jueves, 23 de abril de 2015

Anticipando el futuro


Desde el pasado remoto el ser humano ha intentado conocer lo que le depara el porvenir. Sea solamente por curiosidad o bien para intentar cambiar el destino, tanto el hombre de la calle como el poderoso han recurrido, y lo siguen haciendo, a quienes suponen que tienen el don de ver el futuro. Muchos libros se han ocupado del vínculo entre gobernantes y videntes; para el caso de México es posible citar el de José Gil Olmos Los brujos del poder. El ocultismo en la política mexicana. México, Random House Mondadori-DeBolsillo, 2008 (este mismo autor publicó un segundo volumen sobre el tema).

El intento de anticipar el futuro para estar sobre aviso y poder actuar en consecuencia, lo encontramos en diversas culturas. Ciertos animales colaboran (en forma involuntaria) a tal fin y Wimpi proporciona algunos ejemplos.

Cuando los dayaks, indígenas de Borneo, necesitan conocer por adelantado el futuro, leen la anticipación en el hígado de un cerdo. Toman al cerdo vivo, le dicen qué es lo que debe preguntarle de parte de ellos, al Ser Supremo y lo atan para que el alma del animal liberada pueda acudir a la insólita entrevista.
Hay en esto un detalle interesante: los dayaks matan al cerdo por sorpresa: se esconde el cuchillo hasta el último momento y recién cuando el cerdo “ya sabe” qué es lo que tiene que preguntarle al dios sobre el futuro de la tribu, interviene súbitamente el encargado del sacrificio y lo degüella “sin que se dé cuenta”.
Presumen los dayaks que si el cerdo se enterara de que lo han matado, podría desfigurar, para vengarse la pregunta que le mandan formular.
En cuanto al bicho hubo cesado de patalear, le abren el flanco, le sacan diestramente el hígado y leen, en él la respuesta de la Divinidad.

También las aves fueron consideradas, de acuerdo con Wimpi, un agente propicio para adentrarse en el futuro

Andando la historia de Roma, aparecieron los augures. El nombre “augur” viene de una palabra perdida “aug-o”, que quería decir “narrador”. Una de las misiones principales del Colegio de Augures, era la de vigilar la realización de los auspicios.
“Auspicio” es palabra originada en las de “avis”: ave y “spicio”: mirar.
Consistía esta práctica adivinatoria en observar cómo comían ciertos pollos reservados exclusivamente para la prueba. Estos pollos eran cuidados por un funcionario especial, el “pullarius” – pollero-, y cuando alguien debía acometer alguna empesa azarosa, a fin de anticiparse la suerte que en ella tendría, hacía desparramar grandes cantidades de granos de cereal en torno a la jaula y, lugo, se abría ésta dejando franca la salida a los pollos.
Si los pollos se lanzaban atropelladamente sobre el cereal y lo devoraban, el auspicio era favorable. Si se mostraban inapetentes, la suerte en la empresa de que se trataba le sería adversa al consultante.

El mismo Wimpi refiere una historia adivinatoria en relación a la sucesión del poder en tiempos de la Roma imperial.

La alectriomancía consistía en lo siguiente: “se trazaba en la arena un círculo dividido en tantas partes iguales como letras tenía el alfabeto, se escribía una letra en cada parte y, sobre cada letra, se ponía un grano de trigo. Hecho lo expuesto, soltábase un gallo en el medio del ruedo. Las letras cuyos granos iba comiendo el gallo formaban la palabra correspondiente a la respuesta”.
Flavio Valente, emperador romano, sintióse, un día novelero por saber quién lo sucedería en el trono. Sus adivinos hicieron el círculo, trazaron las letras, pusieron el trigo y llevaron el gallo.
El gallo comió los granos de las siguientes letras: T, E, O, D. Y después, Valente hizo matar a los adivinos y a todos los conocidos cuyos nombres empezaran con “TEOD”.
Sin embargo, quedó vivo Teodosio, quien, después de muerto Valente en la batalla de Andrinópolis, y según lo predijera el gallo, fue su sucesor.

Otro procedimiento empleado habitualmente es el de la quiromancia (adivinación por las líneas de la mano). Según Wimpi, Aristóteles creía en ello cuando afirmaba que “no sin razón están escritas las líneas de la mano del hombre, ya que señalan la influencia del cielo en su destino” y añade Wimpi la existencia de un pasaje bíblico que sostiene: “La Ley del Señor será escrita en tu frente y en tu mano”.

Aun en el presente, con su vertiginoso avance científico y tecnológico, sigue vigente la lectura de manos tal como la practican las gitanas. Claro que hay quienes consideran que todo esto no pasa de ser una patraña. Ambrose Bierce define al adivino como la “persona dispuesta a leer tu fortuna por una pequeña parte de la misma” y, de manera muy similar, Rius afirma que adivina es la “señora que nos ve la cara viéndonos la mano".                                              

En estos tiempos de tanta incertidumbre con frecuencia se alude a diversas predicciones que provienen de diferentes fuentes. Leszek Kolakowski puntualiza las condiciones que deberían cumplir aquellas que pretendan ser serias.

 
Las auténticas predicciones tendrían que cumplir tres condiciones. Primera: los acontecimientos predichos deben ser imposibles o muy improbables de predecir en circunstancias normales. En otras palabras, presagiar la muerte dentro de seis meses de determinado estadista, que se sabe que padece cáncer, no puede considerarse una verdadera predicción. Segunda: los acontecimientos predichos deben ser claros, no velados con vagas metáforas que podrían aplicarse a cualquier cosa, como las predicciones de Nostradamus, y no pueden reducirse  a certezas propias del sentido común, como por ejemplo, las afirmaciones de esos adivinos americanos que predicen, con toda seriedad, que en los próximos meses habrá más problemas en Oriente Medio. Finalmente, debe ser posible comprobar si los acontecimientos predichos se han producido y, por supuesto, la profecía no puede referirse a algo que el adivino se proponga realizar.

 
Si aceptamos los postulados de Kolakowski, muchas predicciones y pronósticos no pueden ser tomados en cuenta; ejemplo de ello es el que expone Woody Allen
 

Pronosticación. Finalmente, llegamos a Aristonidis, el conde del siglo XVI cuyas predicciones continúan provocando el asombro y la perplejidad hasta de los más escépticos. Ejemplos típicos son:
“Dos naciones entrarán en guerra, pero sólo una vencerá”.
(Los expertos opinan que se refiere a la guerra ruso-japonesa de 1904-1905…, una proeza pasmosa en el campo de la pronosticación, si se considera el hecho de que ésta fue formulada en 1540.)

 
En esa misma línea afirman algunos horóscopos: puede ser que la próxima semana realice un viaje (o puede que no…)

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