martes, 5 de abril de 2016

La vida es breve


Con frecuencia se hace alusión a la relación tan particular que tiene el mexicano con la muerte y que se manifiesta de muchas maneras. Sin embargo Víctor Hugo Rascón Banda –en momentos en que atravesaba un severo quebranto de salud- señalaba que nos falta mucha formación en tan trascendente materia.

Desde niños deberían enseñarnos que la vida es breve.
Así como en la primaria estudiamos geografía, historia, matemáticas y español, debería haber una materia, o un capítulo cuando menos, en el libro de biología o de civismo, en el que los maestros nos mostraran las aves, las flores, y nos dijeran que la vida es muy corta.
En biología nos enseñan que las plantas nacen, crecen, se reproducen y mueren, pero no nos dicen que también los seres humanos mueren y que la vida es tan breve como un parpadeo.

Y luego comparte su experiencia al respecto subrayando la importancia que adquirió la literatura en ello. “Desde la secundaria, yo memoricé las Coplas de Jorge Manrique por la muerte de su padre, pero no la versión corta que viene en los libros de texto de español, sino todas las cuarenta coplas.” Y al cabo de los años, en una coyuntura muy diferente a la de sus años de alumno de secundaria, las evocaba.

Ahora, en el hospital, me entretengo recordándolas. Hay unos versos que particularmente repito, porque sintetizan mis reflexiones:

Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte,
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando,
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor,
cómo, a nuestro parecer,
cualquiera tiempo pasado fue mejor...

No se engañe nadie, no,
pensando que ha de durar
lo que espera,
más que duró lo que vio
porque todo ha de pasar
por tal manera.

Así queda formulada la invitación de Víctor Hugo Rascón Banda en el sentido de tener más presente la existencia de la muerte, con la intención de disfrutar más sabiamente de la vida.

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