Una de las supersticiones de mayor difusión tiene que ver
con el número 13 que está asociado a la mala suerte, al aumento de
probabilidades de que acontezcan hechos trágicos. La revista Muy Interesante realiza algunas
conjeturas al origen de esta creencia.
El trece es un número al que se le
otorga mala suerte desde la antigüedad. Trece eran los comensales en la Última
Cena de Jesucristo, en la
Cábala judía se enumeran 13 espíritus malignos, en el
Apocalipsis el anticristo llega en el capítulo 13, y en el Tarot este número
hace referencia a la muerte. (…)
El
temor desproporcionado hacia el número 13 -el séptimo número primo- recibe
el nombre de triscaidecafobia. El
término procede de los términos de origen griego triscaideca, que significa “13”,
y phobos, que significa “miedo”. (…) Según el investigador Donald Dossey, en
Francia llegó a existir un grupo de nobles llamados los quatorziennes (los "catorceavos") que asistían a eventos
sociales como décimocuarto invitado cuando por algún invitado cancelaba su
asistencia y acudían sólo 13 personas al festejo.
Y como el cliente siempre tiene la razón, no son pocas
las actividades en que se procura evitar el número 13 para no ahuyentar a la
clientela. Un ejemplo de ello es que los aviones suelen no tener fila 13,
pasando de la 12 a la 14 sin escalas. Armando Alonso Piñeiro abunda en los
ejemplos
Es tal la cualidad maléfica que se le
atribuye al décimotercio número, que nuestra civilización ha incorporado este
hecho negativo a muchas de sus expresiones. En París y otras capitales
europeas, los hoteles evitan denominar la habitación número 13, y saltan del 12
al 14. En muchos países las calles no tienen el 13 en su numeración, y los
rascacielos de Estados Unidos también carecen del piso 13; lo reemplazan con el
12 ½. (…) En nuestro porteño barrio de la Boca (en Buenos Aires) ninguna
cantina acepta trece comensales juntos a la misma mesa, y cerca de allí, ¿qué
barco osaría partir un martes 13?
No faltan ejemplos que ilustran lo fatídico que puede
resultar el número 13. Gregorio Doval aporta el suyo
Según cuentan biógrafos aficionados a
este tipo de curiosidades, la vida del compositor alemán Richard Wagner
(1813-1883) estuvo marcada por la sombra del número 13. Además de nacer en 1813, su nombre y apellido
tiene trece letras (en alemán, la ch equivale a dos letras) y los
números de su año de nacimiento suman 13. Sintió su primer impulso
musical un 13 de octubre. Sufrió un destierro de trece años. Compuso trece
óperas, terminando una de las más famosas, Tannhäuser, un 13 de abril.
Esta misma obra, que fue estrenada en París el 13 de marzo de 1845, estuvo
cincuenta años sin ser repuesta hasta el 13 de mayo de 1895. Su primera
actuación al frente de una orquesta se produjo en Riga, en un teatro inaugurado
un 13 de septiembre. Se fue a vivir a Bayreuth a una casa que fue abierta un 13
de agosto y que abandonó un 13 de septiembre. Su suegro, Franz Liszt, le visitó
por última vez el 13 de enero de 1883. Como no podía ser menos, Wagner falleció
el 13 de febrero de aquel mismo año, en el que, por cierto, se conmemoraba el
decimotercer aniversario, de la unificación nacional alemana...
Armando Alonso Piñeiro alude al temor que se siente por este
número en el medio de las competencias automovilísticas.
El terror por este número no respeta
popularidades. El volante Carlos Menditeguy nunca quiso correr cuando le tocaba
el 13. Por algo Europa eliminó ese día de todas las competencias
automovilísticas. Claro; siempre ha quedado flotando aprensivamente la muerte
del corredor inglés Richard Seaman, que se mató con un coche número 13, un día
13, en el kilómetro 13. Había trece coches en aquella carrera antológica, y
Seaman durmió su última noche en la habitación número 13 de un hotel de
Bruselas.
De acuerdo con Luciano Wernicke en el fútbol existe también
esta superstición sin embargo no son pocos los jugadores que se atreven a
desafiarla.
Según la agencia France-Presse, la FIFA evaluó permitir a los
equipos presentar una camiseta sin número para el jugador al que se le asignara
el “13”, si éste no deseaba utilizarlo por considerarlo de “mala suerte”.
También se estudió la posibilidad de reemplazar la “mufosa” cifra por el “23”.
No obstante estas alternativas, no se concretó ningún cambio. Es más: varios
futbolistas eligieron el “13” porque, por el contrario, lo consideraban un
talismán para atraer la buena fortuna. Uno de ellos fue el delantero alemán
Gerd Müller, quien optó por ese número porque pretendía igualar el récord del
francés Just Fontaine, goleador del Mundial de Suecia '58 precisamente con trece
tantos. Müller no logró alcanzar a Fontaine, pero al menos el “13” lo ayudó a
consagrarse como el máximo anotador, con diez conquistas.
Los temores aumentan en nuestro entorno cuando –señala la
revista Muy Interesante- se trata de
un martes 13 lo que representa muy mal vaticinio (para los anglosajones la
combinación maligna es la de viernes 13).
Pero ¿por qué martes? Porque es el día
de la semana dedicado a Marte, el dios romano de la guerra, la sangre y la
violencia, que también dio nombre a nuestro vecino planeta rojo.
Así, desde tiempos medievales, en
España y Grecia, y también en Latinoamérica, se considera que la coincidencia
del día del dios de la guerra y la muerte con el número de la muerte traen
"mala suerte". Una superstición popular que también recoge el
refranero español: "En trece y martes, ni te cases ni te embarques".
Como no es cuestión de tomar el asunto a broma, existe
una extraña palabra que identifica este síndrome que, según Alfred López,
requiere atención especializada.
Cuando el martes cae en 13 los trezidavomartiofóbicos sufren por su
miedo irracional a este día.
(…) la trezidavomartiofobia es una
patología que debe ser atendida por especialistas. Sus afectados pasan este día
con ansiedad, miedo e inseguridades que van mucho más allá de la simple
superstición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario