martes, 27 de octubre de 2015

Los diversos tonos del idioma


No son pocos los españoles que al arribar a México descubrieron una forma de hablar muy diferente en su propia lengua. Es así que conocieron palabras nuevas, otras modificadas, también aquellas que siendo las mismas cambian radicalmente su significado. Hubo quienes en ello apreciaron la diversidad y también los que descalificaron aquello que consideraron la profanación del idioma. Son muchos quienes dejaron constancia de sus impresiones al respecto.
 
En el caso de José Moreno Villa se vio gratamente sorprendido por el tono tan diferente en que escuchó hablar castilla y ello lo dejó plasmado en sus notas.
Son las palabras españolas, mías, las que llegan a mis oídos, pero con qué otro son. No suenan lo mismo.
Este pequeño misterio sobre el que todo el mundo pasa, considerándolo sin importancia, es lo que más me detiene. Me paro a ver si es el tono o el ritmo al hablar, o las dos cosas. ¡Qué maravilla! Pero si es ahí, en eso, donde está lo más hondo del alma humana.
 
Moreno Villa explica que esa sonoridad, cadencia y ritmo tan distinto, se debe a las dificultades que debieron vencer los mexicanos que hablando sus propias lenguas debieron aprender otro idioma.
Se le nota... la dificultad que tiene que vencer. Y, en vencerla, emplea tiempo; y por esto es lenta su expresión, lenta, melosa y recalcada.
En la emisión de un pues sí o un qué bueno o cómo no está toda el alma mexicana. El tono con que se dicen tales palabras es capaz de desarmar y enternecer. Un español no puede dar esa nota de dulzura y de honda bondad humilde. Nosotros somos más secos, más duros y más orgullosos.
 
Asimismo pone énfasis en que los sonidos predominantes en el idioma de origen dejan su huella al momento de pronunciarse en otra lengua.
Yo desconozco la lengua primitiva mexicana (las lenguas), y por consiguiente no puedo señalar qué letras eran las dominantes y qué sonidos existían en ella o ellas. Pero es lógico que la s mexicana se pueda explicar. Si el chino, al hablar castellano, convierte la r en l es porque su lengua no le habituó a aquel sonido. Y si el mexicano a su vez pronuncia la tl como no podemos pronunciarla los españoles, ello indica que tiene facultades fonéticas propias y que ellas pueden o deben originar perturbaciones en la pronunciación normal hispana.
 
Concluye José Moreno Villa haciendo un análisis del tono con que se habla en México. “En el tono acusan los mexicanos, por lo pronto, su bondad, y acaso un velado sentimiento de lejana servidumbre; y en el ritmo, tan lento, la dificultad de una lengua que no es la vernácula.”

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