Ya nos
referiremos al tema de los museos como una forma idónea de conservación y
difusión del patrimonio cultural. Ahora -guiados por Andrés Trapiello- la
cuestión es en relación a ¿qué es lo que se debe conservar?
(…) A
propósito de estas pequeñas vergüenzas, de las que sus autores son inocentes,
recuerdo el día en que fuimos a visitar la casa de J. R. J. [Juan Ramón
Jiménez] en Moguer. El guía se empeñó en enseñarnos como un favor especial la
ropa blanca del poeta, ya apolillada, polvorienta, todo menos blanca. Y nos
enseñó un traje azul marino colocado en un hombre de madera oscura, un traje
raído por el tiempo y con un cendal blanquecino sobre los hombros y las
solapas.
Concluye
Trapiello subrayando la ausencia de jerarquización, o más aún las prioridades
equivocadas, puestas de relieve en aquella visita. “Para aquel guía, que Juan
Ramón Jiménez hubiera escrito una obra poética de primer orden no era nada
extraordinario. En cambio, que hubiera gastado calzoncillos como los suyos lo
encontraba admirable.”
Y no
es sólo asunto de museos.
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