En un artículo anterior me permití discrepar nada
menos que con Fernando Savater (http://habladuriacronicasdelocotidiano.blogspot.com/2020/04/no-don-fernando-esto-no-se-acabo.html).
En los días de encierro, al igual que todos, estoy
teniendo ciertos aprendizajes que –para que no queden tan solo en un conjunto
de buenas intenciones- quiero recordar y es con esta intención que los enuncio
a continuación:
*En momentos críticos quisiéramos vivir en el marco de
sociedades: armoniosas, justas, incluyentes, con recursos económicos,
instituciones sólidas, normas que se respeten, dirigentes preparados, periodismo
plural y honesto...
Antes hay que construirlas
* Como dice Luz Sánchez-Mellado: “Las crisis nos
retratan mejor que las rectoscopias. (…) Mientras unos reman a todo bíceps y
aplazan el legítimo motín para cuando la vía esté taponada, otros, hartos de
pan y wifi en casa o el despacho, reparten sumarísima justicia tuitera sin
aportar más que su veneno.”
* Estamos viviendo una situación de por sí muy
dolorosa (Covid-19) que se agrava por las condiciones sociales de injusticia,
corrupción, impunidad y violencia (organizada, poco organizada, desorganizada)
en que nos encuentra.
* La prioridad de la hora es irrenunciable: actuar en
forma solidaria.
* Son momentos que se prestan a sentir miedo al mismo
tiempo que mucho enojo. Las fronteras entre uno y otro pueden ser difusas.
* Los intereses no descansan y por tanto hay
periodistas, políticos, empresarios, intelectuales, etc., que buscan
"gestionar" el enorme caudal de enojo social hacia sus objetivos
personales y corporativos, en el afán de seguir conservando sus privilegios.
* Ante ello es importante reivindicar el derecho a
dirigir el enojo hacia donde lo oriente el análisis de causas que cada quien
realice libremente.
* Llegará el momento de actuar solidariamente para
cambiar las condiciones sociales que agravan este momento.
*Son muchos quienes al ver de qué dolorosa manera se
ponen de manifiesto las consecuencias de sus propios actos, pasan a ejercer el
que Manuel Rivas identifica como el oficio más antiguo del mundo: mirar para
otro lado.
Las responsabilidades siempre hay que facturárselas a
otros. ¿Será esto lo que Pascal Bruckner identifica como la tentación de la inocencia?
*“La credibilidad es hoy un bien escaso en México. Uno
podría pensar que hace algunos años estaba diferenciada: los mexicanos no le
creían a los partidos políticos, pero sí al instituto electoral; no le creían
al gobierno, pero sí a la sociedad civil; no le creían a algunos medios
informativos, pero sí a otros. Hoy, con mediciones de encuestas sobre el tema,
podemos ver que la falta de credibilidad incluye a la propia sociedad civil.
(…)
Es
notable el desdén con el que la ciudadanía trata la información a la que está
expuesta. (…) la incredulidad refleja muy probablemente el hartazgo con el
estado de cosas.
A
los políticos en México se les cree poco o no se les cree, pero los medios de
comunicación y las redes sociales no están mucho mejor. Incluso las
organizaciones de la sociedad civil comparten hoy bajos niveles de
credibilidad, junto con los medios y con las redes sociales, todas por debajo
de un tercio de la población nacional que dice creerles mucho o algo. Esto
comparado con 1 de cada 10 que dice creerle a los políticos. (…)
Habrá
que preguntarse qué necesita la sociedad mexicana para refrescar sus bases de
confianza y de credibilidad.”
(Alejandro
Moreno. Este País, junio de 2017)
Siempre,
pero más aún en este momento que atravesamos, valoramos la credibilidad como
bien fundamental que hace posible una convivencia más armónica en nuestras
sociedades.
Y esto
no podemos encargar que nos lo traigan en un vuelo humanitario junto con los
equipos que hoy tanto se necesitan.
*No puedo asegurar que la noticia sea verdadera:
algunas fuentes señalan que en las compras de ventiladores y otros equipos
médicos realizadas por los gobiernos en estos días, se ha recurrido a
intermediarios que han inflado notablemente los precios.
Ojalá y no sea cierto.
En el caso que lo sea:
a) no entiendo entonces para qué tantos agregados
comerciales en las embajadas, tantos tratados de colaboración entre países;
b) claro que hay que ganarse la vida, pero hay de
formas a formas;
c) declaro a tales mercaderes (intermediarios, jefes
de compras beneficiados con la adquisición, etc.) personas non gratas en mi horizonte personal.
Sí, aunque ello los tenga sin cuidado alguno.
*Según lo señala Pablo Mendelevich: “La frase ‘cuanto peor, mejor’ la esculpió, al
parecer, un revolucionario socialista ruso del siglo XIX (…) Nikolái
Gavrílovich Chernyshevski, cuyos escritos inspiraron a Lenin.”
Me cuesta mucho creer -y ojalá que mi percepción sea
errónea- que desde opciones ideológicas muy diferentes a las que dieron lugar a
la frase aludida, haya tantos que en estos difíciles momentos militen a favor
de dicha causa.
A ellos también los declaro personas non gratas en mi
horizonte personal.
Sí, aunque no les inquiete en lo más mínimo.
*En la evidencia de la crisis provocada por años de
complicidad (en el peor de los casos) o ineptitud (en el mejor), invariablemente
llega el momento en que los piromaníacos de ayer presumen ser los bomberos de
hoy.
* Es curioso -por decir lo menos- que quienes
consintieron o, peor aún, generaron las causas hoy se indignan al ver las
consecuencias.
Y así es como surge un nuevo movimiento de indignados.
Palabra que, por lo visto, ya está dando para todo.
*Finalmente, no quiero olvidar aquellas palabras de
Octavio Paz:
…para que pueda ser he de ser otro,
salir de mí, buscarme entre los otros,
los otros que no son si yo no existo,
los otros que me dan plena existencia,
no soy, no hay yo, siempre somos nosotros…
Estos aprendizajes aspiran a no ser efímeros, a quedar
en la memoria para que puedan motivar algunos cambios en la forma personal y
social de vida. Es por ello que la respuesta a Savater concluía diciendo:
No, don Fernando. En muchos sentidos, esto apenas está
empezando.
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Dicho lo anterior –y para expresarlo en el lenguaje
habitual en estos casos- Habladuría regresa
a su programación habitual.
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