No resulta difícil encontrar múltiples casos
de discriminación a las mujeres en el contexto de diversas sociedades machistas.
Algunos de ellos provienen del pasado remoto, otros son más recientes y, a no
dudarlo, lamentablemente también los hay en nuestros días.
En su libro “Historias de mujeres”
(1995), Rosa Montero incluye la situación de Camille Claudel quien pasó recluida
los últimos años de su vida y fue prácticamente ignorada en su calidad de mujer
y artista.
(…) En el manicomio nadie conocía su
profesión de escultora: allí era simplemente la hermana de Paul Claudel. O
amante de uno o hermana de otro, pero nunca ella misma: ya digo que su destino
fue desaparecer. La actual Enciclopedia Británica le da una foto y dos columnas
de texto a Paul Claudel, pero a Camille, que viene justo encima, sólo le concede
la siguiente línea: “(c. 1883-1898), amante y modelo de Rodin”. Adviértase que
las fechas sólo abarcan el período que Camille pasó con Auguste, como si fuera
de esa relación ella no hubiera existido.
Por cierto que es altamente recomendable
ver la película acerca de su vida dirigida por Bruno Dumont y en la que la actriz
Juliette Binoche interpreta en forma notable el papel de Camille.
La discriminación a la mujer también se hace
presente a través de un falso sentido del humor; ejemplo de ello es una nota publicada por Selecciones
del Reader’s Digest en febrero de 1963.
“¿Habrá mujeres astronautas?” le preguntaron
a Rober Gilruth, jefe del proyecto de exploración tripulada del espacio, de los
Estados Unidos. Después de pensar un rato, éste repuso:
“Por el momento no hay planes de emplear
mujeres en los vuelos del programa sideral. Sin embargo, en la lista de abastos
y provisiones para el descenso de una tripulación en la Luna , existe un margen de 55
kilos para equipo de recreo”.
Aun cuando en el presente existen muchas
mujeres que son artistas y astronautas distinguidas, la lucha por los derechos
de las mujeres está muy lejos de haber concluido.
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