Existen
trabajos poco reconocidos y que sin embargo hacen posible que la vida citadina
no sea más caótica de lo que de por sí ya lo es. Cambian focos dañados, señalizan
calles y avenidas, reparan el pavimento, riegan la jardinería, etc. Mauricio
Sanders da visibilidad a una de estas cuadrillas nocturnas integrada por
mujeres encargadas de la limpieza.
Barren el
Periférico, en las madrugadas, cuadrillas de mujeres fosforescentes. Se
protegen con anaranjado (…) Las mujeres con overoles barren con escobas de vara,
las escobas más resistentes. Barren junto a la valla que separa a los que van
de los que vienen. Con las escobas más resistentes las mujeres limpian de polvo
y basuras la vía rápida.
Las
basuras del Periférico se clasifican en restos animales, restos de perros, de
gatos, de roedores deslumbrados, perdidos entre las ruedas de los que van y los
que vienen; papeles, cartones y celofanes; polvo, arenas de erosión, sedimentos y cristales; llantas, vidrios rotos,
esquirlas de plásticos amarillos y rojos. Las mujeres las barren, quitan con
varas las basuras, el pellejo renegrido del gato, las hojas de eucalipto
desprendidas por la granizada, el pedazo del espejo roto en un choque. Separan
el pellejo de la hoja, la hoja del papel. Quitan las basuras mientras todos,
menos los ebrios y los celosos, duermen.
Momento
de agradecer.
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