martes, 25 de julio de 2023

Sufridores vocacionales

En diversas presentaciones el sufrimiento se hace presente a lo largo de la vida, forma parte de ella.

Pero de ahí a instalarse en él de manera permanente, la cosa es muy diferente; diversos autores aluden a ello.

En esta tónica hay quienes -de acuerdo con un dicho popular del siglo XIX- “sólo se permiten una alegría de Pascuas a Ramos”.

En 1866 Daniel Spitzer da su propio testimonio: “Me volví melancólico, aislado y disperso, empecé a leer poemas líricos, y uno de mis amigos, pintor de profesión, me pidió posar para él como sufridor taciturno.”

Aun es posible dar un paso más en este camino, tal como lo refiere Wislawa Szymborska: “Siempre hay personas que solo se sienten felices cuando son infelices”. Por su parte, Pancho Bustamante señala que: “Hay gente que se esfuerza por estar mal, se gozan en el dolor. Es una forma de masoquismo”. Y no falta, de acuerdo con Mario Levrero, aquel que “siempre se coloca en lugar del otro y sufre por cosas que muy probablemente el otro no sufra”.

También están quienes hacen de la vida una sucesión de preocupaciones y no acaban unas cuando ya aparecen otras, por lo que Byron L. Sherwin sostiene: “hay personas que se empeñan en llevar sobre sus espaldas cargas innecesarias y a las que parece gustar estar siempre preocupadas”. Y el mismo autor añade

En este sentido, me recuerdan a un viejo chiste: “¿Qué es un telegrama judío? Uno que reza: “Empieza a preocuparte, obvian detalles”. 


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