martes, 22 de junio de 2021

El límite del ejercicio lector


Hay ocasiones en que la asociación de ideas o conceptos está cantada, es decir que viene servida en bandeja. En otras circunstancias se requiere de una buena dosis de ingenio; así acontece con José Luis Melero cuando vincula cardiología con literatura.

Mi amigo el cardiólogo Ángel Artal dice siempre que hay que hacer ejercicio para prevenir las cardiopatías coronarias. Ejercicio, asegura, y no esfuerzo. Y diferencia muy gráficamente el ejercicio del esfuerzo: ejercicio es caminar, pasear en bicicleta o nadar relajadamente, y esfuerzo es correr la maratón, empeñarse en terminar la Quebrantahuesos o hacer trescientos largos en la piscina.

Lo anterior le permite a Melero enfilar hacia un enfoque original en su línea argumentativa.

Yo, por eso, y siguiendo su ejemplo, nunca terminé Paradiso de Lezama Lima. Bien está el ejercicio, y por eso leí hasta un centenar de páginas la vez que más, pero me acordaba de lo malo que es el esfuerzo y entonces abandonaba rápidamente la lectura para tratar de evitar una de esas pérfidas cardiopatías.

Seguramente cada lector tendrá su propia lista de títulos que mantiene a prudencial distancia para prevenir complicaciones cardíacas.


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