jueves, 11 de septiembre de 2014

La vida correteada


Las distintas etapas de la vida tienen que ver con diversos factores culturales, religiosos, económicos, etc. Ejemplo de ello es el paso de la niñez a la adolescencia que se encuentra estrechamente vinculado al tipo de sociedad en que se vive (en su momento los estudios de Margaret Mead acerca de “Adolescencia y cultura en Samoa” alcanzaron gran difusión).
 
Muchos autores afirman que en la cultura urbana contemporánea (particularmente en las clases medias y altas) el tránsito de la niñez a la adolescencia se ve acelerado por diferentes causas, entre las que el consumismo ocupa un lugar muy importante. Abundan los ensayos al respecto.
 
En las culturas indígenas las realidades son diferentes y Queta Navagómez (En busca de un alma. Cuentos huicholes. México, Edamex, 2001) presenta una visión de lo que acontece entre los huicholes.


Entre estos barrancales las muchachas maduran rápido. Una noche empiezan a desparramar su olor, y uno huele, y sabe que se está madurando una mujer. Aquí el padre sol y las madres del agua se la pasan peleando, y entre calores y humedades las chiquillas sazonan pronto. Hay que agarrarlas aprisa, antes de que se magullen como guayabas de monte.
Nuestras casas quedan lejos. Los huicholes tenemos la maña de vivir apartados; de mirarnos nomás en tiempos de fiesta. Por eso cuando las mujeres maduradas suspiran a media noche, uno sabe que quieren hombre.
Junto a estos despeñaderos también los chiquillos crecen a lo loco: igual que las matas del papayo. Entoavía están tiernitos cuando se les hacen manos grandes, de hombre pues. Entoavía están niños cuando la sangre se les calienta y empiezan a notar el olor a mujer que anda en el aire y se fijan en bocas jugosas y pechos que cuelgan como racimos de fruta. Yo ya sabía que ellos dos iban a mirarse el cuerpo, a olerse y a tentarse... así merito fue.
No sé por otros rumbos, pero aquí la vida llega y se va como si la vinieran correteando, se parece al agua de lluvia que baja del cerrerío.
 

Seguramente en estos tiempos de aguaceros intensos la vida debe andar muy correteada por aquellos rumbos de los estados de Nayarit, Jalisco, Durango y Zacatecas.

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