martes, 6 de noviembre de 2018

Alfred Hitchcock: contra ejemplo de lo saludable



Por estos días la Cineteca Nacional presenta la exposición “Hitchcock, más allá del suspenso” y exhibe sus películas que siguen concitando la atención de numerosos espectadores de todas las edades. La trayectoria del considerado maestro del suspenso ha sido ampliamente estudiada por muchos autores desde muy diferentes aristas. Wislawa Szymborska, por su parte, aborda un aspecto de su vida que es mucho menos conocido.

Hitchcock debió de ser una pesadilla para todos los dietistas. Vivió hasta una edad provecta, pese a cargar durante toda su vida adulta con muchos quilos de sobrepeso. Consumía cantidades ingentes de carne grasienta, espesas salsas y dulces. El alcohol le acompañaba desde primera hora de la mañana hasta que ya era noche cerrada.

Pero ahí no terminan sus desarreglos en cuantos a usos y costumbres personales. “Además, vivía en un constante estrés. Se enfrascaba tercamente en conflictos con los productores, los guionistas y los actores.” En síntesis –considera Szymborska- “era un ejemplo andante de cómo no se debe vivir si uno quiere estar sano y ser productivo” pero…

Sin embargo, trabajaba, trabajaba como pocos dentro del mundo de los directores de cine. Rodó cincuenta y tres largometrajes, de los cuales algunos pasaron a formar parte de la historia viva del cine, y lo que es más, siguen hoy cortando el aliento de los espectadores. Añadamos a todo ello sus numerosos trabajitos para televisión y las películas que no llegó a realizar, pese a haber invertido muchos meses en ellas.

Concluye Wislawa Szymborska con una de sus frases cargadas de esa amigable ironía que tanto disfrutamos sus lectores: “Finalmente murió, pero –si la memoria no me engaña- cosas como esa también les suceden a las personas que se cuidan…”

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