En
otros momentos nos hemos referimos a los Bandos de Enrique Tierno Galván en su
calidad de Alcalde de la ciudad de Madrid (http://habladuriacronicasdelocotidiano.blogspot.mx/2016/10/los-bandos-de-enrique-tierno-galvan.html).
En esta ocasión citaremos otro de sus célebres Bandos que con fecha 16 de
noviembre de 1982 sostiene que la libertad debe ser un bien común que resista
los intentos de quienes procuran apropiarse de ella.
El
Alcalde Presidente del Excelentísimo Ayuntamiento de Madrid.
Madrileños:
Mucho
cuenta, tras de considerar la experiencia de los Bandos o pregones que a éste
precedieron, que al inicio pongamos cuál sea la principal regla de ciudadanía
para que con gran cuidado se cumpla, de tal manera que con el uso se sustente y
no se olvide o descaezca como con tanta frecuencia ocurre.
Dice la
aludida regla que nadie hinche o incremente tanto su libertad que dañe o merme
la del otro. Principio que debiéramos todos guardar con sumo celo, pues de la
libertad hemos de gozar proporcionadamente para que sea bien común y no de
algunos que buscan hacer particular provecho de lo que por natural razón a
todos pertenece.
Hay en
esta Villa gentes de honesta condición que, lejos de entorpecer la vida en
compañía, ayudan a que sea muy concorde y tranquila, cumpliendo como deben las
Ordenanzas, Bandos y circunstanciales advertencias de quienes el Concejo
gobiernan. Pero otras hay que, como suele decirse, buscan quedarse con la pulpa
y el hollejo, y ni cumplen órdenes, ni obedecen Bandos, ni atienden a las prudentes
advertencias, con grande desmerecimiento de lo que a los demás y a nosotros
mismos debemos, sin considerar que el daño ha de ser para todos, aunque de momento
tan sólo sean los honrados y cumplidores vecinos los que sufran y de su reposo
pierdan.
Hecha
esta introducción, el Bando se detiene en el abuso en que incurren algunos
automovilistas al ocupar espacios no autorizados.
Viene muy
a propósito todo cuanto antecede si consideramos el descuido, si no malicia,
con que muchos vecinos dejan coches y carricoches en el lugar que mejor les peta, sin mirar si es recodo, rincón,
esquina o entrada de zaguán, con razón prohibidos por el Concejo, para proveer
con más acierto el apacible transcurrir de los viandantes y a la mayor holgura
para la colocación y permanencia de los carruajes.
Adviértese
también por el presente Bando que algunas calles y plazas de la parte más
antigua de Madrid, que llaman de los Austrias, se están convirtiendo en plazas
y calles de sólo andar, que en tiempos de incuria y atrevimiento dieron en
llamar peatonales, para que sin perjuicio de hacer más fácil el tránsito de
quienes por ellas discurren, los vecinos
huelguen y en honesta ociosidad disfruten de tertulias, corros y mentideros a
los que tan aficionados son los moradores de esta Villa.
Apercíbese
también por el presente Bando al vecindario de esta ilustre Corte y Villa que
por la aplicación de la sagaz industria de la grúa, que permite transportar un
coche a cuestas de otro, ingenioso método que los madrileños odian, se
retirarán de la vía pública, con implacable rigor, cuantos medios mecánicos de
traslación y transporte estorben el ordenado transcurrir de los discretos
vecinos de esta ciudad por sus calles.
Asimismo
ruega el Alcalde regidor a los moradores de esta Villa, con mucho
encarecimiento y amor, que no dejen que decline y se pierda el buen propósito
de hacer de nuestra ciudad modelo de limpieza, orden y apacible convivir, como
el recto juicio, avisada condición, buena crianza y cultivada inteligencia de
sus vecinos de consuno piden.
Como la
existencia de quienes procuran hinchar su
libertad en desmedro de la de los demás no se limita a Madrid, nos
permitimos evocar este Bando de don Enrique Tierno Galván dirigido a quien
corresponda.
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