermosa llegaron también problemas que antes no
existían. “Los jóvenes crecen sin la figura paterna y a veces es difícil
controlarlos; ya hasta formaron una pandilla”, dice el párroco Hernández.
Además, lamenta la catequista Vega, en el pueblo hay ya varios casos de
adulterio provocados “por la soledad de las mujeres que llevan hasta cinco años
sin marido”.
En opinión del sacerdote entrevistado por Najar aun
teniendo en cuenta las dificultades, el saldo es positivo.
Como quiera que sea, en Vista Hermosa lo único claro es
que la salida de sus vecinos salvó al pueblo. (…)
Eso piensa el sacerdote Hernández Vázquez. “A lo mejor
para otros pueblos la migración es una tragedia, pero para nosotros es una
bendición”, justifica. “A como están las cosas con el campo y las crisis, no sé
que haríamos sin la ayuda de nuestros hermanos”.
A la vista de todo ello es posible concluir que no fue
de a gratis que en muchos lugares -como por ejemplo Zacatecas y Querétaro- se
hayan erigido monumentos al migrante que, a no dudarlo, es auténtico merecedor
del bronce (y también la plata y el oro).
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