lunes, 11 de mayo de 2020

Libros al peso


Varios son los indicadores que entran en juego a la hora de cotizar un libro en el mercado bibliográfico. Así es como diversos factores intervienen en tal operación: renombre del autor, éxito de la obra, nuevo o usado, edición, estado, encuadernación, antigüedad, calidad del papel, tamaño de la letra, diseño de portada, existencias en el mercado, etc.

Sin embargo, en tan solo unas pocas líneas Juan José Millás nos informa de la existencia de una librería que decidió cambiar la jugada.

En un mercado de Madrid acaban de inaugurar una librería de segunda mano en la que venden los libros al peso.
-Póngame un cuarto de quilo de Shakespeare –dices.
Y el tendero te pone un cuarto de quilo de Shakespeare o de Corín Tellado, lo que pidas. Todos los autores valen lo mismo, porque su nombre no cotiza. Lo que hace que unos libros sean más caros que otros son detalles formales como la encuadernación o el espesor del papel. Un volumen de tapa dura es a uno de bolsillo lo que un pedazo de jamón de York a uno de chóped. Parece que la fórmula funciona porque a la gente le hace gracia esto de adquirir la sabiduría o el entretenimiento al peso.

Así pues las obras completas (que alguien dijo que con frecuencia suelen ser demasiado completas) llevan las de ganar ante verdaderas maravillas que los son precisamente por su brevedad. Y a ese respecto, concluye Millás: “Los libros de poesía, que suelen ser famélicos, están tirados, nunca mejor dicho.”

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