Hay
momentos en que las palabras necesitan colores para poder decir lo que quieren
expresar, de no ser así aquello podría quedar muy descolorido. Un artículo de Selecciones del Reader’s Digest aborda
la cuestión.
(…) cuando hablamos de una novela rosa,
entendemos que es de tema romántico y que los enamorados se casan al final,
después de unas cuantas (o muchas) peripecias más o menos realistas. Y también,
al decir que fulano se puso blanco como el papel al enterarse de la
noticia, entendemos la idea.
Los viejos verdes, ya se sabe,
cortejan a las jovencitas, y los chistes colorados no deben contarse
delante de los niños. Un moretón está señalado, evidentemente, por un
lindo color morado de resultas de algún golpe; por cierto que durante varios
días evolucionará volviéndose azul, verde y de un amarillo enfermizo, antes de
desaparecer por completo.
El amarillo es el color que
compite con el verde en el rostro de las personas envidiosas, y la ira
suele revelarse por un rostro de color púrpura o morado, aun
cuando no faltará quien exclame: "¡Estoy negro de coraje!"
Y si se dice de alguien que es gris
de pies a cabeza, se está implicando que esa persona carece de originalidad o
siquiera de alguna característica que destaque.
¿Y por qué es un príncipe azul?
(...) se llama así al príncipe encantador de que nos hablan los cuentos de
hadas, aquel que recoge la zapatilla de cristal de Cenicienta o despierta con
un beso a la Bella
Durmiente o a Blanca Nieves. Y, por extensión, es el hombre
joven, rico y guapo, que todas las jovencitas esperan encontrar para que se
case con ellas.
¿Hay algo más gráfico que el color
para expresar matices físicos o psicológicos?
El
“orden social” atribuyó a lo “negro” un conjunto de características negativas,
mientras que lo “blanco” era identificado con lo positivo.
(…) Toda la idea de negrura fue una
trama lingüística que reflejó el racismo de esos y estos tiempos. Todo lo negro
es oscuro, perverso, maldito, triste, melancólico, mientras que blanco es pureza,
virginidad, santidad, castidad. El idioma se ha ocupado con impiedad de marcarlo:
oveja negra, viuda negra, lista negra, mercado negro, magia negra, negro
porvenir (…)
(el blanco) es el símbolo de la
pureza, la inocencia, la santidad y la virginidad. Cuando los niños reciben el
bautismo o la primera comunión, visten de blanco, así como las novias y el
Santo Padre. Los sacerdotes de la antigüedad siempre usaban vestimentas
blancas. Osiris, el dios de los egipcios, llevaba una corona blanca. El funeral
de César fue rodeado de tonos blancos y los persas afirmaban que los dioses
siempre vestían de blanco.
Se
ha querido corregir el despropósito del racismo con un habla considerada como
políticamente correcta y que a veces además de quedar solo en la superficie del
tema, no representa solución alguna. Con su estilo provocador Arturo
Pérez-Reverte se rebela contra ello.
Estaba el arriba firmante sentado en
Recoletos, cuando pasó un negro. Era un negro normal, con buena pinta, que iba
con su bolsa de El Corte Inglés en la mano. Cerca de mí jugaba un niño de seis
o siete años, con una pistola y una enorme placa de sheriff. Y cuando pasó por
delante el fulano, el zagal se fue detrás pegándole tiros. Pum. Pum. Él se
partió de risa y siguió camino, a lo suyo. Entonces, la madre del crío, que
estaba cerca, le dijo al enano:
-ÁIvaro, no molestes a ese señor de
color.
No dijo a ese negro, ni tampoco a ese
señor. El pequeño pistolero obedeció, no sin antes dedicarle al paseante un último
tiro, el de gracia (…)
Lo malo no es admitir que hay otras
razas, sino creerse superior a ellas. Por eso me queman la sangre todos los
mingafrías que no se atreven a pronunciar la palabra negro por culpa de su mala conciencia, y la disfrazan con la jujana
del color, como si así le suavizaran el tinte. Un color negro evidentemente, porque
por muchas vueltas que le des, ninguna piel negra es color rosa. O llaman, que
ésa es otra, con el estúpido paternalismo que no sé de dónde diablos sacan
ciertas mulas de varas y comentaristas deportivos varios, morenito a un licenciado en Filosofía o en Química Nuclear. O a un
fulano de dos metros que juega al baloncesto y cuando sonríe parece el teclado
de un piano.
Los
niños están más libres de tanta mala conciencia y a ello se refiere
Pérez-Reverte. “Resulta muy significativo que los que menos importancia dan al
carácter socialmente negativo de tal o cual color de piel sean precisamente los
niños. Ningún renacuajo se apartará de otro o dejará de jugar con él porque su
raza sea distinta, sino al contrario; la curiosidad natural lo empuja siempre a
acercarse, y tocarlo, y estar en contacto.” Muchos son los testimonios que dan
cuenta de esta mirada desprejuiciada que tienen los niños; José Saramago comparte
su vivencia.
Diálogo de un anuncio de automóviles
en televisión. Al lado del padre, que conduce, la hija, de unos seis o siete años,
pregunta: «Papá, ¿sabías que Irene, mi compañera de clase, es negra?». Responde
el padre: «Sí, claro...». Y la hija: «Pues yo no...». Si estas tres palabras no
son propiamente un puñetazo en la boca del estómago, son sin duda otra cosa: un
mazazo en la mente. Se diría que el breve diálogo no es más que el fruto del
talento creador de un publicitario con genio, pero, aquí al lado, mi sobrina
Julia, que no tiene más que cinco años, preguntada sobre si en Tías, lugar
donde vivimos, había negras, respondió que no sabía. Y Julia es china...
(…) La cuestión es que, al revés de lo
que generalmente se cree, por mucho que se intente convencernos de lo
contrario, las verdades únicas no existen: las verdades son múltiples, sólo la
mentira es global. Las dos niñas no veían negras, veían personas, personas como
ellas mismas se ven a sí mismas, luego la verdad que les salió de la boca fue
simplemente otra.
Los
niños van haciendo suya la mirada discriminatoria a medida que van creciendo ya
que como dice Arturo Pérez-Reverte “sólo a medida que nos hacemos mayores, y
perdemos la inocencia, la sociedad correspondiente nos impone sus filias y sus
fobias, que asumimos para congraciarnos con nuestra tribu”.
1 comentario:
Es curioso, la predominancia del blanco es occidental, en el oriente (china, Japón, Tailandia, Malasia...) el blanco es el color delduelo y del dolor y el negro de la alegría... ¿por qué los occidentales tenemos que pensar que lo que nosotros pensamos, nuestras formas de expresanros, son universlas?
Adolfo Chapper
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