Ya nos hemos referido a algunos
de los desafíos que implica educar para la ciudadanía (http://habladuriacronicasdelocotidiano.blogspot.com/2013/04/los-juegos-de-la-democracia.html).
En lo que respecta a la democracia existe una gran diferencia entre cómo
debería ser y cómo es, lo que genera un -por diversas razones- muy peligroso cansancio
ciudadano.
Muchas fuentes coinciden en
que la democracia siempre está en obra, en proceso, en construcción y, al igual
que sucede con la libertad, nunca está en mayor peligro que cuando se da por
hecha.
Y es que llegar a conformar sociedades
respetuosas de las normas comunes, de la diversidad, justas y equitativas,
tiene su chiste. Antonio Muñoz Molina subraya el carácter antinatural de
la convivencia y a partir de su reflexión podemos concluir que:
- lo
natural no es la igualdad sino el dominio de los fuertes sobre los débiles
- lo
natural es el clan familiar y la tribu, los lazos de sangre, el recelo
hacia los forasteros, el apego a lo conocido, el rechazo de quien habla
otra lengua o tiene otro color de pelo o de piel
- lo
natural es la ignorancia: no hay aprendizaje que no requiera un esfuerzo;
prejuicio vs saber
- lo
natural es la barbarie, no la civilización. El grito o el puñetazo y no el
argumento persuasivo, la fruición inmediata, y no el empeño a largo
plazo
- lo
natural es que haya señores y súbditos, no ciudadanos (…) pasividad vs
participación
- la
tendencia infantil y adolescente a poner las propias apetencias por encima
de todo, sin reparar en las consecuencias que pueden tener para los otros,
es tan poderosa que hacen falta muchos años de constante educación para
corregirla (…) Lo natural es exigir límites a los demás y no aceptarlos en
uno mismo. Creerse uno el centro del mundo
Desconocer la complejidad del
tema y aproximarse al mismo con una perspectiva ingenua es parte del problema.
En lo dicho, crear comunidad
es tarea diaria y para siempre.
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