Abundan las consideraciones en relación a la cultura:
que si existen diferencias entre la alta cultura y la “otra”; que si hay una de
carácter oficial a la que se opone la contracultura; que si se debe diferenciar
arte, de artesanía; que si existe una cultura popular; que no toda composición
merece el nombre de música, ni todo escrito el de literatura, y varios etcéteras.
A este respecto George Steiner –citado por Jaime
Barylko- afirma que “(…) el noventa y cinco por ciento o más de los seres
humanos se las arregla más o menos a gusto o a disgusto, según el caso, sin el
menor interés por las fugas de Bach, los juicios sintéticos a priori de
Emmanuel Kant o el último teorema de Fermat (…)” Lo explica por los deberes y
obligaciones que impone la lucha por la supervivencia: “Atrapada en la rueda de
la supervivencia material cotidiana, en el cuidado y la educación de los niños,
la comunidad humana considera estos asuntos, si es que llega a tener alguna
conciencia de ellos, juegos más o menos ociosos, demostrablemente superfluos y
a menudo irresponsables o demoníacos en sus consecuencias.” A partir de lo
anterior, Steiner concluye
De ahí los contraíconos del científico loco, del
artista trastornado, del metafísico que se cae en el pozo. Sigue siendo un
hecho irrefutable que la religión universal de la mayoría de los homo sapiens-sapiens no es otra que el
fútbol. La música para bailar o el rock exaltan, emocionan, consuelan a cientos
de millones de personas para quienes una sonata de Beethoven es sinónimo de
aburrimiento.
¿Usted qué opina?
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