martes, 3 de diciembre de 2019

Cuando uno es el reclamo y otra la solución


Existen circunstancias en que la comunicación resulta imposible porque las personas que participan en ella se encuentran en frecuencias muy diferentes.

Un ejemplo de ello lo proporciona Michel Tournier y tiene que ver con algo que le ocurrió a Karl, quien fuera su mejor amigo. En primer lugar veamos el hecho en sí

(…) le ocurrió a él. De vez en cuando regresaba a su Austria natal, pero con sentimientos contradictorios. Los austríacos habían rivalizado con los alemanes en fanatismo nazi. Un día, de regreso de uno de sus viajes, se encuentra en la cartera unos billetes de chelines austríacos. Uno de ellos lleva grabada la efigie de Freud. Debajo, alguien había escrito con bolígrafo: Saujud! (¡Cerdo judío!).

Comenta Tournier que “Karl quedó vivamente impresionado” por lo que decidió protestar ante ello.

Redactó una larga carta en la que vació su corazón. Y la dirigió al presidente Kurt Waldheim con una fotocopia del billete.

Al cabo de unas semanas llegó la respuesta.

Procede del Banco Nacional de Austria. Han recibido su carta. Puede presentarse cualquier día de 9 a 12 y de 14 a 18, a la taquilla 13, donde le cambiarán el billete defectuoso.

Nota aparte requiere la mención de Kurt Waldheim quien fue nombrado Secretario General de la ONU a comienzos de 1972 por un periodo de cinco años. A pesar de que él lo ocultara, diversas investigaciones pusieron en evidencia su pasado nazi tal como lo consignó en su momento una nota de prensa.

Kurt Waldheim logró enterrar su pasado durante veinte años, pero la verdad acabó saliendo a la luz. (…) participó en las SA, la fuerza paramilitar del partido de Hitler antes de la guerra. Esto quería decir que había participado en crímenes durante la Segunda Guerra Mundial. Así lo evidenciaban unos documentos publicados por el periodista de investigación Hubertus Czernin en el diario Profil en 1986, durante la campaña para las presidenciales en la que Waldheim se presentaba como candidato. Hasta ese momento, el mismo personaje llegó a calificarse de ser un tipo respetable, un buen europeo e, incluso, un antibelicista.

Como afirma el popular eslogan: aunque usted no lo crea.

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