martes, 27 de abril de 2021

Falsas esperanzas

 

Hay palabras que sería preferible verlas caminar siempre solas; tal es el caso de esperanza. Sin embargo, la historia muestra la necesidad de mantenerse a sana distancia de las esperanzas peligrosas, tema al que ya nos hemos referido en este espacio (http://habladuriacronicasdelocotidiano.blogspot.com/2016/04/aplican-restricciones.html).

Por su parte, Isaac Bashevis Singer también profundiza en la cuestión de las falsas esperanzas cuando aquello ya se veía venir.

En cuanto a mí, ya que no era lo bastante valiente para suicidarme, la única posibilidad que tenía de sobrevivir consistía en escapar de Polonia. No era necesaria una especial clarividencia para prever el infierno que se avecinaba.

Pero no todos podían ver lo que ya se respiraba en el aire enrarecido de ese entorno.

Sólo aquellos que vivían totalmente hipnotizados por ridículos eslóganes eran incapaces de ver lo que se nos venía encima. No faltaban demagogos o simplemente necios que incitaban a las masas judías a luchar subiéndose a las barricadas junto a los polacos gentiles, con la promesa de que, tras su victoria sobre el fascismo, aquéllos y éstos se sentirían para siempre hermanos en Polonia.

En el ámbito religioso -prosigue Bashevis Singer- también se escuchaban voces que abrían puertas a la falsa esperanza.

Por su parte, los líderes religiosos judíos auguraban que si los judíos estudiaban la Torá y enviaban a sus hijos a estudiar en jéders y yeshivás, el Todopoderoso realizaría milagros en su ayuda.

Pero fe y conocimiento -continúa Isaac Bashevis Singer- no tienen por qué tomar caminos opuestos.

Aunque siempre había creído en Dios, yo tenía suficiente conocimiento de la historia judía para dudar de sus milagros. En los tiempos de Jmielnitski, los judíos habían estudiado la Torá y vivían entregados a la fe judía quizá más que en ninguna generación anterior o posterior. Por entonces no existía la ilustración ni la apostasía. Todas las víctimas de la tortura y la masacre fueron judíos devotos.  Acerca de esa época yo había escrito un libro, Satán en Goray.

Así fue como muchos quedaron esperando un milagro que -¡ay!- nunca llegó.

No hay comentarios: