martes, 7 de mayo de 2019

Polémica en torno a los cuentos infantiles/1


Hace unas pocas semanas tuvimos una nueva oleada de la controversia respecto a la corrección política que, según algunas opiniones, debe imperar en los cuentos para niños. Es así que una escuela decidió expurgar de su biblioteca aquellos relatos que –a criterio de algunos padres y docentes- no cumplen con los requisitos mínimos de inclusión, perspectiva de géneros y educación en valores. Da cuenta de ello la nota de Ivanna Vallespín titulada “Vetada La Caperucita Roja por sexista”, publicada en El País el 11 de abril de 2019.

La escuela Tàber de Barcelona, cuya titularidad corresponde a la Generalitat, ha decidido someter a revisión el catálogo de títulos que forman parte del catálogo de su biblioteca infantil. Después de analizar los libros destinados a niños y niñas de hasta seis años decidieron retirar 200 títulos que consideran “tóxicos” porque reproducen patrones sexistas, lo que supone el 30% del fondo. En el 60% de los cuentos el problema es menos grave, mientras que solo encontraron un 10% que estaba escrito desde una perspectiva de género. Otros centros también trabajan en adquirir libros más igualitarios. (…)
Las situaciones más habituales que hallaron, abunda [Anna] Tutzó, es asociar la masculinidad a valores como la valentía y la competitividad. “También en las situaciones de violencia, aunque sean pequeñas gamberradas, es el niño el que la realiza contra la niña. Con ello se da un mensaje de quien puede ejercer la violencia y contra quién”, añade. (…)
La revisión del catálogo de infantil de la escuela Tàber se hizo el pasado año y ahora están abordando los que afectan a primaria. En este caso, asegura Tutzó, no se han planteado retirar ningún título.

La nota referida aclara que ello no es privativo de una sola escuela e informa de otras situaciones similares.

La preocupación por el tipo de libro que leen los pequeños se está extendiendo en muchas escuelas. En el colegio Montseny de Barcelona también van a empezar a revisar el catálogo, aprovechando el proceso de informatización. Y también anuncia que retirarán los que consideren sexistas.
En la escuela Fort Pienc, el AMPA [Asociación de Madres y Padres de Alumnos] también ha creado una comisión de igualdad de género que, entre otras cosas, mira con lupa el contenido de los libros. La escuela no tiene biblioteca, pero el curso pasado las familias compraron decenas de libros para crear un espacio tranquilo en el patio para que aquellos alumnos que quisieran pudieran cambiar la pelota por un libro. Entonces, miraron que ninguno de ellos fuera sexista. “Es muy importante el tipo de libros que leen los niños porque los libros tradicionales replican los estereotipos de género y está bien tener a disposición libros que rompan con ellos”, explica Estel Crusellas, presidenta del AMPA de la escuela Fort Pienc. Esta madre, además, defiende la importancia de cuidar el tipo de lectura cuanto más pequeño es el alumno. “Con cinco años los niños ya han consolidado los roles de género, saben qué es ser niño o niña y qué implica. Así que es esencial trabajar con perspectiva de género en la etapa infantil”.

No todas las opiniones coinciden con este punto de vista por lo que hay quienes consideran que se trata de una exageración. Aun reconociendo que hay muchas situaciones sociales que deben cambiar entienden que con la censura de libros no mejorarán el actual estado de cosas.

La polémica no es nueva, se ha venido dando en diversos países y diferentes ámbitos tal como lo señala Enrique Ortega Salinas

(…) El hecho es que una nueva versión musical de la obra de los hermanos Grimm, donde se cuenta la historia de una chica que es recogida por siete tipos en el bosque, ya no se llamará “Blancanieves y los siete enanitos”, sino “Blancanieves y sus siete amigos”. Para los iluminados de la productora De Montfort Hall, la palabra enano “no es una palabra con la cual la gente se sienta a gusto”; pero así como el término afrodescendiente ha sido rechazado por muchos negros y el término no vidente por muchos ciegos, actores enanos han saltado enardecidos. Warwick Davis (protagonista de Star Wars, Willow y Harry Potter) ha dicho que “esto no ayuda en nada a los actores pequeños y se trata de un paternalismo difícil de digerir”.

Ortega Salinas manifiesta su opinión al respecto: “La palabra enano no es un agravio; agravio es tratar de ocultar lo inocultable disfrazando la realidad con el piadoso manto de la cursilería.” A continuación cita a Marcello Giacherinni quien entonces -y en forma por demás irónica- propone rebautizar a algunos personajes de cuentos clásicos.

“El joven pato con otros cánones de belleza”: El patito feo.
“La muchacha que ayuda con la limpieza mientras es bullyniada por sus hermanastras”: La cenicienta.
“La señora de bien y el hombre que no tiene hogar estable y no quiere trabajar”: La dama y el vagabundo.
“La chica con altos estándares de belleza en coma”: La bella durmiente.
“El individuo con deformación de columna a la altura de los dorsales”: El jorobado de Notre Dame.
“Alicia en el país de las maravillas pero sin menospreciar a otros países que deben tener cosas buenas también”.
En el extremo del abuso deductivo, Sgalazzo propone otro cambio a un clásico: “Alí Babá y los 40 amigos de lo ajeno”, a lo que Charlieuy saltó diciendo que mejor sería: “Alí Babá y los 40 pobres desplazados de la sociedad con problemas de integración”. (…)

Seguiremos con el tema.

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