martes, 28 de julio de 2020

Viejas y nuevas canciones


Constituye una paradoja el que los cantores -al igual que otros artistas- pueden ser víctimas de sus propios éxitos. Recuerdo que en tiempos de la dictadura en Uruguay, se presentó Daniel Viglietti en un recital de canto popular en la ciudad de México (en el Auditorio Nacional, si no me traiciona la memoria). Entre los asistentes nos encontrábamos muchos sudamericanos y también, por supuesto, mexicanos.

Da inicio su actuación y comienza a cantar algunos temas nuevos como el de “Las hormiguitas” pero el público pide a gritos sus antiguas canciones: “¡A desalambrar!”, “¡Niño mi niño!”… En un momento Viglietti interrumpe su presentación y visiblemente molesto comenta que es muy difícil componer nuevas canciones en el exilio y si luego de ese trabajo, no hay chance de presentarlas…

El público enmudeció. Viglietti cantó sus nuevas canciones y también las clásicas.

A ello también se refería Alfredo Zitarrosa, entrevistado por María Esther Gilio

En el momento en que una canción la cantaste cientos de veces se transforma en tu enemiga. La conocés por todos lados y sabés que es imposible aportar a ella nada nuevo. La frescura que tenía las primeras veces que fue cantada ya se perdió. Yo siento, cuando la canto, que ya no tengo nada que dar.

Pero -añade Zitarrosa- “en cambio… una canción nueva, fresquita, puede salvar todo un recital”.

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