Hay ocasiones en que la asociación
de ideas o conceptos está cantada, es decir que viene servida en bandeja. En
otras circunstancias se requiere de una buena dosis de ingenio; así acontece
con José Luis Melero cuando vincula cardiología con literatura.
Mi amigo el cardiólogo Ángel Artal dice siempre que
hay que hacer ejercicio para prevenir las cardiopatías coronarias. Ejercicio,
asegura, y no esfuerzo. Y diferencia muy gráficamente el ejercicio del
esfuerzo: ejercicio es caminar, pasear en bicicleta o nadar relajadamente, y
esfuerzo es correr la maratón, empeñarse en terminar la Quebrantahuesos o hacer
trescientos largos en la piscina.
Lo anterior le permite a Melero enfilar
hacia un enfoque original en su línea argumentativa.
Yo, por eso, y siguiendo su ejemplo, nunca terminé Paradiso de Lezama Lima. Bien está el
ejercicio, y por eso leí hasta un centenar de páginas la vez que más, pero me
acordaba de lo malo que es el esfuerzo y entonces abandonaba rápidamente la
lectura para tratar de evitar una de esas pérfidas cardiopatías.
Seguramente cada lector tendrá su
propia lista de títulos que mantiene a prudencial distancia para prevenir
complicaciones cardíacas.
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