martes, 28 de mayo de 2019

Mercedes Pinto/2


En el artículo anterior subrayamos el hecho que el matrimonio de Mercedes Pinto con Juan de Foronda la marcaría en forma decisiva; a ese respecto Juan Vera -siguiendo la investigación de Alicia Llarena- afirma: “Desde la misma noche de bodas descubre en su marido un extraño que intentará apartarle, excluirle de la sociedad y que desarrollará una paranoia celotípica que desencadenó, pronto, en episodios de vejaciones, humillaciones y maltratos.”

A consecuencia de ello, unos años después toma distancia de su esposo y con sus tres hijos (María Mercedes –que más adelante sería conocida en el mundo artístico como Pituka-, Ana María y Juan Francisco –muerto a muy temprana edad-) se establece en Madrid donde -continúa Vera- “conocerá a su segundo marido, el abogado madrileño Rubén Rojo, junto al que tiene un hijo (Rubén) y, embarazada del segundo (Gustavo, que nacería durante la travesía en el barco alemán “Cretel” que salió de Lisboa con destino a Montevideo). Años después, ambos hermanos también serán actores.

A partir de lo vivido en su primer matrimonio, Mercedes Pinto escribe una novela con claros rasgos autobiográficos a la que tituló “Él” (una versión sostiene que el título original fue “Pensamientos”), escrita en Madrid y publicada por primera vez en Montevideo (1926). En relación a esta obra dice Raquel Capurro

(…) inspirado en sus desavenencias conyugales y en la singularidad de los trastornos mentales de su ex cónyuge: el libro, muy exitoso, fue prologado por el psiquiatra español Gregorio Marañón y su colega uruguayo Santín Carlos Rossi. El diseño de portada correspondió al plástico, también uruguayo, Alfredo de Simone.

Después de su estadía en Uruguay (en la que abundamos en el artículo anterior), así como de breves estancias en otros países latinoamericanos, Mercedes Pinto y familia se radican en México.

Pues bien, hace unos días en una librería de viejo en ciudad de México tuvimos la agradable sorpresa de encontrar un ejemplar de esta novela (Mercedes Pinto. Él. Prólogo de Rubén Romero. México, Editorial B. Costa-Amic, 3ª. Ed., 1948). 




Era día de suerte porque resultó que además el libro tiene una dedicatoria -fechada en 1971- de la autora para Rosángela [Balbó], actriz italiana que radicara muchos años en México.




En las primeras páginas Mercedes Pinto realiza un sentido ofrecimiento de su obra.

Dedico este libro a la memoria de mi adorado Juan Francisco, el hijo que fue compañero de mi vida andariega y luchadora, sostén de mi espíritu, confidente de todos mis momentos, guardador de mis más íntimos secretos, y tortura taladradora y eterna de mis horas desde su desaparición, en los días cruentos de mi extraña odisea.
A ti, Juan Francisco de Foronda y Pinto, que fuiste para mí, amigo más que hijo, consagraré los aplausos y las bondades que la crítica y los hombres de la tierra, tengan en el curso de mi vida para mí.

Por cierto que el prólogo del reconocido escritor y diplomático mexicano J. Rubén Romero tiene algunas peculiaridades que ahora omitimos y que seguramente comentaremos en otra oportunidad.

Asimismo la autora añade un pequeño preámbulo.

Unas palabras necesarias
Este libro, escrito en Madrid y publicado por primera vez en Montevideo, llevaba en sus páginas un latido de rebeldía y un grito denunciador de opresiones y torturas en la carne y en el espíritu…
Fue concebido este libro en horas de dolor para mí y también para mi pueblo…
Por eso quise que apareciese como emparedado en opiniones diversas de sociólogos y psiquíatras, de místicos y liberales…
Las siguientes ediciones, efectuadas en varios países latinoamericanos, surgieron en épocas diferentes, en las que llegué a creer y esperar que una nueva vida más comprensiva y más buena para todos se extendería por la tierra.
En esta cuarta edición [cabe aclarar que según la portada se trata de la tercera edición] –que lleva un prólogo del gran escritor mexicano Rubén Romero, mi admirado y dilecto amigo, el mundo ha vuelto a tomar un extraño y desolado aspecto que presagia represiones, intolerancias y nuevos dolores, sobre todo para la mujer, que en tantos países continúa irredenta.

A los ojos de hoy llama poderosamente la atención que la novela quede emparedada –al decir de la propia autora- entre consideraciones del Dr. Santín Carlos Rossi (profesor de Psiquiatría de Montevideo) y el epílogo del Dr. Julio Camino Galicia (psiquíatra español e hipnotista). En el primer caso se trata de un profesional ampliamente reconocido mientras que en el segundo, tal vez por su trabajo como hipnotista, las opiniones se encuentran divididas entre quienes lo consideran un brillante médico y quienes lo tachan de hábil vendedor de humo. Como dato adicional digamos que el Dr. Camino Galicia (quien entre otros lugares trabajó en el manicomio de Ciempozuelos donde estuvo internado Juan de Foronda) era el hermano mayor del poeta León Felipe, de quien se encontraba totalmente distanciado. Según Aquilino Sánchez Nodal

León Felipe, publica “La Higuera Maldita”, incluye en el prólogo una especial dedicatoria a su hermano: -“Al doctor X que escudriña en las pobres cabezas enfermas y olvida, lamentablemente, el corazón. Al doctor X y a todos los hombres secos como él, que se alzan en la tierra sin caridad y sin amor, como este árbol siniestro, como esta higuera maldita, en el yermo”. En 1935 León Felipe publica su primera antología de “La Higuera”, en esta edición ya no se incluye el prólogo satírico de la anterior.

Pero volvamos a la novela de Mercedes Pinto. Esta tercera edición (y suponemos que lo mismo sucedió con la primera) se cierra con una serie de comentarios sumamente elogiosos hacia la obra realizados por personalidades de España, Argentina y Uruguay, de la talla de Gregorio Marañón, Alfredo Palacios, Fernán Silva Valdés, Juana de Ibarbourou, Jules Supervielle, Alberto Zum Felde y Orestes Baroffio. Ejemplifiquemos el tenor de ellos, transcribiendo el de Juana de Ibarbourou

Admirable tu libro, tan dolorido, tan impresionante. ¡Tan bien hecho! Originalísimo, además, es un triunfo en todo sentido, Mercedes.
Este libro ha de darte satisfacciones completas.

Seguiremos con el tema.

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