Diversos
autores han señalado que vivimos en medio de la tiranía de la delgadez por lo
que hacia los gordos se dirige una de las tantas formas de discriminación que existen
en nuestras sociedades. En este contexto, hace algunos años surgió una
iniciativa que podría convertirse en una nueva forma de violencia –en este caso
impositiva- contra los gordos; la nota periodística que da cuenta de ello es de
Cardo Moreno.
Jens
Bonke, un economista danés ha levantado revuelo en su país con una original
propuesta, la de que los gordos deben pagar una tasa impositiva extra por
poseer esa condición. “Tenemos un millón y medio de obesos en nuestro país”,
dice Bonke fundamentando su posición. “La mitad de ellos personas adultas. Los
problemas de salud que resultan de ello son enormes, para no hablar del costo
que supone para la sociedad”, añade.
La
propuesta de Bonke se basa en la injusticia que representa, en su opinión, que
los flacos y los pesos medianos además de hacer los esfuerzos por mantener tal
condición física, todavía encima tengan que subsidiar el gasto extra que
representa para la salud pública la atención especial que necesitan los gordos
por las complicaciones de diversa índole que presentan. Como era de suponer “Bonke
declara que pesa 74 kilos repartidos en 180 centímetros de
altura, lo que lo deja al margen de la eventual tasa impositiva suplementaria.”
De acuerdo con el economista danés –siempre en base al artículo de Moreno- la gordura suele
estar asociada a la pobreza.
Según
Bonke el problema afecta principalmente a las clases de menores recursos, ya
que los ricos tienen medios para pagar algunos de los innumerables y costosos
métodos que el mercado ofrece para bajar de peso. Esta comprobación significa
que se cumple el dicho popular de que “las desgracias nunca vienen solas” ya
que además de gordos y pobres, si la propuesta prospera, muchos tendrán además
que pagar un impuesto extra.
No
sabemos sí la propuesta recibió el apoyo de los flacos pero sí que los gordos
rechazaron la medida y se lo hicieron saber por distintos medios a su promotor.
“Bonke (…) admitió haber recibido muchas cartas, no de felicitación
precisamente, y algunas amenazas telefónicas.”
Ya
no tuvimos noticias de qué sucedió con tan singular iniciativa.
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