lunes, 22 de junio de 2020

Psicosociología del paraguas


En otras ocasiones nos hemos referido al paraguas (http://habladuriacronicasdelocotidiano.blogspot.com/2018/05/anacronismo-del-paraguas.html) pero creemos no equivocarnos ante la oportunidad de regresar al tema.

Sucede que Andrés Trapiello realiza un ejercicio de prognosis acerca de la vida de un grupo de jóvenes a partir de su relación con el paraguas.

Me levanté muy temprano, para estar a las ocho y media en la calle, y darme un paseo. Parecía una ciudad diferente, animada y activa. Se había llenado de estudiantes que iban a clase. No se distinguían bien los de instituto de los de universidad. Llevaban todos paraguas, cerrados porque no llovía, aunque el cielo tenía un color pizarra preocupante. Llamaba la atención lo de los paraguas en manos de gente menuda, porque los paraguas son más bien cosa de viejos, los jóvenes aman la lluvia sobre la frente. Pensé, probablemente los que llevan paraguas son los que ocuparán el día de mañana los puestos relevantes de la sociedad. En cambio los que iban a cuerpo gentil parecían más jóvenes, más guapos, y caminaban en compañía de otros sin paraguas, charlando animadamente. Los de los paraguas iban solos, cada cual por su cuenta. Sin duda, estos medrarán.

Las observaciones de Trapiello quedarán en una simple especulación más al no contar con los medios que le permitirían verificar sus vaticinios.

Si hubiese uno tenido facultades para ello y modos, les hubiera puesto a cada espécimen uno de esos chips que se les coloca a los animales, delfines, renos, tortugas, para hacer un seguimiento de sus vidas y corroborar la hipótesis; los paraguas a los dieciocho años llevan directo a una poltrona y al matrimonio.

¿Qué habrá sucedido con aquellos jóvenes?

El improbable lector tiene la palabra, es hora de hacer conjeturas.

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