El propósito de la
regla de San Benito (siglo VI) reside en organizar y cuidar la vida de los
monjes. Quince siglos después hay aspectos que conservan su lozanía, como
algunas de las orientaciones -citadas por Jorge Sans Vila- dirigidas al abad.
El abad prefiera
siempre la misericordia a la justicia...
Y en la corrección
misma proceda con prudencia y en nada sea excesivo, no sea que queriendo raer
demasiado la herrumbre, se quiebre el vaso; tenga siempre en cuenta su propia
fragilidad y acuérdese que no debe quebrantar la caña hendida...
Procure ser más
amado que temido...
Y ora se trate de
cosas de Dios o del siglo, discierna y modere la tarea que asigna pensando en
la discreción del santo Jacob, que decía: Si fatigare mis rebaños haciéndoles
andar demasiado, morirán todos en un solo día.
Avisados.
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