jueves, 8 de agosto de 2019

Un comentario marginal que está muy lejos de serlo


Simon Leys representa una opinión autorizada en relación a la cultura china debido a su enorme conocimiento en la materia. Uno de los aspectos que llaman su atención es la reiteración del ciclo de pérdida y destrucción de piezas artísticas de inestimable valor.  

El que cada dinastía consiguiese reunir una inmensa concentración de tesoros artísticos es la causa principal de que el patrimonio tradicional chino sufriese repetidamente pérdidas tan masivas. La caída de casi todas las dinastías entrañó el saqueo y la quema del palacio imperial y, con ello, que de golpe se convirtiese en humo la flor y nata de la producción artística de los siglos anteriores. La asombrosa amplitud de estos desastres repetidos la documentan con gran detalle los registros históricos.

Sin embargo, en su opinión, lo anterior adquiere una doble lectura. Por una parte las pérdidas irreparables que ello ha significado pero al mismo tiempo el impulso y fomento de la creatividad.

Podríamos hacer aquí un comentario marginal. Debemos lamentar las gravosas pérdidas que se infligieron a la herencia cultural de China (y de la humanidad) pero debemos preguntarnos al mismo tiempo si quizá no existiría alguna relación entre la inagotable creatividad desplegada por la cultura china a lo largo de los siglos y la tabula rasa periódica que impidió que esa cultura quedase coagulada, inhibida y aplastada por el peso de los tesoros acumulados de épocas anteriores. Las civilizaciones, como los individuos, necesitan cierta dosis de olvido creador. Demasiados recuerdos pueden obstaculizar la actividad espiritual e intelectual (…)

De esta manera queda de manifiesto como en la cultura china existe un estrecho vínculo entre las fuerzas de destrucción y de creación.

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