martes, 6 de febrero de 2018

La cultura como asunto de familia


Parece ser que siempre están los mismos, sea que se trate de suplementos culturales, presentación de libros, barra de programas ilustrados en radio y televisión, homenajes a escritores, becas, etc. Nada nuevo. Aldous Huxley -con elegante ironía- hace ya tiempo se adentraba en la cuestión.
La cultura, como lo ha puesto de manifiesto Emmanuel Berl (…) se asemeja a la masa de conocidos que se acumulan en una gran familia y que constituyen una propiedad común a todos sus miembros. “¿Recuerdas la trompetilla acústica de tía Agatha?, ¿y el día en que Guillermo emborrachó al loro con migas de pan empapadas en vino?, ¿y la excursión al lago Etive, cuando la lancha se volcó y por poco se ahoga el tío Roberto?, ¿te acuerdas?” 
La cosa no se presenta fácil para quien sea ajeno a este mundo de iniciados y no es que se quiera discriminar pero –siguiendo con Huxley- no queda de otra ante la presencia de extraños y advenedizos. 
Y todos nosotros, claro es que lo recordamos, celebrándolo alegremente, y el desdichado forastero que ha caído por casualidad en nuestra casa se siente completamente perdido. 
(…) tendremos buen cuidado de que esas gentecillas que han tenido la impertinencia de venirnos a visitar, de que esos miserables parias que nunca han conocido al viejo tío V., tan sabio y prudente, tampoco lo olviden nunca. Nosotros les recordaremos constantemente su carácter de extranjeros. 
Así pues que para manejarse con soltura en este medio será requisito innegociable formar parte de la gran familia de las gentes cultivadas. Prosigue Aldous Huxley 
Pues bien, he ahí lo que es la cultura, en su aspecto social y mundano. Cuando nosotros, los miembros de la gran familia de las gentes cultivadas nos encontramos, empezamos a cambiar recuerdos sobre el abuelo Homero, sobre el viejo Dr. Johnson, la tía Safo y el pobre Juanito Keats. “¿Os acordáis de aquella célebre ocurrencia del tío Virgilio? Sí; aquello de Timeo Danaos… ¡Estupendo! No lo olvidaré nunca.” No; nunca lo olvidaremos. (…)
Las más pintorescas figuras de la historia son tíos y tías culturales nuestros. Si sabéis hablar documentalmente acerca de sus dichos y hechos, no cabe duda que pertenecéis a la familia, que sois uno de sus miembros. 
Subraya Huxley que el vínculo de la familia cultural con la prensa permite mantener viva la memoria compartida.
Esta repetición incesante de los chismosos de la tribu resulta tan agradable a los miembros de la gran familia cultivada, les procura tal aureola de satisfecha superioridad, que un periódico como el Times encuentra muy útil emplear a un redactor en la tarea exclusiva de hablarnos todas las mañanas de nuestros queridos viejos tíos y tías culturales, y de sus encantadores amigos.
De vez en cuando alguien logra cumplir con las formalidades que le permiten pasar a formar parte de esta gran familia cultivada en la que, claro está, no faltan pleitos, celos, rivalidades y conflictos. Pero, ¿en qué familia no los hay?

No hay comentarios: