miércoles, 20 de noviembre de 2019

Dorotea y Freud


No es infrecuente que personas sumamente preparadas coincidan en ciertos conceptos con quienes carecen de formación académica. Entonces queda planteada la duda, ¿será necesario tanto estudio? El ejemplo lo proporciona José Jiménez Lozano

En las estupendas memorias de Llorenç Villalonga (…) la mención de Dorotea, la niñera, que decía: “Un hombre no me espanta, lo que me da es asco”; y explica Villalonga: “Según supe más tarde, cuando siendo jovencita comprendió lo que era el acto sexual, vomitó”.

Será a partir de lo acontecido con Dorotea que el mismo Villalonga –citado por Jiménez Lozano- lo relacione con casos similares que tuvieron lugar en su consulta.

En el curso de mi carrera psiquiátrica, he conocido a una neurótica que reprochaba a la Creación lo mismo que Dorotea: la avaricia que ha provocado que dos funciones tan diferentes como la libidinosa y la urinaria hayan de valerse de un mismo dispositivo.

Tomando en cuenta lo anterior, Llorenç Villalonga concluye: “He aquí cómo una analfabeta coincidía con las elucubraciones de un judío genial que desde Viena empezaba a trastornar el mundo.” Al terminar de citar a Villalonga, será Jiménez Lozano quien reflexione al respecto

(…) lo más interesante en esta anécdota me parece el hecho que subraya Villalonga: que una niñera analfabeta pueda decir exactamente lo mismo que The Lady’s Dressing Room y Cassimus and Peter, de Swift, lo mismo que Freud y Bleuler. Y, desde luego, no ha estado influenciada por esas lecturas; es un aviso que un estudioso o crítico literario no debiera olvidar.

Lo del principio, sucede que consideraciones propias del mundo académico a veces no están tan lejos -como podría suponerse- del ciudadano de a pie.

No hay comentarios: